FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS: figura relevante de Agaete. Intelectual, político y empresario distinguido de Gran Canaria, 1860-1930
Etnografía, Historia, Personajes, Publicaciones, Textos históricos

FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS

FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS: figura relevante de Agaete. Intelectual, político y empresario distinguido de Gran Canaria, 1860-1930 

 

FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS: figura relevante de Agaete. Intelectual, político y empresario distinguido de Gran Canaria, 1860-1930 
FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS

 

Antonio J. Cruz y Saavedra

<<agaeteconrigor>>

2020

 

FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS: figura relevante de Agaete. Intelectual, político y empresario distinguido de Gran Canaria,

1860-1930  

 

FRANCISCO BETHENCOURT DE ARMAS: a relevant figure of Agaete. Intellectual, politician and distinguished businessman of Gran Canaria, 1875-1958

 

 

RESUMEN

 

Escasos son los personajes nacidos en Agaete con una carrera política y empresarial tan deslumbrante y brillante como la de Francisco Bethencourt de Armas. Este intelectual de reconocido mérito realizó la instrucción elemental en Agaete, la enseñanza secundaria en el Colegio de San Agustín de Las Palmas y la licenciatura en Derecho en Madrid. D

Después de su etapa en la capital, donde trabajó en la administración pública y como redactor de un reconocido periódico, regresó a Canarias donde fue elegido Diputado Provincial por el distrito de Guía de Gran Canaria y luego de Las Palmas.

Fue Delegado del Gobierno en las Canarias Orientales, miembro de la ejecutiva del Partido Liberal Canario, Presidente de la Sociedad Adjudicataria de Arbitrios de Puertos Francos, Concejal y Alcalde de Las Palmas, Presidente de la Junta Local de Cosecheros de la Asociación de Gremios y Consejero y Vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria.

Además de socio de número y Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y fundador del Real Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria.

Por su trayectoria fue condecorado con la Cruz de Carlos III y por su contribución con este pueblo se rotuló una de sus calles. Aquí nuestro reconocimiento a un hijo ilustre de este municipio.

Palabras clave: Alcalde, Delegado del Gobierno, empresario, intelectual, político.

 

ABSTRACT

Scarce are the characters born in Agaete with a political and business career as dazzling and bright as Francisco Bethencourt de Armas.

This intellectual of recognized merit performed elementary instruction in Agaete, secondary education at the College de San Agustín de Las Palmas and a law degree in Madrid.

After his time in the capital, where he worked in public administration and as editor of a well-known newspaper, he returned to the Canary Islands where he was elected Provincial Deputy for the district of Guía de Gran Canaria and then in Las Palmas. He was Delegate of the Government in the Eastern Canary Islands, member of the executive of the Canarian Liberal Party, President of the Award Winning Arbitration Society, Councilor and Mayor of Las Palmas, President of the Local Board of Harvesters of the Association of Guilds and Counselor and Vice President of the Cabildo de Gran Canaria.

In addition to a number partner and President of the Royal Economic Society of Friends of the Country and founder of the Royal Nautical Club of Las Palmas de Gran Canaria.

For his career he was awarded the with Cross of Carlos III and for his contribution to this town one of its streets was labeled. Here our recognition of an illustrious son of this municipality.

 

Keywords:

Mayor, Government Delegate, businessman, intellectual, politician.

 

A todos los intelectuales y políticos de este pueblo

que contribuyeron con el progreso de

Agaete, Gran Canaria y Canarias.

 

 

1. Francisco Bethencourt de Armas: apuntes biográficos de un hombre ilustre

 

Nacimiento

 

Francisco Bethencourt de Armas, era hijo legítimo de José Betancort y Reyna y de María Encarnación de Armas Jiménez.

Nació en Lagaete el 19 de diciembre de 1860 y fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción por el párroco Antonio Agustín González y Vega el 22 de diciembre de 1860, recibiendo el nombre de Francisco Cayetano Nemesio María del Carmen.

Siendo sus abuelos paternos José Betancort Pinto y Micaela Reyna y Quesada, vecinos de Gáldar, y sus abuelos maternos Francisco de Armas Pino y Ana María Jiménez Jorge, vecinos de Agaete. Actuando de padrino su tío materno Antonio de Armas Jiménez.

Su abuelo paterno, José Betancort Pinto, fue Alcalde de la Villa de Gáldar en 1859 y un hacendado del lugar.

En cambio su padre, José Bethencourt y Reina, fue Inspector de Hacienda y también Alcalde de Gáldar en 1898; mientras que su madre, María Encarnación de Armas Jiménez[1], era hermana del acaudalado e hijo ilustre de Agaete Antonio de Armas Jiménez[2].

Asimismo, era sobrino de Francisca Bethencourt y Reina[3], que casó el 14 de marzo de 1853 con el Alférez de fragata Francisco Rodríguez Reyes y a la sazón Alcalde de Mar de Gáldar en 1865[4]; del secretario del Ayuntamiento de Teguise Domingo Lorenzo y Bethencourt, del profesor de Pedagogía Severino Lorenzo y Bethencourt y de María Dolores Bethencourt y Reina[5].

Además de primo de Ana de Armas Merino, de Francisco de Armas Clos, de los Alcaldes de Gáldar Francisco Lorenzo Vázquez de Figueroa y de Luis Rodríguez Bethencourt, del funcionario de Hacienda José Batllori y Perera, de Justiniano Lorenzo y Bethencourt y del Cronista Oficial de Gran Canaria y Director de la Biblioteca Municipal José Batllori y Lorenzo.

 

Fallecimiento

El ilustre agaetense, Francisco Bethencourt de Armas fallecía de uremia a las cuatro de la tarde del día 11 de abril de 1930 en su domicilio de la calle Castillo nº 11, a los 69 años de edad.

Su cuerpo difunto fue enterrado en el cementerio de Las Palmas, constituyendo su sepelio una manifestación de duelo, calificándolo la prensa de patriota, hombre ejemplar y persona de gran relieve político y humano, oficiándose por su muerte misas tanto en la capital como en su pueblo.

 

Nominación de una calle con su nombre

Por sus desvelos por su municipio, el 8 de enero de 1931 la Corporación Municipal presidida por el Alcalde Juan García Martín, acordaba que la histórica calle de Las Nieves pasara a denominarse de Francisco Bethencourt Armas, pasando aquella a rotular una vía en el puerto de Las Nieves.

 

 

Firma del Alcalde Juan García Martín, 1930
Firma del Alcalde Juan García Martín, 1930

 

Infancia en Agaete – Instrucción básica

Su infancia transcurrió en Agaete, donde posiblemente recibiera la Instrucción Elemental en la escuela que regentaba Cristóbal Ramos y Ponce –maestro de excelentes dotes según el Inspector educativo–, ya que el inolvidable maestro José Sánchez y Sánchez, de cuya escuela y metodología empleada trascendió las fronteras de Canarias, se incorporó al magisterio en este pueblo el 20 de julio de 1873.

Colegio de San Agustín de Las Palmas

Acabada la instrucción básica ingresó en el Colegio de San Agustín de Las Palmas en 1871, a los 10 años, permaneciendo en dicha institución hasta 1877[6].

Formación académica en Madrid

Trasladándose a Madrid para iniciar su carrera universitaria en la Facultad de Filosofía y Letras entre 1878 y 1881 y en la Facultad de Derecho de la Universidad Central desde 1879 a 1885, residiendo en la capital del Reino de España hasta su regreso a Canarias donde fue elegido Diputado Provincial por el distrito de Guía de Gran Canaria.

Residiendo en Madrid y en nombre de su tío José de Armas Jiménez, Juez electo de 1ª Instancia del distrito de la Catedral de San Juan de Puerto Rico, el 30 de agosto de 1882 dirigía escrito al Ministro de Ultramar exponiéndole que su tío residía en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad donde hacía escala los vapores de la Compañía Trasatlántica con quienes el Gobierno tenía contratado el pasaje oficial, para concertar el embarque en el buque que hacía escala el 13 de septiembre, suplicando al Ministro que ordenara a la compañía para que le recogiera en el punto expresado.

Accediendo la Dirección General de Hacienda el 1 de septiembre a lo solicitado, procediendo a dar las órdenes oportunas para que se le permitiera subir a bordo en el puerto de Las Palmas el día señalado.

Redactor en el Periódico El Día y funcionado de Instrucción Pública

Durante su periplo en Madrid, formó parte de la redacción del periódico El Día, un diario independiente de tendencia liberal y monárquico.

Ejerciendo en 1888 de secretario del Director General de Instrucción Pública, formando parte de la plantilla de los Ministerios con el rango de oficial de tercera en 1892.

Ocupando, según la relación de empleados hecha pública por el Ministerio de la Gobernación de 1 de enero de 1894, el puesto nº 15 del escalafón del personal adscrito a la Administración Civil, con una antigüedad en el empleo de 5 años y 24 días, y en la Administración del Estado de 11 años, 3 meses y 28 días de servicios prestados, figurando con plaza de Auxiliar de la Clase de Quintos del Ministerio; contaba tan solo con 33 años de edad.

 

 

José Batllori y Lorenzo, 1878-1929. Cronista Oficial de Gran Canaria
José Batllori y Lorenzo, 1878-1929. Cronista Oficial de Gran Canaria

 

 

 

Traslado definitivo a Canarias, 1893.

 

A principios de diciembre de 1893, tomaba el tren correo de Andalucía para embarcar en Cádiz con destino a Canarias.

A partir de entonces fijó su residencia definitiva en Gran Canaria, renunciando a su etapa y empleos en Madrid.

Por esta razón, el 31 de marzo de 1894, dentro de las disposiciones dictadas por el Ministerio de la Gobernación, declaraba cesante a Francisco Bethencourt de Armas como oficial de cuarta clase, con el rango de escribiente del Ministerio.

Se convertiría en un viaje sin retorno, emprendiendo una nueva etapa de su vida y profesional en Canarias, siendo elegido meses después Diputado Provincial por el distrito de Guía de Gran Canaria, iniciando así una meteórica y fulgurante carrera en lo político, en lo social y en el ámbito empresarial.

Tomaba así el relevo del que fuera Presidente de la Diputación Provincial de Canarias y Diputado por el distrito de Guía, su tío materno José de Armas Jiménez, que fallecía el 30 de abril de 1894, después de una intensísima actividad política y como magistrado de las Audiencias de Puerto Rico y Cuba.

 

 

Plaza del Espíritu Santo, Las Palmas. A la derecha la antigua calle Puertas, donde residía Francisco  Bethencourt de Armas. Foto de Jordao da Luz Perestrello. Fedac, 1900-1910
Plaza del Espíritu Santo, Las Palmas. A la derecha la antigua calle Puertas, donde residía Francisco Bethencourt de Armas.                                                                  Foto de Jordao da Luz Perestrello. Fedac, 1900-1910

 

 

Contracción de matrimonio con María del Carmen Dominga de Quintana, 1898.

 

Una vez establecido en Las Palmas, contraía matrimonio con María del Carmen Dominga de Quintana y León el 30 de diciembre de 1898, fruto del cual nació un único hijo, José Antonio Bethencourt y Quintana, que falleció en 1919 a los 18 años de edad, tras una grave y rápida enfermedad.

María del Carmen había nacido el 11 de mayo de 1876 en Las Palmas y fallecía el 31 de marzo de 1951 a los 75 años de edad.

Era hija de Antonio Rómulo José de Quintana y Llarena-Calderón, nacido el 6 de julio de 1821 y difunto el 7 de noviembre de 1911, a los 90 años de edad, y de María de los Dolores de León y Joven de Salas, nacida el 22 de septiembre de 1831 y difunta el 23 de marzo 1899 a los 67 años de edad, y que contrajeron matrimonio en Las Palmas el 26 de diciembre de 1855.

 

Fijación de la residencia en Las Palmas

La familia Bethencourt-Quintana fijó su residencia en una casa de la calle Castillo nº 11, donde vivía la mayor parte del año debido a sus ocupaciones y a los cargos políticos de relevancia que ostentó.

Según la Dra. Hernández Socorro, la primera dueña del inmueble fue Clara de León y Falcón, casada con Germán Muxica y Aguilar, que al no dejar descendencia la testó a su sobrina María de los Dolores de León y Joven de Salas, pasando a su muerte a su hija María del Carmen Dominga de Quintana y León.

Por las investigaciones de la Dra. Hernández Socorro sabemos que la vivienda estaba situada en la antigua calle Puertas nº 11, hoy calle Castillo nº 9 de Las Palmas.

Asimismo, nos dice que la autoría del proyecto se debía a Manuel Ponce de León con fecha de 1856.

Tratándose, según la investigadora, de una casa de dos plantas con fachada de estilo ecléctico, con ocho vanos distribuidos en ambas plantas y un balcón central corrido, rematando el imafronte una balaustrada con tramos de mampostería sobre los cuales se asientan ocho jarrones realizados en cantería.

Siguiendo el modelo tradicional, el interior se distribuye en torno a un patio central, con los soportes y materiales usuales utilizados en la arquitectura vernácula y culta[7].

 

Estancias en Agaete

Sin embargo, alternaban periodos con estancias prolongadas en Agaete, donde poseía varias fincas urbanas en el puerto de Las Nieves, en la calle de La Cruz y en la calle Santa Rita.

Viviendas desde donde atendía sus asuntos, pasaba temporadas con la familia y amigos y visitaba sus propiedades y vías de agua. Aunque de último era frecuente que las temporadas veraniegas las pasara en su finca del Monte Lentiscal, Santa Brígida, sobre todo cuando su salud así lo requería.

 

2. Francisco Bethencourt de Armas: un político brillante y de altura

 

Francisco Bethencourt de Armas era miembro de una influyente familia –los Armas de Agaete– y del Partido Liberal Canario –adscrito a la facción de Agustín Bravo de Laguna y Joven de Salas–.

Que por haber nacido ocho años antes de la Revolución de Septiembre de 1868, no se vio envuelto en las disputas por el control político de Agaete que mantuvieron los dos partidos más representativos, los monárquicos y los republicanos.

Restaurada la monarquía borbónica la normalidad volvía a reinar en el municipio, recuperando la hegemonía del lugar los que la venían ejerciendo desde hacía décadas, produciéndose una coexistencia pacífica entre los líderes antes enfrentados, siendo el principal artífice de la parte monárquica Antonio de Armas Jiménez y de la republicana Francisco Medina Jorge y Jacinto Martínez Téllez.

 

La familia de Armas.

Reparto de la instituciones locales

La familia de Armas, como buenos monárquicos y miembros entusiastas del partido de Fernando de León y Castillo, tuvieron a buen recaudo el reparto de las instituciones locales, recayendo en manos de Santiago de Armas Jiménez la Alcaldía y la presidencia de la Junta Local Diocesana de Construcción, la Alcaldía de Mar en Francisco de Armas Jiménez, el de Diputado Provincial del Distrito y la Vicepresidencia de la Comisión Permanente de la Diputación Provincial en José de Armas Jiménez y el patronazgo de la ermita de Las Nieves en Francisco de Armas Merino.

Familiares y allegados ocuparon puestos de responsabilidad y de confianza, como el Teniente de Milicias Sebastián de las Cuevas que ostentó la mayordomía de la parroquia de la Concepción, en su hermano Francisco de Armas Jiménez la titularidad del Juzgado de Paz en 1859 y 1860, y en José de Armas Jiménez y Miguel de las Cuevas la suplencia del juzgado.

Ostentando la presidencia de la Junta Local de defensa contra las plagas de cigarra Graciliano Ramos Medina y Juan de Armas Merino, y la Asociación de Amigos Protectores de la Enseñanza Antonio Abad Ramos Medina, todos emparentados por lazos familiares de manera directa o bien a través de enlaces matrimoniales. Es decir, todo un tejido y entramado de reparto del poder local.

Linaje de los Armas

El linaje de los Armas –padres, hijos, tíos y sobrinos–, entre 1857 y 1890, junto al cura Antonio Agustín González Vega, Francisco de Armas Reina, Antonio Mª del Rosario, Francisco Medina Jiménez, Juan Jiménez Jorge, Clemente de Medina, Miguel de las Cuevas, Sebastián de las Cuevas, Antonio Armas Mendoza, Francisco Medina Jorge y Graciliano Ramos Medina eran los mayores contribuyentes del municipio, por lo tanto electores natos para votar a los compromisarios del Distrito.

Con todo, en 1892 y en 1900, Graciliano Ramos Medina y Francisco de Armas Merino ocuparon respectivamente el Juzgado de Paz, y José de Armas y Armas la Alcaldía de Mar en 1902 y en 1903, y así durante varias décadas.

Como también la Alcaldía y la presidencia de la Sociedad de Cultura y Recreo La Luz. Francisco Bethencourt de Armas, como miembro de esta influyente familia y del Partido Liberal Canario, participó sobradamente de este reparto de poder, al margen de su condición intelectual y su valía como orador y personaje preclaro de Gran Canaria.

 

Inicios en la vida política

Sus inicios en la vida política se remontan al 3 de abril de 1894, cuando la Comisión Permanente de la Diputación Provincial aprobaba el acta de su elección por el Distrito de Guía de Gran Canaria, ejerciendo desde entonces como Diputado en las sesiones de la Diputación Provincial de Canarias.

Figurando, el 1 de septiembre de 1894, junto a Rafael Ponce y Armas, Teodomiro Bautista y Quintana y Edmond Mendoza y Pérez, como candidatos por la jurisdicción de Guía a las elecciones provinciales a celebrar el 9 de septiembre según la Junta Provincial del Censo, donde fueron nombrados interventores para las mesas electorales en Agaete José Sánchez y Sánchez, Antonio Armas Mendoza y Antonio Palmés Armas.

Realizado el escrutinio el 13 de septiembre, Francisco Bethencourt de Armas, obtenía 1.853 votos, resultando elegido de nuevo Diputado Provincial; tomando posesión el 2 de noviembre, donde fue nombrado miembro de la Comisión Auxiliar de Actas.

 

Francisco Bethencourt de Armas, 1860-1930. Agaetense y grancanario ilustre
Francisco Bethencourt de Armas, 1860-1930. Agaetense y grancanario ilustre

 

 

Como diputado asistió a todas las sesiones previstas durante los periodos acordados en 1894 y 1895, periodo en el que formó parte de la Comisión Provincial y de secretario de la Comisión de Gobernación.

No obstante, a la sesión celebrada el 15 de julio de 1895 no asistió, excusando su falta; aún así, dos días después, junto a otros diputados de Gran Canaria, fueron multados por el Gobernador Civil por faltar al pleno.

Por otro lado, la Comisión Provincial Permanente le concedía el día 5 de octubre un mes de permiso; justificando su ausencia a las sesiones del 2 y el 4 de noviembre al no tener pasaje y por enfermedad.

Lo cierto es que no acudió a ninguna de las sesiones celebradas en noviembre y en diciembre de 1895, como tampoco a las que se celebraron en 1896 y en 1897, excusando su ausencia por motivos de enfermedad.

Objeto de atropellos

Siendo objeto de numerosos atropellos o de manera colateral cuestionándose a su padre como Inspector de Hacienda, aunque en realidad su progenitor había puesto su cargo a disposición de la autoridad competente desde hacía tiempo, tratándose en definitiva de amenazas anónimas por cuestiones de índole electoral.

Al parecer –no consta en las actas de la Diputación–, como Diputado Provincial y por designación de la Junta Provincial de Canarias, formó parte en octubre de 1895 de la comisión habilitada en Las Palmas para estudiar las solicitudes de los mozos de los remplazos de 1879 a 1885 que habían solicitado prórroga; asunto éste de enorme trascendencia ya que en sus manos estaba el destino de muchos jóvenes de familias influyentes, lo que se traducía en votos y en favores.

Con todo, el Ministerio de la Gobernación remitía al Gobernador Civil de Canarias la Real Orden dada en Madrid el 17 de marzo de 1896, en la que resolvía que se procediera a la suspensión del presidente de la Junta Provincial del Censo Francisco de Asís Juan de Quintana y León –X Marqués de Acialcázar y cuñado de nuestro biografiado– y a los Diputados Jacinto Bravo de Laguna, Vicente Martín Velasco y Francisco Bethencourt de Armas, por no asistir reiteradamente a las sesiones, según el expediente instruido por el Gobernador Civil y que remitió al Ministerio el 6 de diciembre de 1895.

Que según recogía el expediente, tanto el presidente como los vocales fueron apercibidos y multados en varias ocasiones, resultando en vano al persistir en su conducta.

Sin embargo, el Boletín Oficial de Canarias reproducía la comunicación del presidente de la Junta Central del Censo de 3 de marzo, dejando sin efecto la suspensión del presidente provincial y de los vocales referidos; mientras que el Boletín Oficial publicaba la Real Orden de 3 de abril del Ministerio de la Gobernación, ordenando la suspensión por los motivos expuestos.

Aún así, el 19 de agosto de 1896, Francisco Bethencourt de Armas figuraba como suplente de la Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias, además de candidato a la Diputación Provincial por el distrito de Guía junto a Tomás García Guerra, Francisco Manrique de Lara y Felipe Massieu y Falcón.

Siendo de nuevo miembro suplente en el listado de la Junta Electoral del Censo para el bienio 1897-1898.

Votaciones en elecciones finales del XIX.
Votaciones en elecciones finales del XIX.

 

Como se dijo, fue elegido Diputado y no asistió a las sesiones celebradas en Santa Cruz de Tenerife.

En adelante no volverá a ser reelegido como Diputado de la Diputación Provincial de Canarias, aunque en febrero de 1898 en el listado de vacantes el distrito de Guía, consta de nuevo junto a Rafael Ponce y Armas, Teodomiro Bautista y Quintana y Edmond Mendoza y Pérez.

Figurando de suplente de la Junta Provincial del Censo Electoral según la circular de 8 de marzo de 1898 publicada en el Boletín Oficial de Canarias.

Siendo candidato a Diputado Provincial por el distrito de Las Palmas en marzo de 1901 junto a Fernando Casabuena Molina, Miguel Báez Perdomo y Nicasio Galván Pérez; en ambos casos no ocupó asiento en la Diputación.

 

 

 

Firma de Francisco Bethencourt de Armas, 1919
Firma de Francisco Bethencourt de Armas, 1919

 

Delegado del Gobierno de las islas orientales

Su meteórica carrera política le llevó a ocupar la Delegación del Gobierno de las islas orientales, según el telegrama enviado por el Ministro de la Gobernación a la Delegación Gubernativa el día 6 de octubre de 1897 para conocimiento de Francisco Bethencourt de Armas, en sustitución de Ferreol de Aguilar y Pérez, significándose la prensa por su nombramiento, considerándolo como persona de inteligencia contrastada, culta y afectuosa.

Mientras tanto, en Madrid circulaba la idea de reemplazar al Gobernador Civil de la Provincia José de San Martín y Herrero por el actual Delegado del Gobierno Francisco Bethencourt de Armas[8].

Por otra parte, en agosto de 1898, en Las Palmas tenía lugar la renovación de la junta directiva del Partido Liberal Canario que presidía Francisco Manrique de Lara, figurando como vocal electo.

Sin embargo y a raíz de los cambios políticos, Francisco Bethencourt de Armas, presentaba la dimisión como Delegado del Gobierno, siendo aceptada por el Ministro de la Gobernación Eduardo Dato Iradier, haciéndose eco la prensa de su cese, intentando buscar una explicación al por qué los dirigentes del Partido Liberal Canario habían sacrificado a un hombre que había prestado grandes servicios a la política de Fernando León y Castillo y que contaba de gran credibilidad en el distrito de Guía de Gran Canaria.

Después de varios nombramientos frustrados, la Real Orden de 17 de octubre de 1899 publicaba el cese y la toma de posesión del nuevo Delegado de las Canarias Orientales Fernando Yandiola y Esponera.

 

Presidente de la Sociedad de Arbitrios de Puertos Francos y Concejal del Ayuntamiento de Las Palmas

En julio de 1902 fue designado presidente de la Sociedad adjudicataria de Arbitrios de Puertos Francos como consejero de Las Palmas, tomando posesión como administrador el 7 de noviembre, percibiendo 8.500 pesetas anuales de sueldo.

Cargo que compartía con el de concejal del Ayuntamiento de Las Palmas, resultando elegido de nuevo en las elecciones de 12 de noviembre de 1905 por el distrito de Santa Catalina, circunscripción donde obtuvo 177 votos.

Partidario de la División Provincial

Significándose públicamente partidario de la División Provincial, acudiendo a todos los mítines organizados en pro de la causa divisionista.

Presidente del Gremio de cosecheros…

Asimismo y siendo concejal del Ayuntamiento de Las Palmas, consta en noviembre de 1906 como presidente de la Junta Local de la Asociación de Gremios cosecheros-propietarios de los puertos habilitados de las Islas Canarias.

Puerto de La Luz-Las Palmas
Puerto de La Luz-Las Palmas

 

Administrador de puertos francos…

Designándosele a principios de 1907 como administrador de puertos 

francos de 

Las Palmas. Como también, en abril de 1909, miembro fundador de la Liga

Marítima de Canarias en Las Palmas, representando a la citada entidad en 1912 en la Junta de Obras del Puerto de La Luz y de Las Palmas.

 

 

 

 

 

 

Tomás de Zárate y Morales, primer presidente del Cabildo de Gran Canaria, 1913
Firma de Tomás de Zárate y Morales, primer presidente del Cabildo de Gran Canaria, 1913

 

Alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas

Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Plaza de Santa Ana-1927-FEDAC
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Plaza de Santa Ana-1927-FEDAC

No obstante, la Real Orden dada en Madrid el 23 de junio de 1909 por el Ministerio de la Gobernación, nombraba a Francisco Bethencourt de Armas Alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas, tomando posesión en el cargo el 1 de julio.

Nombramiento que fue del agrado de una mayoría al tratarse de una persona muy cualificada, apreciada y de una enorme generosidad, aunque la intención de su partido no era esa, haciéndose eco los medios escritos de las discrepancias surgidas en el seno de las diferentes facciones del Partido Liberal Canario, por vulnerar el acuerdo de dar libertad a los concejales del grupo oriental para elegir a sus respectivos Alcaldes.

Las críticas sobre su designación continuaron, sobre todo desde dentro de su partido –Vicente Ruano Urquía y Carlos Navarro Ruiz–, desautorizándolo como Alcalde.

Aún así, su actividad en pro de la ciudad y de los vecinos no se vieron afectadas, preocupándose por el suministro del agua de abastos, del encendido eléctrico y de manera significativa del puerto, como de socorrer a los vecinos de Fuerteventura debido a la tenaz sequía.

Sin embargo, las presiones a las que se vio sometido precipitaron su dimisión, organizándole los concejales y amigos el 30 de diciembre una fiesta de despedida en el Hotel Metropole; aunque atendiendo a sus indicaciones se canceló el banquete en su honor, una muestra más de su talante político y de hombre de partido.

En desagravio, el Real Club Náutico, de la que era Vicepresidente, lo nombraba Socio Honorario por su labor en dicha institución desde su fundación.

 

 

Constitución del Cabildo de Gran Canaria en 1913. Foto de Tomás Gómez Bosch, MEC
Constitución del Cabildo de Gran Canaria en 1913. Foto de Tomás Gómez Bosch, MEC

 

Consejero del Cabildo de Gran Canaria

Por su condición, en 1910 y en 1911 formó parte de la comisión que elaboraría los estatutos de la recién creada Junta de Turismo[9].

Así como de la comisión formada por Bartolomé Apolinario Macías y José Miranda Guerra, al amparo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, para dictaminar sobre la creación del Registro Mercantil y de la Escuela de Comercio de Las Palmas.

Asimismo y con la aprobación de la Ley de Cabildos de 11 de julio 1912, se hacía pública el 31 de octubre una candidatura para la constitución del Cabildo de Gran Canaria, figurando por el Partido Judicial de Guía Francisco Bethencourt de Armas, Antonio Castillo Santana, Santiago Martín Padrón, Graciliano Ramos Medina y Santiago Gutiérrez Martín.

Quedando constituido el primer Cabildo el 5 de enero de 1913 ante el presidente de la Audiencia de Las Palmas, representando al Partido Judicial de Guía los consejeros Francisco Bethencourt de Armas, Antonio Castillo Santana, Antonio Cuyás y González Corvo, Santiago Gutiérrez Martín y Segismundo Bertrana y Masramón.

Tomando posesión el 16 marzo los Consejeros, nombrando como presidente de la institución insular a Tomás de Zárate y Morales, formando parte de la Comisión Permanente Francisco Bethencourt de Armas.

Durante años continuó como Consejero del Cabildo, figurando de Vicepresidente en julio de 1915; siendo elegido en diciembre de 1922 por el distrito de Triana con 241 votos, permaneciendo en la institución insular hasta su muerte.

 

Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria
Real Sociedad Económica de Amigos del                              País de Gran Canaria

Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas

 

Asimismo, fue socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, donde ingresó el 31 de marzo de 1895, ostentando la presidencia de tan noble institución desde 1923 hasta 1930.

 

Miembro fundador del Real Club Náutico de Las Palmas

Además de miembro fundador del Real Club Náutico de Las Palmas y de la primera junta directiva el 9 de marzo de 1908, entidad donde fue Vicepresidente y Socio Honorario por su labor en dicha entidad.

Significándose en la organización de eventos de trascendencia, como de la comisión por Las Palmas de Gran Canaria para la exposición Ibero-Americana sobre Arte, Industria y Comercio a celebrar de Sevilla.

 

Accionista del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Las Palmas

Igualmente, fue accionista del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Las Palmas, suscribiendo dos acciones a cincuenta pesetas cada una, formando parte del consejo de administración como vocal consejero electivo; así como accionista de la sociedad constructora de Obras Públicas de Gran Canaria, donde era vocal de su junta.

 

Condecoraciones y distinciones

 

Pocos agaetenses ilustres fueron condecorados y reconocidos sus méritos a nivel nacional.

Francisco Bethencourt de Armas fue uno de ellos, desde 1921 estaba en posesión de la Cruz de la Orden de Carlos III, ocupando un puesto destacado en los protocolos y solemnidades.

Poseedor de la Cruz de Carlos III fue también Juan de Armas Merino, siendo Alcalde de Agaete en 1901.

Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica fue el maestro José Sánchez y Sánchez, que le fue concedida el 6 de junio de 1892 por la Reina Regente María Cristina Habsburgo-Lorena.

Como Antonio de Armas Jiménez, que en su hoja de servicios y en el capítulo de condecoraciones consta que fue comprendido en el Real Decreto de Gracias de 22 de enero de 1878 y significado por el Ministerio de Estado para la Cruz de Isabel la Católica según el Real Decreto de 31 de agosto.

 

 

3. Francisco Bethencourt de Armas ilustre agaetense y su pueblo

 

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, con la plaza de La Constitución. Foto de Alejandro S. Witcomb, 1891 - FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, con la plaza de La Constitución. Foto de Alejandro S. Witcomb, 1891 – FEDAC.

 

Defensor de los intereses del Distrito de Guía de Gran Canaria

Francisco Bethencourt de Armas era una persona muy estimada en Agaete.

Sus vínculos familiares y políticos con la zona norte de Gran Canaria eran evidentes, por lo que durante el tiempo que estuvo en Madrid o en la Diputación Provincial, procuró defender los intereses del Distrito de Guía de Gran Canaria.

Biblioteca en Gáldar

Merece mencionar, siendo secretario del Director General de Instrucción Pública en 1888, su mediación para que se le concediera al Ayuntamiento de Gáldar una biblioteca.

Línea telegráfica Guía a Agaete y Carretera Gáldar hasta el puerto de Sardina

Como el estudio de la línea telegráfica desde Guía a Agaete pasando por Gáldar, así como el tramo de carretera desde Gáldar hasta el puerto de Sardina, y que sus adversarios políticos pensaron por entonces que era una promesa electoral. Lo cierto es que al Ingeniero de Obras Públicas Orencio Hernández Pérez se le encargó el proyecto y el expediente de la carretera, con el objeto de remitirlo a Madrid en el de mes abril de 1896.

Contando con Cirilo Moreno Ramos y Francisco Hernández como ayudantes y de contratista de la obra a Pedro Jiménez Domínguez, teniendo que salvar inconvenientes relacionados con hallazgos de vestigios arqueológicos.

El 22 de julio de 1897 el Director General de Obras Públicas hacía pública la subasta.

 

Edificio destinado a la fabricación de conservas de pescado en el puerto de Las Nieves

 

Las Nieves - 1925-1930- Foto Teodoro Maisch.
Las Nieves – 1925-1930- Foto Teodoro Maisch.

Contribuyendo, durante la sesión celebrada en la Diputación Provincial de Canarias el 15 de febrero de 1895, a la aprobación del expediente tramitado por la Comisión Permanente del informe que presentó el Gobernador Civil sobre la conveniencia de autorizar al ciudadano de nacionalidad francesa y residente en Agaete León Gardot, para construir en el puerto de Las Nieves un edificio destinado a la fabricación de conservas de pescado en salmuera y en aceite.

Así como en la sesión de 19 de febrero de 1895, que acordaba subvencionar con 3.000 pesetas las obras del Hospital de Guía.

Francisco Bethencourt de Armas, no solo representaba políticamente a todos los municipios de la jurisdicción del Distrito de Guía de Gran Canaria, sino que también mediaba en aquellos asuntos de interés para el desarrollo de los mismos.

Entre otras actuaciones, representó a los municipios de Agaete, Mogán y La Aldea en la asamblea provincial durante la sesión celebrada el día 19 de noviembre de 1899, para tratar el remate de los puertos francos habida cuenta de la importancia de los fondeaderos de segundo orden para el desarrollo, el abastecimiento y la salida de mercancías de éstas localidades.

Asimismo y como Diputado Provincial, ostentó la representatividad del distrito, acompañando a las autoridades locales e insulares cuando se producía alguna visita de alto rango, como la que realizó el General Francisco de Alaminos el día 30 de marzo de 1894, que fue agasajado en las localidades de Guía, Gáldar y Agaete, pueblo este último presidido por el Alcalde Constitucional Matías Ramos Ponce, que después de recorrer los principales puntos de interés, fue obsequiado con un convite en la fonda de Pablo Prat.

 

Antonio de Armas Jiménez - 1820 - 1895
Antonio de Armas Jiménez – 1820 – 1895

 

Fallecimiento de su protector y velador Antonio de Armas Jiménez

 

No obstante, fue la muerte de su tío materno Antonio de Armas Jiménez, acaecida el 8 de noviembre de 1895, la que le causó un profundo sentimiento de tristeza, no en vano fue su protector y valedor de su carrera política.

Y como no podía ser de otra manera, ostentó el privilegio de representar a la familia, portando el féretro junto a sus tíos Juan y Francisco de Armas Merino, Graciliano Ramos Medina y sobrinos del finado.

 

Miembro de la Junta de Socorro para paliar los daños causado por el temporal del 19 de febrero de 1896

Además, Francisco Bethencourt de Armas se significó y se involucró como nadie en uno de los episodios más sonados en toda Canarias, las inundaciones ocurridas en Agaete la noche del 19 de febrero de 1896.

 

 

 

Lluvias torrenciales

En la que un temporal acompañado de lluvias torrenciales causaba en la zona cuantiosos y graves desastres, algunos irreparables y otros que modificarían el entorno del caserío.

Cuentan que desde las siete de la tarde había comenzado a llover con una intensidad descomunal hasta las once de la noche, poniendo en vilo a todo el vecindario.

Nadie recordaba una noche de lluvia como aquella, subiendo el nivel del barranco más de seis metros, desbordándose y anegando los terrenos inmediatos en una extensión de aproximadamente doscientos metros de ancho, arrastrando consigo tierras de labor, huertas, casas y ganado con una impetuosidad tremenda.

Ante la virulencia de los acontecimientos, los vecinos abandonaron sus viviendas, contemplando con terror aquella enorme avenida de agua que aumentaba por momentos y amenazaba con arrasar el pueblo, al dividirse el barranco en dos brazos, dejando incomunicado un barrio con el resto del caserío.

 

Francisco Bethencourt de Armas, político y empresario, 1913-1930. MEC
Francisco Bethencourt de Armas, político y empresario, 1913-1930. MEC

 

 

Agaete desalado – La iglesia en peligro – El puente viejo arrasado

Al día siguiente el aspecto de Agaete era desolador, el temporal había devastado los campos inmediatos al pueblo y derribado seis casas cercanas al cauce del barranco, llegando a escasos metros de distancia de la iglesia, derribando la muralla de contención y socavando en las inmediaciones la tierra que hizo temer por la seguridad de la parroquia, arrasando un tramo de carretera de unos trescientos metros y el antiguo puente –el llamado puente viejo– que enlazaba con el puerto de Las Nieves.

Inundando en El Valle las fincas aledañas al barranco, arruinándolo todo y causando daños de consideración. La impresión de la catástrofe era dantesca y muchos de los propietarios sumidos en la más absoluta miseria, al perder todo lo que poseían.

Agaete aislado

Agaete desde Tamadaba. Foto de Teodoro Maisch -1920 - FEDAC
Agaete desde Tamadaba. Foto de Teodoro Maisch -1920 – FEDAC

Aislando por completo al municipio y sin conexión por el puerto de Las Nieves, con La Aldea de San Nicolás y los pueblos colindantes; sin abastecimiento de agua potable al anegarse el manantial que nutría al vecindario y a la parroquia matriz por la parte del suroeste a una distancia de seis metros escasos del barranco, cuando antes distaba a más de cien metros, a consecuencia de la desviación del cauce.

Trasladándose al lugar de los acontecimientos el ingeniero de obras públicas y el arquitecto municipal para evaluar los cuantiosos daños materiales.

Pérdida cuantiosas

Según testigos presenciales, las pérdidas fueron cuantiosas y que éstas no bajarían de los 250.000 duros, precisando que las aguas del barranco subieron más de 13 varas de altura sobre el nivel ordinario del barranco –10,855 metros aproximadamente–, arrastrando a dos ancianos, desconociéndose hasta el momento el paradero de este matrimonio, mientras que había fincas totalmente perdidas y otras que no recobrarían su estado original a menos que se invirtiera mucho dinero y trabajo.

Desaparición de las fincas en El Hornillo

Esa fue la imagen que percibió la tarde del 22 de febrero el Delegado del Gobierno Ferreol de Aguilar y Pérez cuando visitó el escenario de la catástrofe. Informando días después al Gobernador Civil de la Provincia Antonio Castañón y Faes, que los daños eran incalculables y que el pueblo estaba totalmente incomunicado, siendo imposible bajar la producción agrícola del Valle, así como la desaparición de todas las fincas en El Hornillo que estaban situadas en la falda de la loma aguas abajo del barranco y que en Tamadaba había fallecido un matrimonio a causa del hundimiento de su vivienda, instando a que era de carácter urgente la reparación de los caminos vecinales de los pagos inmediatos.

Todo en tan solo un espacio de tres horas.

Designación de la Junta de Socorro

La reacción fue rápida y pronto llegaron las ayudas, aunque las cantidades recaudadas eran tan escasas que no permitieron emprender ninguna actuación de manera inmediata.

En vista del desarrollo de los acontecimientos, la Corporación Municipal se reunía en sesión extraordinaria para designar la Junta de Socorro que debía administrar y repartir los fondos a las familias más necesitadas, formando parte de la misma el entonces Alcalde Matías Ramos Ponce, el Síndico Personero, el Juez Municipal Graciliano Ramos Medina, el Fiscal Municipal Salvador Medina Palmés, el cura Juan Valls y Roca, el Diputado Provincial Francisco Bethencourt de Armas y tres vecinos.

Elevándose lo recaudado a los pocos días a las 900 pesetas que había entregado el Delegado del Gobierno Ferreol de Aguilar y Pérez, a las 500 pesetas recolectadas por el Ayuntamiento de Las Palmas y a las 400 pesetas reunidas por el sector del comercio de Las Palmas.

Así como las 506 pesetas de la Diputación Provincial, las 100 pesetas del presidente de la Diputación Provincial, las 100 pesetas del Gobernador Civil Antonio Castañón y Faes y las 100 pesetas de los señores Blandy.

 

 

Estado del Huerto de las Flores después de la tormenta de 1896. En la imagen el nuevo cauce del Barranco Real de Agaete y las obras de reconstrucción del Huerto de las Flores. Fedac
Estado del Huerto de las Flores después de la tormenta de 1896. En la imagen el nuevo cauce del Barranco Real de Agaete y las obras de reconstrucción del Huerto de las Flores. Fedac

 

 

 

Las primeras acciones: recuperación de maderas – canalización de las aguas de abasto

Procediéndose en los días posteriores a rescatar las maderas y objetos devueltos por el oleaje, a asegurar la parroquia y a la canalización de las aguas del abasto público.

Encargándose la Junta de Socorro de exhortar a los Senadores y Diputados canarios para que mediaran con el Gobierno de la Nación las ayudas para los damnificados.

Por lo que la comisión compuesta por el Diputado Provincial Francisco Bethencourt de Armas, el párroco Juan Valls y Roca y el secretario del Juzgado Municipal Pedro Martín González, visitaba el 27 de febrero a las autoridades capitalinas para pedir su apoyo y para que se dirigieran a la Reina y al Gobierno de la Nación en demanda del ineludible auxilio.

Visitando a Felipe Massieu y Falcón, en gratitud por la suscripción abierta por el Partido Liberal de Gran Canaria en pro de la causa de Agaete.

 

Aportaciones en favor de Agaete

Generosa fue la aportación del obispo de la Diócesis Canariensis José Cueto Díez de la Maza, donando 1.700 pesetas para paliar las desgracias, además de mostrar el lógico interés por las obras a realizar para reforzar el templo parroquial, comprometiéndose a convocar en breve a la Junta Diocesana para que ésta elaborara el presupuesto de las obras con el fin de solicitar al Ministro de Gracia y Justicia la ayuda que con cargo al capítulo destinado a la reparación de templos disponía el Gobierno de la Nación.

Asimismo, la respuesta de la Reina Regente María Cristina de Habsburgo-Lorena no se hizo esperar, remitiendo el 4 de marzo de 1896 un donativo de 1.000 pesetas para paliar la tragedia.

Mientras que Fernando de León y Castillo desde su posición, empleaba toda su influencia y amistad para dotar económicamente a las infraestructuras dañadas.

Recabando de su amigo el Ministro de Fomento Aureliano Linares Rivas, para que el Estado llevara a cabo por administración y de manera urgente –para no dilatar la adjudicación en subastas públicas–, la reposición de la carretera y la construcción del nuevo puente que conectaría con el puerto de Las Nieves.

Las órdenes fueron despachadas por el Ministerio con acelerada prontitud y el día 5 de marzo se remitía de Madrid con destino a la provincia.

 

Firma del Alcalde Constitucional Cristóbal Jiménez García, 1896
Firma del Alcalde Constitucional Cristóbal Jiménez García, 1896

 

Intercesión ante la Reina Regente

Fernando de León y Castillo
Fernando de León y Castillo

 

El 23 de marzo de 1896, el Alcalde Cristóbal Jiménez García, transmitía a Fernando León y Castillo el sentimiento de la corporación municipal que presidía y el agradecimiento del pueblo de Agaete por su donativo y por las eficaces gestiones realizadas para remediar las desgracias acaecidas en el municipio la noche del 19 de febrero, intercediendo ante la Reina Regente para recabar su auxilio y ordenar al Ministro de Fomento el estudio de la carretera y el puente que destruyó el temporal, así como la autorización para que por cuenta del crédito de conservación se atendiera de inmediato a las reparaciones indispensables para restablecer el tránsito.

Entidades culturales como la Unión Musical de Las Palmas contribuyeron también con los damnificados, girando una visita a Agaete una comisión compuesta por Juan Bonny Jeanrenaud y Antonio Mesa y López, para hacer entrega de las 445 pesetas recaudadas en el concierto celebrado en Las Palmas para tal efecto.

El acto, que tuvo lugar en el salón principal del Ayuntamiento, fue conducido por Francisco Bethencourt de Armas, que en nombre de la Junta de Socorro dio las gracias por el donativo.

Mientras que la Diputación Provincial de Canarias, en la sesión ordinaria celebrada el 7 de noviembre de 1896, con la ausencia del Diputado Francisco Bethencourt de Armas, acordaba librar las 506 pesetas con cargo al capítulo de calamidades, con el fin de remediar en parte las desgracias ocurridas en el pueblo de Agaete por efecto de las inundaciones, exigua cantidad para un organismo de sus características y el tamaño de las desgracias.

 

 

 

Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

Los ecos de la catástrofes llegaron a Madrid – Tenerife y minicipios de Gran Canaria…

Los acontecimientos acaecidos llegaron hasta Madrid, haciéndose eco la prensa nacional.

La solidaridad de las autoridades e instituciones de Las Palmas, así como de los municipios de Gran Canaria fue generosa.

Sobre este asunto, la prensa de ambas orillas publicaron su parecer sobre el importe de las ayudas según de donde procedían, todo dentro del llamado pleito insular.

De cualquier manera, la prensa santacrucera insertaba la carta de Francisco Bethencourt de Armas, como miembro de la Junta de Socorro de Agaete, demandando la solidaridad de todos los pueblos de Canarias:

“Las tristísimas circunstancias porque atraviesa este vecindario a consecuencia de la terrible inundación ocurrida en la noche del 19 de febrero, de cuya importancia habrá podido usted formarse, por el relato de los periódicos, una idea siquiera aproximada, porque ante la realidad de los hechos resulta pálida toda descripción, nos imponen el deber de procurar por todos los medios a nuestro alcance, el alivio de los males sufridos.

Seguros estamos de que los habitantes de esa localidad no son indiferentes a nuestras desgracias y que sin excitación ajena responderán esta vez, como lo han hecho siempre, a la voz de la caridad; pero no son tan apremiantes las necesidades que nos rodean; de tal modo reviste los caracteres de un conflicto el estado actual de nuestro pueblo, paralizan su vida comercial por la destrucción del puente y carretera que le unía al Puerto de las Nieves y de los caminos de sus pagos; falto de agua para el abasto público y amenazado como se halla de desaparecer en gran parte arrastrado por una nueva avenida del Barranco aunque pequeña sea, que no nos es dable, en tan apurados momentos, aguardar confiados en la seguridad que abrigamos de que todos los pueblos de la provincia han de contribuir en la medida de sus fuerzas, a enjugar las lágrimas de tantos infelices como la fatalidad ha sumido en la miseria.

Y por ello es que, adelantándonos a dirigirnos a usted, como lo hacemos, en nombre y representación de la Junta de Socorros constituida en esta Villa, rogándole encarecidamente contribuya en la esfera de sus facultades, por los medios que estime más conducentes, al mejor éxito de nuestras gestiones, encaminadas principalmente a allegar los recursos necesarios para socorrer a las familias a quienes la corriente arrebató cuanto poseían, y para salvar de una ruina segura nuestro Templo parroquial, y la parte de la población seriamente comprometida hoy por los destrozos del temporal.

Para las remesas de las cantidades que recaude con destino a tan humanitario fin, pudiera usted, si no cuenta con otro medio más fácil, ponerse de acuerdo con el recaudador de contribuciones de esa zona para que los gire al de la de Guía”.

Dios guarde a usted muchos años, Villa de Agaete, 8 de marzo de 1896.

Por la Junta de Socorros,

F. BETHENCOURT ARMAS.

Los donativos pueden entregarse en la Cervecería de D. Rosendo Gaspar.

 

Aportaciones del Partido Liberal de Gran Canaria, particulares, empresas, trabajadores,la Cámara Agrícola de Gran Canaria, Sociedad Filarmónica…

 

La mayor parte de los donativos fueron a engrosar la suscripción que poco después de la catástrofe lideró el Partido Liberal de Gran Canaria.

Organizando diferentes comisiones en los distritos de la capital y haciendo llegar a los ayuntamientos de la isla proclamas para que contribuyeran con tan desgraciada causa.

La cantidad total depositada en el partido Liberal ascendió a 8.045,77 pesetas, que fue entregada por Agustín Pérez Navarro a la Junta de Socorro de Agaete.

Por la significación del importe y la procedencia merece destacar la contribución del Conde de la Vega Grande, la casa Miller y Cía., los trabajadores del puerto de The Grand Canary Coaling, los trabajadores del carbón de los almacenes del puerto de la casa Miller y Cía., de Fernando de León y Castillo, la Cámara Agrícola de Gran Canaria, la Sociedad Filarmónica de Las Palmas y de una representación teatral en el Tirso de Molina.

 

A la izquierda de la imagen, aguas arriba del barranco, el tramo de carretera que se llevó el temporal  en 1896. Foto de Luis Ojeda Pérez. Fedac
A la izquierda de la imagen, aguas arriba del barranco, el tramo de carretera que se llevó el temporal en 1896. Foto de Luis Ojeda Pérez. Fedac

 

 

Ayudas de las instituciones, personalidades, comerciantes

Las ayudas del Ayuntamiento y Comerciantes de Las Palmas fueron entregadas por el Delegado del Gobierno personalmente a la Junta de Socorro de Agaete.

De la misma manera, los donativos de la Diputación Provincial, de la Presidencia de la Diputación Provincial, del Presidente de la Diputación Provincial y del Gobernador Civil de la Provincia, los entregó personalmente éste último en su visita al pueblo de Agaete tras los hechos acaecidos.

 

Mientras que de manera personalizada lo hicieron la casa Blandy, el Ayuntamiento de La Orotava, los vecinos de Guía de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Ayuntamiento de La Orotava - Tenerife
Ayuntamiento de La Orotava – Tenerife

Instituciones como la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, que en una de sus sesiones acordaba dirigirse al Gobierno solicitando del fondo de calamidades públicas auxilios para remediar en parte las desgracias ocurridas en Agaete; o la de los dueños de dos casas de gallos de pelea de Las Palmas, donando el importe que le correspondían de las entradas de uno de los domingos de riñas, es un indicador de la involucración que los grancanarios tuvieron con este pueblo.

Pero si digna de mención fue el donativo del obispo de Canarias José Cueto Díez de la Maza, sin duda alguna la contribución de los mandos y soldados canarios de la 6ª Compañía del Batallón Provisional de Cuba, en plena guerra contra los insurgentes, recaudando 227 pesetas para socorrer exclusivamente a las víctimas más necesitadas y no para engrosar el arreglo de las infraestructuras, gesto que fue elogiado por todos.

Además, en el trance de agenciar recursos para remediar las desgracias de los vecinos, destaca las gestiones realizadas por el obispo José Cueto de la Maza; el Gobernador Militar de Gran Canaria Francisco Alaminos y Chacón; el Presidente de la Audiencia Territorial de Canarias José Trujillo Figueroa; el Delegado del Gobierno en Gran Canaria Ferreol de Aguilar y Pérez y el Alcalde Constitucional de Agaete Cristóbal Jiménez García.

Proyecto para la construcción del Puente y el tramo de carretera

En la imagen la envergadura del cauce del barranco después de las inundaciones acaecidas en 1896 y el puente nuevo,                                                           según el proyecto del ingeniero Orencio Hernández Pérez
En la imagen la envergadura del cauce del barranco después de las inundaciones acaecidas en 1896 y el puente nuevo,  según el proyecto del ingeniero Orencio Hernández Pérez

Lo cierto es que a principios del mes de junio de 1896 se había remitido a la Dirección General de Obras Públicas el proyecto para la construcción del puente y del nuevo tramo de carretera para conectar con la Las Nieves, proponiéndose que los trabajos se hicieran por administración y sin trámites de subasta, valorándose las obras en unas 52.000 pesetas aproximadamente.

Un año después, la Junta Consultiva de Caminos Canales y Puertos, informaba favorablemente el plan de reparación de los desperfectos causados en Agaete, elevándose la cuantía de la reparación de la carretera de Las Palmas a Agaete de los km 49 y 50 –construcción del puente y los 288 metros de carretera–, sin contar con el importe de las expropiaciones, a 60.000 pesetas, encargándosele el proyecto al Ingeniero de Obras Públicas Orencio Hernández Pérez.

Cantidad ciertamente ajustada si tenemos en cuenta que la Dirección General de Obras Públicas fijaba para el 10 de diciembre de 1883 la subasta pública del puente de San Andrés, con un presupuesto de salida que ascendía a 67.960,95 pesetas; el 20 de febrero de 1884 el puente de Moya con un presupuesto de contrata de 73.029,26 pesetas, y el puente de Gáldar en 65.141,50 pesetas.

Aunque nada que ver con los datos que se han publicado recientemente sobre el coste del puente de Agaete, es decir de 2.366,80 pesetas; cantidad que no se ajusta a la realidad si tenemos en cuenta la envergadura de los tres puentes de referencia con el de Agaete y los materiales empleados, cuantía que debe referirse como se indica en las bases dadas por la Dirección General de Obras Públicas, a la fianza exigida al adjudicatario de la obra, que en el caso de los puentes homónimos ascendían a 3.400, 3.700 y 3.300 pesetas respectivamente, importe que se debía depositar después de la subasta en efectivo, en acciones o bien en efectos de Deuda Pública.

Para ilustrar a los lectores sobre el coste que se apunta sobre el puente, decir que una casa terrera de tejas a dos vertientes en una de las calles historias de Agaete, de 154,44 m2 de superficie, su precio de venta a mediados de 1943 era de 1.500 pesetas, por lo que la cifra dada es del todo irrisoria para todo un puente de su envergadura, la complejidad técnica, los materiales empleados, la dirección y la supervisión de las obras.

 

 

Expropiación de los terrenos

Tierras rotuladas para el cultivo de la caña. Foto: Teodoro Maisch, 1893. FEDAC.
Tierras rotuladas para el cultivo de la caña. Foto: Teodoro Maisch, 1893. FEDAC.

A groso modo, ya que en breve publicaremos un trabajo en detalle de los hechos acaecidos y de las obras realizadas de manera pormenorizada, de 19 de octubre de 1897 es la Orden del Ministerio de Fomento fijando para las 13 horas del 4 de diciembre la subasta pública de la reparación de la carretera de Las Palmas a Agaete entre el km 49 y 50, ascendiendo el presupuesto a 57.701,82 pesetas, siendo la fianza para tomar parte en la puja de 580 pesetas; presupuesto destinado principalmente a la fábrica del puente sobre el barranco y en menor medida al tramo de carretera de una longitud de 288 metros exactamente.

Mientras que de 1898, siendo Alcalde de Agaete Juan de Armas Merino y Carlos Martín Ramos el secretario, es la relación nominal hecha pública por el Ayuntamiento de los propietarios de las fincas rústicas y urbanas a expropiar forzosamente en su totalidad o en parte, para la ejecución del nuevo tramo de carretera que enlazaría con la otra en Las Candelarias.

Siendo las fincas objeto de expropiación cuatro, que correlativamente pertenecían una rústica al Ayuntamiento, una urbana a Francisco Rodríguez Martín, una urbana a Antonio Bermúdez García y una finca rústica a Francisco Manrique de Lara y Manrique de Lara, único expropiado no residente: un cacique foráneo.

Disponiendo el Gobernador Civil de la Provincia José de San Martín, hacer público la relación nominal de los dueños de las fincas expropiadas, a fin de que los interesados dentro del plazo permitido expusieran las alegaciones que estimaran oportunas, dirigiéndose al Alcalde por escrito o personalmente.

Acabado el plazo, el Gobernador Civil de la Provincia Enrique de Ureña, daba el visto bueno al expediente de expropiación de los terrenos afectados, debido a la necesidad urgente de ocupar las fincas, publicando la resolución con el objeto de que los dueños pudieran recurrir en alzada ante el Ministerio de Fomento.

Según nuestros cálculos y las condiciones particulares y facultativas, las obras pudieron finalizar un jueves 1 de febrero de 1900. Insistiremos sobre este asunto en un trabajo detallado.

 

Fernando León y Castillo - 1895
Fernando León y Castillo – 1895

Fernando de León y Castillo, benefactor y la gratitud de Agaete

Desgraciadamente, el 12 de marzo de 1918 moría en Biarritz Fernando de León y Castillo y el Ayuntamiento enviaba un telegrama de condolencias a su esposa doña María de las Mercedes Retortillo y Díez, Marquesa de Muni.

Su muerte produjo un profundo sentimiento de dolor en la Villa, siendo el único pueblo que le votó mayoritariamente a Diputado a Cortes en 1873, cosa de la que nunca se olvidó, de ahí su protección decidida por esta localidad, haciendo que la carretera de segundo orden llegara a este pueblo, se construyera y luego se ampliara su muelle.

Cuando sus restos regresaron a Gran Canaria diez años después de su muerte, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Agaete acordaba que se confeccionara una corona de grandes dimensiones de rosas naturales en su homenaje[10].

Suscribiendo la Corporación Municipal en 1954 con el patronato de construcción de su monumento/mausoleo el importe asignado para su erección: Agaete siempre le consideró su protector.

Gestiones en favor de la estación de telegráfica de Agaete

Con el puente nuevo en pleno funcionamiento y la parroquia totalmente acabada y orientada hacia la plaza mayor, daba sentido a la trama urbana del municipio, acotando el espacio público más concurrido de todo el pueblo.

Pero todavía quedaba otro magnífico regalo de Francisco Bethencourt de Armas agaetense a su pueblo, que los vecinos lo festejaron con gran alboroto, pero que por motivos obvios lo dejamos en suspense, ya que constituye una interesante publicación que ya tenemos acabada para editar en otro formato.

No obstante, otra de las actuaciones en beneficio de esta localidad fueron los trámites que realizó para que el Estado corriera con los gastos de la estación telegráfica de Agaete, por lo que el 6 de mayo de 1917 la Junta Directiva de la Sociedad La Luz, a propuesta de su presidente Augusto Esparza Arteche, acordaba felicitarle por sus gestiones en beneficio de este municipio.

 

La histórica calle de Las Nieves, rotulada el 8 de enero de 1931 en honor a su hijo ilustre Francisco Bethencourt de Armas
La histórica calle de Las Nieves, rotulada el 8 de enero de 1931 en honor a su hijo ilustre Francisco Bethencourt de Armas

 

 

Nominación de una calle en Agaete como muestra de gratitud

Acaecida su muerte y en prueba de su agradecimiento por sus desvelos por este pueblo, la corporación municipal del Ayuntamiento de Agaete, en la sesión plenaria de 8 de enero de 1931 presidida por el Alcalde Juan García Martín, acordaba que la histórica calle de Las Nieves pasara a denominarse de Francisco Bethencourt de Armas, pasando aquella a designar otra vía en el puerto de Las Nieves.

Con el tiempo, la calle de Las Nieves recuperó su emplazamiento originario, mientras que a este hijo ilustre de Agaete no se le designó otra vía del callejero municipal.

 

 

4. El patrimonio rústico y urbano de Francisco Bethencourt de Armas en Agaete.

 

Uno de los principales contribuyentes de Agaete

En 1910 Francisco Bethencourt de Armas junto a Francisco de Armas Merino, Juan de Armas Merino, Francisco Manrique de Lara y Massieu y Graciliano Ramos Medina, era uno de los principales contribuyentes, con propiedades en el puerto de Las Nieves, en Las Chisqueras, en la calle Santa Rita, en la calle La Cruz y en Los Berrazales.

 

Patrimonio en Las Palmas

En Las Palmas poseía una casa en la Calle Castillo nº 11, donde residía el matrimonio, y otra vivienda emplazada en la calle Terrero, a cuyo Ayuntamiento se dirigió para pedir licencia para reformar el frontis, concediéndole la autorización el 22 de julio de 1904, casa cuyo valor catastral en 1918 pasó de 600 a 1.295 pesetas.

Asimismo era dueño de una finca en el Monte Lentiscal, Santa Brígida, conocida con el nombre de La Guirra, dotada con un grupo electrógeno de 1 kw, donde solía acudir los veranos con su familia, o pasar cortas temporadas por prescripción médica para reponer su estado de salud.

En cuanto al grueso de sus propiedades, a la muerte de su tío materno Antonio de Armas Jiménez en 1895, una parte del patrimonio pasó a los hermanos y hermanas: Jerónima, 1825-1904; Dolores, 1826-1899; José, 1828-1894; Francisco, 1831-1885; María Encarnación, 1834-1900; Nieves, 1835-1906;  Juan Sinforiano, 1837-1861; y Santiago, 1839-1880.

Como a sus sobrinos Juan y Francisco de Armas Merino, Francisco Bethencourt de Armas y Leonor Ramos Armas, que las inscribieron en el Registro de la Propiedad de Guía el 30 de septiembre de 1921.

 

Propiedades rústicas

Entre las propiedades rústicas inscritas en 1921 se relacionan dos fanegadas de ladera en Cueva de la Negra, que formaban parte de la hacienda de La Culatilla, que lindaban al naciente con la cordillera de Los Llanos y el Cortijo de Maninidra, al sur con el Barranquillo de la Fuentecilla y al norte con la Capellanía de Diego de Pineda.

Dos fanegadas de ladera en la Hoya de los Balos, que colindaban al naciente y al norte con el Caidero y los riscos de Maninidra, al poniente con terrenos de la Capellanía de Diego de Pineda y con tierras de los herederos de Tomasa Jiménez y al sur con el barranco de La Culatilla.

// Dos fanegadas y seis celemines y un pedazo de arbolado en La Umbría, que limitaban al naciente con el Cortijo de Los Nogales y con terrenos propios, al poniente con los herederos de Gregorio Jiménez, al norte con el barranco de La Culatilla y al sur con la cresta del lomo.

 

Camino al Valle de Agaete
Camino al Valle de Agaete

 

Una fanegada, diez celemines y veintidós brazas en La Culatilla, con una parte dedicada a riego, a secano y a arrifes, con pajar, gañanía y cuarto, que lindaban al naciente con los herederos de Gregorio Jiménez, al poniente con la Capellanía de Diego de Pineda, al norte con el barranco de La Culatilla y al sur con el filo del risco y con la casa de José García Ojeda, con agua de riego del Heredamiento de La Culatilla y derecho de albercón.

Un trozo de tierra de la hacienda de La Culatilla de un cuartillo y veinticuatro brazas, que limitaba al naciente con la capellanía de Diego de Pineda, al poniente con el barranco de La Culatilla y al sur con las mismas y con herederos de Tomasa Jiménez.

Otro trozo de tierra labradía y arrifes de diez celemines, tres cuartillos y diecisiete brazas donde llamaban El Cercado, con una casa que daba al camino, pajar y establo, que lindaba al naciente con el camino público del Valle y con la casa de Ventura Armas Medina, al poniente con el barranco, al norte con la hacienda de La Culatilla, llamado de La Casilla –que fue de la Capellanía de Diego de Pineda– y al sur con los herederos de Agustín Manrique de Lara y Castillo, con agua de riego del Heredamiento de La Culatilla.

Una trozada de la hacienda de La Culatilla denominada Las Cuevecillas, a la que se le había agregado un trozo de la finca de Hoya de María, conocida como de Los Cantos y que comprendía las canteras de La Calera, con una superficie de una fanegada, ocho celemines y tres cuartillos, lindando por el naciente con el camino público del Valle, al norte con el camino y el Lomo de la Imagen, por el sur con la capellanía de Diego de Pineda y al poniente con La Majada y con tierras de Juan del Rosario Mendoza.

También eran dueños de diez celemines y trece brazas de la hacienda de La Culatilla donde decían Las Cuevecillas, que lindaba al naciente con la Hoya de doña María y los herederos de Francisco de Armas Pino, al poniente con casa de Andrés Díaz y el camino público del Valle, al norte con los herederos de Bernarda Jiménez y al sur con terrenos de la Capellanía de Diego de Pineda.

De una suerte de tierra en La Rosa Alta, en La Culatilla, de una fanegada y seis celemines, que limitaba al naciente con terrenos de Francisco de Armas Pino, al poniente y al norte con Antonio de Armas Jiménez y al sur con tierras de María Jiménez.

Igualmente, eran propietarios de la sexta parte de otra suerte de tierra en La Rosa Alta, en La Culatilla, de una fanegada y media, que lindaba al naciente, al poniente y al norte con tierras de Antonio de Armas Jiménez y al sur con un zanjón al ribero de Las Cuevecillas y con la acequia[11].

Francisco Bethencourt de Armas, junto a Santiago e Inés de Armas León, era propietario del 50% de un trozo de tierra en la Fuente Santa –con casa, pajar y establo–, de la novena parte de una salina de risco en la ribera del mar y de la tercera parte del malpaís.

Con una superficie la parte cultivable de tres fanegadas, cinco celemines y un cuartillo –una hectárea, ochenta y nueve áreas, ochenta y tres centiáreas, y siete mil seiscientos dos centímetros cuadrados–, y la tercera parte del malpaís compuesta de cinco fanegadas y cuatro celemines –dos hectáreas, noventa y tres áreas, cincuenta y dos centiáreas, y ocho mil cuatrocientos tres centímetros cuadrado–.

Que lindaba por el naciente con terrenos de Cristóbal Bermúdez Medina y de Martín Saavedra Alemán, por el norte con la ribera del mar y el Barranco Real, por el que se prolongaba con dos madres para extraer las aguas pluviales para el riego de la finca, por el poniente con la ribera del mar y por el sur con la Hacienda de la Casa Fuerte, que fue de Germán Mújica y Aguilar y hoy de los herederos de Andrés Bethencourt, y por el malpaís con el cercado de Las Nieves de los herederos de Agustín Manrique de Lara y Castillo.

Con nueve horas de agua para su riego cada treinta días del Heredamiento del Caidero y Fuente del Álamo de las piezas correspondientes a la Hacienda de la Casa Fuerte que toma siempre a la una y media de la madrugada. Además de un día con una noche cada mes de los derrames de la Madre Real del agua del Heredamiento del Caidero y Fuente del Álamo, denominada de La Canal por pasar el agua por una canal de madera, con derecho a ser encerrada en el albercón de la Hacienda de la Casa Fuerte.

Así como de un día de agua cada cuatro días de los derrames de la que fluía por el barranco público y que se cogía por la madre que llamaban de Doña María, con derecho a encerrarse en el estanque de Los Angostos.

Habiéndose segregado el molino de viento harinero y la casa vivienda unida al mismo. Estas propiedades fueron adquiridas por adjudicación de herencia autorizada por el notario Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918, e inscritas en el registro de la propiedad el 1 de abril de 1922[12].

A la muerte Francisco Bethencourt de Armas, su mujer María del Carmen Dominga de Quintana y León, titular del derecho hereditario, las inscribe a su nombre en el registro de la propiedad el 20 de diciembre de 1930.

Sin embargo, dentro de este paquete de propiedades, hay que precisar que la casa de la calle Castillo, las tierras de cultivo en la Fuente Santa, la casa, el pajar y el establo, la parte de las salinas y del malpaís, eran propiedades que procedían de la herencia de María del Carmen Quintana y León.

Que como se dijo, era hija de Antonio Rómulo José de Quintana y Llarena-Calderón y de María de los Dolores de León y Joven de Salas.

Que contrajeron matrimonio en Las Palmas el 26 de diciembre de 1855, en el seno de cuya familia nacieron cinco hijos: José Francisco Antonio, Francisco de Asís Juan, Hipólita María de los Dolores, María de los Dolores Luisa y María del Carmen Dominga de Quintana y León.

 

Malpaís de Abajo y finca de la Fuente Santa, primer tercio del siglo XX
Malpaís de Abajo y finca de la Fuente Santa, primer tercio del siglo XX

Significando que Clara María de los Dolores de León y Falcón –tía materna de María de los Dolores de León y Joven de Salas–, había contraído matrimonio con Germán Muxica y Aguilar y al no dejar descendencia testó a favor de su sobrina; pasando a la muerte de ésta por herencia a su hija María del Carmen Dominga de Quintana y León.

Resultando que Clara María de los Dolores de León y Falcón era hija del Coronel Juan Bautista José Teodomiro de León y Romero Ximénez de Embum y de María del Pino Dolores Falcón y Bethencourt, de cuyo matrimonio nacieron Francisco María, Jacinto Agustín, José María Hipólito, Domingo María Manuel, María de los Reyes y Clara María de los Dolores de León y Falcón[13].

En este sentido y por la dotación de la Capellanía fundada por Juan Gallegos de la Guerra en Agaete, sabemos que en 1839 Germán Muxica y Aguilar poseía tierras en la llamada Fuente Santa y en la Casa Fuerte, a decir:

“Primeramente un cercado de ocho fanegadas de tierra labradía con diez días y diez noches de agua para su riego lindando por la parte de arriba con la hacienda de Agustín Manrique de Lara, pared adelante a dar a las propiedades que son de Felipe Jorge y Germán Música y Aguilar, esto es por la parte del Barranco, siguiendo derecho a dar a la hacienda de la casa fuerte que es de dicho Germán, pared adelante a pegar con dos trozos de tierra, uno de José Jiménez Jorge, y el otro de Juan Jiménez Jorge, donde dicen Zambrana a dar al risquete que está en las laderillas, cogiendo al macho que va a regar a Las Nieves, macho arriba a dar a la esquina de la pared de Agustín Manrique de Lara: cuyo cercado que también llaman la Torre corre arrendado en quinientos pesos corrientes a Francisco de Armas Pino de Agaete”.

Asimismo y en la relación nominal alfabética de los contribuyentes expresando el tipo de propiedad y su uso, el líquido imponible de acuerdo con la extensión y la calidad de las tierras, en 1857 consta que Germán Muxica y Aguilar era propietario de la Hacienda de la Casa Fuerte.

Hacienda que estaba compuesta de cuatro fanegadas de tierra de riego de primera clase dedicada al cultivo de tuneras, que estaba arrendada a Sebastián y Miguel de las Cuevas. Más otras cinco fanegadas en dicha hacienda, la mitad de segunda clase y la otra de tercera. Además de una casa en la Villa de Abajo, siendo el valor líquido imponible total de 10.320 reales anuales.

Patrimonio acuífero

En cuanto a las vías y el caudal de agua, Francisco Bethencourt de Armas era dueño de pleno dominio de nueve horas de agua al mes de los derrames de la Madre Real del Heredamiento del Caidero y Fuente del Álamo, denominada de La Canal.

Caideros del Barranco de Agaete. Foto Norma Carl - 1893 - FEDAC
Barranco de Agaete, lugar en el que se localiza el naciente de agua denominado El                         Caidero y Fuentes del Álamo. Foto de Norma Carl – 1893 – FEDAC

Que la adquirió por compra venta según la escritura pública realizada ante Salvador García Pérez el 25 de septiembre de 1912 e inscrita el 7 de noviembre de 1912. //

Además, con Santiago e Inés de Armas León, era dueño del 50% de las cincuenta y cuatro horas de agua a los que tenían derecho cada mes de los derrames de la Madre Real del Heredamiento del Caidero y Fuente del Álamo, denominada de La Canal, para el riego de la Fuente Santa, con derecho a encerrarse en el estanque de la Hacienda de la Casa Fuerte, propiedad de los herederos de Andrés Bethencourt y en el estanque de La Despedida, propiedad de Juan García Rivero.

Que la adquirieron por herencia autorizada ante el notario Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918 e inscrita el 1 de abril de 1922.

Asimismo, con Santiago e Inés de Armas León, era dueño del 50% de medio día de agua cada cuatro días de los derrames que fluía por el barranco público de Agaete, que se recogía por la madre que llamaban de Doña María, con derecho a encerrarla en el estanque de Los Angostos.

Adquirida por adjudicación de herencia autorizada por Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918 e inscrita el 1 de abril de 1922 en el registro de la propiedad.

Igualmente, con Inés y Santiago de Armas León, era propietario del 50% de doce horas del Heredamiento del Caidero y Fuente del Álamo, con dula cada ocho días, pero que cuando mermaban en términos de no ser posible regar, se reunían las de ambos heredamientos comenzando la dula cada seis días fijos hasta el quince de julio, en el que el reparto se hacía a los nueve días, siendo entonces la dula de quince días y de uso alternativo, una vez de día y otra de noche, sin que conste el día de dula en que entraba el agua.

Que fue adquirida por herencia en virtud de la escritura ante Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918 e inscrita el 1 de abril de 1922[14].

 

Vista parcial de la Hacienda de la Casa Fuerte, 1978. Foto Antonio J. Cruz y Saavedra
Vista parcial de la Hacienda de la Casa Fuerte, 1978. Foto Antonio J. Cruz y Saavedra

 

Propiedades urbanas

 

En cuanto a las propiedades urbanas, en 1928, Francisco Bethencourt de Armas, Francisco de Armas Medina y Graciliano Ramos Medina, poseían una edificación de 132 m2 en La Solana nº 3, que lindaba con el camino de La Fuente, por la espalda con el camino de la Fuente de los Morales y el Barranco de Los Morales, valorada en 3.500 pesetas y por la que tributaban 75 pesetas anualmente. Y de un pajar también en La Solana de 15 m2, que colindaba con terrenos propios, valorado en 60 pesetas y por el cual no pagaban ningún arbitrio.

Indivisamente, Francisco Bethencourt de Armas tenía registradas a su nombre en este término municipal ocho fincas en Las Chisqueras, a la entrada al pueblo, y otras cinco en el puerto de Las Nieves. Para una referencia sobre su patrimonio rústico, el temporal que tuvo lugar la noche del 12 de enero de 1926, solo en sus propiedades causaba cuantiosos daños, elevándose a 50.000 pesetas los destrozos causados en sus fincas.

Tal como se dijo, Francisco Bethencourt de Armas alternaba periodos con estancias prolongadas en Agaete, donde poseía varias fincas urbanas en el puerto de Las Nieves, en la calle de La Cruz y en la calle Santa Rita.

Viviendas desde donde atendía sus asuntos, pasaba temporadas con la familia y amigos y visitaba sus propiedades y vías de agua.

Para una referencia sobre su patrimonio urbano, en la calle de La Cruz nº 12 poseía una casa terrera con sus accesorios de 91 m2, que lindaba por la derecha entrando con el callejón de La Majada, por la izquierda con la casa de Juan González Jiménez, por la espalda con la vivienda de José García Álamo y por delante con la calle de La Cruz.

Que fue adquirida por herencia en virtud de la escritura pública realizada ante el notario Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918 e inscrita en el registro de la propiedad el 4 de abril de 1922.

Así como otra casa terrera en la calle Santa Rita nº 3 de 266 m2 de superficie, incluyendo el patio ubicado a la entrada, que colindaba por la derecha entrando con la casa de Germán González, por la izquierda con la vivienda de los herederos de Sebastián Benítez, por la espalda con la ermita de San Sebastián y por delante con la calle Santa Rita.

Adquirida por herencia en virtud de la escritura pública realizada ante el notario Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918 e inscrita en el registro el 4 de abril de 1922[15].

Mientras que en 1928, en el puerto de Las Nieves, tenía una casa de 70 m2 que lindaba con la carretera, por la espalda con terrenos de Adán del Castillo Westerling, a la derecha con otra casa de Francisco Bethencourt de Armas y a la izquierda con la vivienda de los herederos de Antonio Bermúdez Álamo, que estaba valorada en 1.000 pesetas y por la que tributaba 37,50 pesetas anuales, que fue vendida en 1932 al también agaetense Cirilo Armas Galván, que hizo escritura pública ante el notario Cayetano Ochoa Marín el 25 de noviembre de 1935.

Alzado de la fachada de la casa que Cirilo Armas Galván pretendía construir 6 de febrero de 1930 en el puerto de Las Nieves. Posiblemente se trata de la vivienda que adquirió a Francisco Bethencourt de Armas
Alzado de la fachada de la casa que Cirilo Armas Galván pretendía construir 6 de febrero de 1930 en el puerto de Las Nieves. Posiblemente se trata de la vivienda que adquirió a Francisco Bethencourt de Armas

 

Además de otra vivienda contigua de dos plantas de 40 m2 de superficie, que lindaba con la carretera, por la espalda con terrenos de Adán del Castillo Westerling, a la derecha con la carretera y con la vivienda anterior, que estaba tasada en 3.000 pesetas y por la que tributaba 112,50 pesetas al año, que fue vendida a Graciliano Suárez Ramos, que la escrituró el 25 de noviembre de 1935 ante el notario Cayetano Ochoa Marín.

Y una casa de una sola planta de 20 m2 que lindaba por todos los lados con sus terrenos, valorada en 350 pesetas y por la que tributaba anualmente 10 pesetas.

 

Aguas termales de Los Berrazales

Con todo, Francisco Bethencourt de Armas, Francisco de Armas Merino y Leonor Ramos Armas, eran dueños del predio donde nacían las milagrosas aguas termales de Los Berrazales.

Y aunque no sabemos las condiciones contractuales de la explotación, el aprovechamiento siempre estuvo en manos del vecino del Valle de Agaete Juan Suárez García, de sus hijos, de sus esposas y familiares.

Los Armas y herederos de la propiedad nunca explotaron directamente los recursos acuíferos, salvo después con la construcción del balneario en 1931.

Hay que tener presente que la explotación de las aguas minero medicinales en Europa y en España estaban en auge y era un negocio muy lucrativo, sobre todo cuando los ingresos eran mayores en razón al capital invertido para modernizar las instalaciones y adecuarlas a los tiempos que corrían; al parecer era más rentable y seguro viajar al continente europeo que tomar las aguas en la propia isla.

Para una referencia sobre el asunto, los medios de comunicación daban a conocer el 29 de junio de 1928 un informe del Director de Sanidad, denunciando las deficiencias en determinados servicios que prestaban los balnearios de Azuaje y Los Berrazales, por lo que el Gobernador Civil procedía a la clausura de los baños.

Alegando la prensa que se suspendiera dicha medida durante la presente temporada para no privar de este bien a los miles de enfermos que acudían a las aguas medicinales, obligándolos a regularizarse de cara a la próxima campaña.

Los cierto es que con el propósito de legalizar esta situación, Juan Rosario Martínez y Juan Gil Rodríguez, vecinos de Agaete y de Las Palmas, y propietarios de varias vías de agua para riego del barranquillo y Heredamiento del Albercón de La Solana, incoaron en 1928 el oportuno expediente solicitando la declaración de las aguas mineromedicinales del manantial de Los Berrazales de utilidad pública, alegando que el caudal estimado que brotaba de Montaña Gorda era de 2,5 litros por segundo y que lo hacía a una temperatura de 23º C. Acompañando a la memoria el preceptivo análisis químico y bacteriológico y los planos del proyecto que llevarían a cabo.

 

 

Vista panorámica del balneario y del Hotel Guayarmina, 1954. Postal propiedad de Antonio J. Cruz y Saavedra
Vista panorámica del balneario y del Hotel Guayarmina, 1954. Postal propiedad de Antonio J. Cruz y Saavedra

 

 

Sin embargo y ante el estado de los hechos, Francisco Bethencourt de Armas, como copropietario de los terrenos donde emergían las aguas de Los Berrazales, había presentado dentro del plazo permitido su oposición a la concesión de la explotación en función del derecho que le asistía como condueño del manantial.

Demostrando al efecto la certificación del Registro de la Propiedad correspondiente, que acreditaba que los terrenos donde emergían las aguas le pertenecían en propiedad pro indivisa, en unión con Leonor Ramos Armas y Francisco de Armas Merino, perteneciendo las aguas de riego al Heredamiento de La Solana solo cuando salían fuera del predio.

Por lo que la Dirección General de Sanidad y el Real Consejo de Sanidad decidían públicamente, el 12 de enero de 1929, que la concesión de la explotación le correspondía a Francisco Bethencourt de Armas, con la obligación de resarcir a Juan Rosario Martínez y Juan Gil Rodríguez de todos los gastos ocasionados por la tramitación del expediente.

Otorgando el Gobernador Civil a Francisco Bethencourt de Armas un plazo de dos años para que se ejecutaran las obras proyectadas según los planos presentados, pudiendo Juan Rosario Martínez y Juan Gil Rodríguez expropiar los terrenos donde nacía el manantial y una zona de 150 metros alrededor del mismo, si transcurrido el plazo no se materializaba el proyecto.

Balneario de los Berrazales, primeros habitáculos - 1905
Balneario de los Berrazales, primeros habitáculos – 1905

No es de extrañar que, a sabiendas de que el informe de declaración de utilidad pública y de explotación del manantial era en contra de los interesados que iniciaron el expediente, los vecinos de Las Palmas Antonio del Rosario Martínez y Juan Gil Rodríguez, presentaran en el Gobierno Civil de la Provincia un escrito en el que exponían:

“Que a pesar de haber ordenado V.E. que no se utilicen las aguas minero medicinales de los Berrazales en Agaete, para baños, por no estar autorizado este uso por los tramites de la legislación vigente, y de que se verificó la clausura de unas habitaciones que para tomar tales baños existen en la propiedad de los Sres. Dª Leonor Ramos Vda. de Morales, de D. Francisco de Armas Merino y de D. Francisco Bethencourt Armas, es el caso que, contraviniendo tan terminantes disposiciones se vienen bañando en aquel sitio muchas personas atraídas por la fe que les inspira sus virtudes medicinales, sin dirección facultativa y sin ninguna clase de precauciones.

A los exponentes les interesa únicamente hacer constar que ese uso que se está haciendo de las aguas es ilegal y clandestino y no causar perjuicios y molestias a las personas que allí se trasladan sujetándose ya a todo género de privaciones y de peligros, por lo que se limitan a solicitar que V.E. participe una vez más al Sr. Alcalde de Agaete la prohibición”.

Por lo que el Gobernador Civil remitía, el 24 de septiembre de 1928, escrito al Alcalde en el que le instaba a que procediera al cumplimiento de la orden de clausura del balneario, haciéndoselo saber a sus dueños y concesionario del establecimiento, acompañando a la información la denuncia formulada.

Ordenando el Alcalde José Armas Galván, el 4 de octubre, la apertura del correspondiente expediente según el oficio instruido por la Inspección Provincial de Sanidad de Las Palmas.

Remitiendo, el secretario del Ayuntamiento Agustín Rodríguez Bermúdez al Alcalde de Las Palmas Salvador Manrique de Lara y Massieu, las diligencias para que las hiciera llegar a los interesados, con el ruego de firmar el duplicado para su constancia en el expediente.

No cabe duda de que la denuncia tenía que ver con el litigio de la explotación de las aguas, al verse los promotores de la iniciativa relegados a un segundo plano al tomar los legítimos propietarios cartas en el asunto, para sacar provecho de un negocio que se presentaba como productivo y rentable, como lo fue muchos años después.

Sin embargo y a pesar de las prohibiciones, las aguas continuaron utilizándose y la peregrinación de enfermos y veraneantes no cesó. Con todo, las nuevas instalaciones del balneario iniciaron sus trámites y se le encargó al arquitecto Rafael Massanet y Maus los planos de la edificación, que acabó en el año de 1931, cuando el camino vecinal desde la Cruz Chiquita a las Casas del Camino no había concluido y el estudio y las expropiaciones de la llamada carretera de Las Vueltas, aún no se habían iniciado.

Balneario Los Berrazales - Valle de Agaete
Balneario Los Berrazales – Valle de Agaete

De cualquier manera, Francisco Bethencourt de Armas no llegó a disfrutar de estas modernas e higiénicas instalaciones.

Todo lo contario que su esposa, María del Carmen de Quintana y León, que frecuentó el recién construido balneario de la que era copropietaria.

Con visitas, según recoge los medios escritos, para pasar temporada o unos días de descanso, documentando la primera estancia el 28 de octubre de 1937, que luego se sucedieron el 19 de octubre de 1938, el 6 de julio de 1939, el 7 de noviembre de 1939, desde el 17 de julio hasta el 1 de agosto de 1940, el 17 de noviembre de 1940 y el 11 de junio de 1947.

A sabiendas de que en vida de Francisco Bethencourt de Armas, el lugar tradicional de veraneo del matrimonio era como se dijo el puerto de Las Nieves y en su finca de La Guirra en Santa Brígida, así como periódicas visitas que el matrimonio realizaban al balneario de Vichy en Francia.

 

 

Volver a rotular con su nombre una de las calles principales de la Villa de Agaete

En definitiva esta es la aportación a la biografía de un agaetense y de un grancanario ilustre que rescatamos del olvido, que bien merece nuestro reconocimiento y su municipio volver a rotular una de sus calles principales.

 

 

5. BIBLIOGRAFÍA

5.1. Fuentes de archivos

AGMAEC, Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Madrid

AHN, Archivo Histórico Nacional, Madrid

ADPCA, Actas Diputación Provincial de Canarias, Santa Cruz de Tenerife

AHPLP, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas

AHPSCT, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife

AJMVA, Archivo Juzgado Municipal Villa de Agaete

AMVA, Archivo Municipal Villa de Agaete

APVA, Archivo Parroquial Villa de Agaete

ARPG, Archivo Registro de la Propiedad de Guía, Gran Canaria

ASLLVA, Archivo Sociedad La Luz de Cultura, Recreo y Deportes de Agaete

 

5.2. Fuentes digitales

Archivo Histórico de la RSEAP de Las Palmas de Gran Canaria

Biblioteca Digital de Castilla y León

Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica, del Ministerio de Cultura y Deportes

FEDAC, Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria

Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España

Https://Bibliotecadecanarias.Blogpot.Com

Jable. Archivo de prensa digital de Canarias de la ULPGC

 

5.3. Fuentes impresas

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. y JORGE MENDOZA, Inés (2008). Don José Sánchez y Sánchez, 1853-1917. En el nonagenario aniversario de su muerte. ISSN 1989-1210.

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2011). Arquitectura y artes plásticas en la Villa de Agaete. Cabildo de Gran Canaria.

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2012). “Un puerto de 2º orden de escala en el Atlántico: el fondeadero de Las Nieves, Agaete. Tráfico marítimo y mercancías”. Trabajo inédito.

CRUZ JORGE, Aréstor Antonio y CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2012). Catástrofes naturales, siniestralidad, accidentes y episodios luctuosos en la Villa de Agaete a través de la prensa. ISSN 1989-1210.

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2017). Las aguas termales y el turismo de salud en la Villa de Agaete. Trabajo inédito, 475 páginas.

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2018). “Antonio de Armas Jiménez, 1820-1895: hijo ilustre de Agaete y figura relevante de Gran Canaria”. En Agaeteespacioweb.com, ISSN 2444-9768.

CRUZ Y SAAVEDRA, Antonio J. (2018). “Las fiestas en honor a la Virgen de Las Nieves. Los actos lúdicos y religiosos a través de la prensa”. En Agaeteespacioweb.com, ISSN 2444-9768.

FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Francisco (1878). Nobiliario y Blasón de Canarias. Tomo II, Santa Cruz de Tenerife.

HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, Vicente (1994). El Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.

HERNÁNDEZ SOCORRO, María de los Reyes (1992). Manuel Ponce de León y la arquitectura de Las Palmas en el siglo XIX. Cabildo de Gran Canaria.

GIL PÉREZ, Javier (2017). “Familia Armas de Agaete. Notas sobre su apogeo y decadencia en el poder local (siglo XIX)”. En genealogiascanarias@gmail.com.

MARRERO HENNING, María del Pino (1977). El colegio de San Agustín en la enseñanza secundaria de Gran Canaria (1844-1917). Las Palmas de Gran Canaria.

RODRÍGUEZ BATLLORI, Francisco y RODRÍGUEZ BATLLORI, Antonio (1979). Sardina, puerto del Atlántico. Apuntes para la historia de Gáldar. Madrid.

 

6. Agradecimientos

A don Juan Carlos de Miguel Rodríguez, Jefe de Servicio de la Secretaría General Técnica y Vicesecretaría General Técnica del Archivo General.

Don Tomás Martín Trujillo, por sus aportaciones a este trabajo de investigación. A José Antonio Rosario Ramos, del Archivo Municipal de Agaete.

Los funcionarios del Ayuntamiento de Agaete Juan Francisco Espino Cruz y Domingo Valencia Rosario.

A Inés Jorge Mendoza.

Mari Carmen Martín Armas.

Javier Tadeo Alemán.

A todos el obligado agradecimiento por la inestimable colaboración y publicación de este trabajo.

 

Notas

 

  1. Su padre murió en Gáldar y su madre, que nació en 1830, falleció en septiembre de 1900 en Agaete.

  2. GIL PÉREZ (2017). En genealogiascanarias@gmail.com

  3. Consta que falleció en Guía de Gran Canaria.

  4. RODRÍGUEZ BATLLORI y RODRÍGUEZ BATLLORI (1979), p. 109.

  5. Falleció en Gáldar a los 85 años.

  6. MARRERO (1977), p. 291.

  7. HERNÁNDEZ SOCORRO (1992), pp. 404 y ss.

  8. Había sido Gobernador Civil de Ciudad Real y tomó posesión como Gobernador Civil de la Provincia el 21 de febrero de 1898.

  9. HERNÁNDEZ JIMÉNEZ (1994), p. 14.

  10. El 31 de diciembre de 1928 consta el libramiento a Pedro Martín Santana, como encargado del pago a Juan Rivero de las 229,50 pesetas de la corona.

  11. Propiedades adquiridos por herencia en virtud de escritura pública ante el notario Salvador García Pérez el 20 de febrero de 1918, e inscrita en el registro el 30 de septiembre de 1921.

  12. El malpaís suponía las dos terceras partes a la Hacienda de la Casa Fuerte. El molino de viento y la vivienda pasaron a formar parte de otra finca.

  13. FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT (1878), II, pp. 133 y ss. Juan Bautista José Teodomiro de León y Romero Ximénez de Embum nació el 30 de agosto de 1770 y falleció el 30 de abril de 1834. Era hijo de Francisco Jacinto de León y Matos y de Clara Romero Ximénez de Embum y de María del Pino Dolores Falcón y Bethencourt, hija de Jacinto Agustín Falcón Ramos y Valdés y de María Antonia de Bethencourt y Conde Santos de San Pedro. Matrimonio donde nacieron Juan Bautista, Manuel del Sacramento, María Guadalupe, Francisca y Faustina. Juan Bautista se retiró el 31 de agosto de 1810 e hizo testamento el 30 de abril de 1834.

  14. María del Carmen Quintana León, como titular del derecho hereditario, las inscribe a su nombre, el 20 de diciembre de 1930, en el registro de la propiedad.

  15. Al parecer de esta finca se segregaron 159 m2, quedando inscrito un resto de 107 m2.

 

 

Enlaces de interés

Agaete a través de la historia

Turimso de Salud en la Villa de Agaete – Antonio J. Cruz y Saavedra

Antonio de Armas Jiménez

José de Armas Medina

José Antonio García Álamo

Historia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas en el siglo XX

 

 

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Calle de La Concepción, a la derecha, vivienda con balcón en la que habitó el poeta Tomás Morales durante su estancia en Agaete entre 1911 y 1919. Las Nieves, con su puerto diseñado por el ingeniero JUan de León y Castillo en 1864. En la lontananza, los dos molinos de viento. Foto: Teodoro Maisch, 1920. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Callejero, Comunicaciones, Evolución de la Trama Urbana, Geografía, Historia, Población

La trama urbana de Agaete

 

 

 

 

Antonio J. Cruz y Saavedra. Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna.
                Antonio J. Cruz y Saavedra.

Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna.

 

ASENTAMIENTO Y EVOLUCIÓN DE LA TRAMA URBANA DE AGAETE

El hábitat y el contacto con la población aborigen.

El Valle de Agaete. 1920. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.1930. Foto: fondos de la FEDAC.
El Valle. 1920 – 1930. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Al analizar el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete, es preciso tener en cuenta los condicionantes fundamentales que imperan en el modo de hábitat de todo entorno, son aquellos que emanan de los factores medio ambientales. Estos no son los únicos, ya que el bagaje cultural y la infraestructura socioeconómica tienen una importancia a veces superior. No obstante y de manera particular, la arquitectura popular del municipio está ligada al primero por sus cuestiones específicas aunque en el inicio de su poblamiento se reservó de su contacto con la población aborigen.

Por sus propias características, al menos en la superficie que nos ocupa, en el curso bajo del valle los terrenos cultivables escaseaban,  –muchos de ellos son obra del enorme esfuerzo del campesinado agaetense– lo que nos indica que el asentamiento poblacional se hace en el lugar más idóneo dentro de la variedad geomorfológica. Es decir, la margen izquierda, aguas abajo del Barranco Real de Agaete, se ha dedicado a zonas susceptibles de cultivarse, mientras en la Villa de Arriba, a ambas márgenes del citado barranco, la irregularidad del terreno no ofreció garantías suficientes para erigir el núcleo principal.

Estos condicionantes físicos no son realmente las premisas fundamentales. Desde la antigüedad, todas las poblaciones han tenido en cuenta una serie de normas naturales observables por el hombre, aireación y buena exposición al sol, situación de las viviendas y emplazamientos de las necrópolis o cementerios[1].

Villa de Arriba y de Abajo.

A interrogantes de por qué se establecen en lo que llamamos “Villa de Abajo” y no en otro emplazamiento, o el por qué de esta clásica separación de “Villa de Arriba y de Abajo”, es aquí donde reside la parte más interesante. La población no solo se emplaza en el lugar idóneo sino que encuentra unos factores de por sí ya naturales o preestablecidos.

En este contexto, la población del “lugar” se instala fuera del alcance directo de la necrópolis del Maipez de Arriba, territorio ancestral, sagrado, mágico por excelencia, del pueblo aborigen que formó parte del primitivo Gayerte. Este alejamiento, como medida higiénica o tabú, fue desbordado a partir del siglo XVIII culminando en el XIX, cuando la población, en una de las etapas más importantes de su historia, crece y amplía su emplazamiento original para convivir, destruir y respetar en otras, donde tuvo efecto el primer asentamiento del enclave aborigen antes de la conquista. Testimonio de lo expuesto lo presenciamos en las diferentes cuevas habitacionales y silos descritas por Sebastián Jiménez Sánchez, en las cuales se han encontrado una diversidad de elementos arqueológicos que nos indican su medio, su forma de hábitat y su alimentación[2].

 

Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra.
Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra.

 

 

SIGLO XVI. Villa de Abajo: La Concepción

 

SIGLO XVII-XVIII. Villa de Abajo: La Concepción y San Sebastián

 

SIGLO XIX. Ensanche. Villa de Arriba: calle Nueva del Sol, Las Peñas, Cruz Chiquita y Barranco Santo. Villa de Abajo: San Sebastián, Barrio de Pescadores y Las Chisqueras

 

SIGLO XX. Espacios de urbanización reciente

 

Terrenos de cultivos

 

Zonas montañosas

 

Calle San Francisco testimonio de la población aborigen.

 

Casco de Agaete. En la zona frontal derecha, el camino reconvertido en carretera, denominada "Carrtera nueva"; posteriormente, calle San Francisco. Se pueden observar, las escasas viviendas, algunas de ellas, contiguas a las antiguas cuevas utilizadas por los aborígenes. Foto de Teodoro Maisch - 1925-1930-Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Casco de Agaete. En la zona frontal derecha, el camino reconvertido en carretera, denominada “Carrtera nueva”; posteriormente, calle San Francisco. Se pueden observar, las escasas viviendas, algunas de ellas, contiguas a las antiguas cuevas utilizadas por los aborígenes. Foto de Teodoro Maisch – 1925-1930-Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Pero estos exponentes no son únicos. En un rastreo visual obligado y siguiendo el escarpe sinuoso de toba volcánica, hemos inventariado un número determinado de cuevas con la misma estructura y características, que muestran a la estación arqueológica de San Francisco, un testimonio fehaciente del enclave poblacional aborigen. En la actualidad se utilizan como alpendres, pajares y graneros.

Emplazamientos que determinan las funciones otorgadas por los aborígenes al territorio.

Fuera de este escenario nos encontramos con la necrópolis de los Cascajos de Arriba, cementerio aborigen que sobrecoge al espectador. A ambas márgenes y en diferentes puntos estratégicos, algunos de difícil acceso, se localizan una diversidad de estructuras propias de esta cultura transformada en cuevas habitacionales y de enterramientos como el complejo troglodita de Chapín. Interesantes son las estaciones arqueológicas del Lomo de San Pedro, de La Culata, de Los Berrazales, la necrópolis de los Acarreaderos y el poblado troglodita de El Sao.

Los enclaves citados confirman el riguroso alejamiento de la población castellana y arropan a la “Villa de Arriba”, junto al curso medio y alto del Valle del Gayerte como núcleo preferencial de emplazamiento cantonal. Apoyan las deducciones los hallazgos encontrados en la nueva estación arqueológica denominada “Villa de Arriba”, que contribuye a apoyar este capricho humano, en la que el topónimo de “Villa de Arriba y de Abajo”, tiene sus inicios en la propia historia ensalzados por los mismos ciudadanos[3].

Los núcleos de población siguieron los antiguos emplazamientos de los conquistadores al roturar las tierras. Actualmente cumplen la misma función, aparte del ejemplo citado, adquiere mayor importancia el condicionante físico en los caseríos históricos y de medianías.

 

El hombre transforma el paisaje.

 

El Valle, a la izquierda, la Vecindad de Enfrente; en medio, las espledorosas tierras de cultivo contiguas al caude del barranco. A la drecha, la carretera, sin asfaltar, de acceso al balneario de Los Berrazales y el Hotel Guayarmina. El Valle de Agaete. 1920. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
El Valle, a la izquierda, la Vecindad de Enfrente; en medio, las espledorosas tierras de cultivo contiguas al caude del barranco. A la derecha, la carretera, sin asfaltar, de acceso al balneario Los Berrazales y el Hotel Guayarmina.  Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

En el primero, las antiguas viviendas se emplazan y se escalonan por las laderas de Bizbique y en torno al eje de penetración donde se ubica el caserío de San Pedro. De este modo, el aprovechamiento de las terrazas a ambas márgenes del barranco es total. Este proceso diferenciador se muestra plenamente en El Hornillo. Allí, donde el espacio cultivable es reducido y escalonado hasta la misma pared del barranco, el hombre ha transformado el paisaje en numerosos bancales.

Debido a su peculiaridad, el hábitat se ha refugiado a los pies de la masa rocosa, aprovechando las oquedades naturales para transformarlas posteriormente en cuevas-viviendas. Se aprecian aspectos físicos como la orientación de los edificios al oeste, de forma que la fachada esté expuesta el mayor tiempo posible al sol según su trayectoria.

A pesar de todo, entidades como la Vecindad de Enfrente, lo hacen en sentido contrario por los motivos aludidos. Se tiene en cuenta la componente de los vientos reinantes, evitan igualmente el choque frontal de las precipitaciones dominantes impidiendo el choque frontal con las fachadas.

Estos elementos naturales emparentan la arquitectura de San Pedro y caseríos aledaños con el centro de la Isla, con un régimen de precipitaciones más elevado que en el casco urbano. En general se rehuye edificar en sitios llanos y desabrigados, expuestos a todos los tiempos. Una vez más, el factor físico condiciona la forma de construir y la tipología volumétrica de las estructuras habitacionales, motivadas por la graduación de los diferentes pisos climáticos y motivando la gran variedad de los materiales, así como la utilización diversa de su sistema de cubrición.

 

Asentamiento de importantes familias de la burguesía Gran Canaria en Agaete.

 

Las Longueras - El Valle - Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete
Las Longueras – El Valle – Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

El carácter socioeconómico de los moradores constituye otro argumento de indudable peso. La centuria pasada es para la Villa un siglo notable, contribuyendo al asentamiento y engrandecimiento de importantes familias de la burguesía isleña, que a raíz de las desamortizaciones producidas concentran aún más el espacio agrícola[4]. Concentración que tiene como punto de arranque la usurpación de aquellas tierras de realengo que habían quedado sin repartir ni colonizar a finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Su función principal, aparte de la utilización de los montes para el aprovechamiento de madera y leña, era zona de pastoreo común, sin llegar a ser patrimonio del Cabildo –del común–, sino de la corona. La aglomeración de la tierra presupone un poder socioeconómico, cuyo reflejo se evidencia no sólo en la terratenencia sino en la magnificencia de sus viviendas, en un modo diferente de construir, en la utilización de materiales nobles y ricos puestos de manifiesto en sus fachadas ampulosas. Junto a este tipo de estructura existen otras edificaciones de carácter más humilde por los recursos empleados.

 

 

Los europeos en el Gayerte aborigen.

 

Ermita de Las Nieves. Primer plano, presbiterio, con estructura originaria, con toda probabilidad en el siglo XVI. La parte frontal, fue edificada en el siglo XVIII. Foto: Javier Tadeo Alemán.
Ermita de Las Nieves. Primer plano, presbiterio, con estructura originaria, con toda probabilidad en el siglo XVI. La parte frontal, fue edificada en el siglo XVIII. Foto: Javier Tadeo Alemán. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Con la penetración del hombre europeo al Gayerte aborigen, aún sin finalizar la conquista, surgen como primera advocaciónhistórica la dedicada a la Virgen de Las Nieves, emplazada primeramente dentro del recinto amurallado de la “Torre-Fortaleza”, aprovechando algunas de sus dependencias. No obstante, esta edificación es puramente de carácter defensivo, completamente al margen del culto religioso. La primera construcción religiosa cabalga paralelamente bajo los auspicios de Nuestra Señora de la Concepción.

El comienzo de la historiografía del municipio deja entrever el capitán Alonso Fernández de Lugo como el propulsor del primer asentamiento poblacional. Remontándonos al hecho conquistador observamos que la rada de Las Nieves tuvo diferentes contactos con la civilización europea antes de su incorporación definitiva a la corona de Castilla:

“…Mandó Pedro de Vera embarcar lo necesario, y rodeando la Isla halló por puerto capaz el del Gaete. Cerca de la playa halló una buena y grande casa, capaz; que era fama ser fábrica y habitación de los mayorquines, que estas

Islas frecuentaban antes de la venida de Juan de Bethencourt, de 1360 en adelante…”[5].

Por lo tanto, el primer exponente de la civilización castellana tiene lugar en los aledaños de Las Nieves, transformada en vivienda-oratorio-fortaleza, iniciándose al tiempo la primera fase del asentamiento poblacional, unido evidentemente al ciclo económico predominante[6].

Según el profesor Martín Ruiz, el modelo de crecimiento poblacional de la comarca está de acorde con unas pautas propias y originales, apreciándose desde la conquista hasta la segunda mitad del siglo XIX, cómo la población aumenta sus efectos de manera continua y casi lineal. Propiciada al no existir crisis de larga duración, sólo obstaculizada por periodos cortos, agrarios o de subsistencia[7]. Finalizada la conquista y efectuados los repartos de tierras, las zonas de costa y las márgenes inferiores de los barrancos son las primeras en colonizarse.

 

La transformación del paisaje

 

 

Puerto de Las Nieves sin concluir - Foto: Década 1900-1910
Puerto de Las Nieves sin concluir – Foto: Década 1900-1910 – Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Los primeros trabajos consisten en transformar los terrenos incultos en tierras de labores, ocupándolas el llamado ciclo tradicional de la caña de azúcar, acompañada por una parcelación reducida de viñas. Por consiguiente, a finales del siglo XV y primera mitad del XVI, la zona ocupacional lo es en la costa, condicionada indudablemente por la carencia de una infraestructura viaria y económica adecuada. No obstante, en 1585, hay una población de 20 vecinos en torno a una sola pila, el escaso poblamiento indica la pobreza del lugar[8].

 

Prevalecen los cultivos de viñas, frutales y hortalizas[9]. Se establece un régimen de aparcería en el sistema de explotación, comprometiéndose el propietario a proporcionar todos los instrumentos, materiales y simientes para poner en marcha dicho arriendo, mientras el arrendador debe mantener la huerta bien cuidada y poblada de hortalizas. Dentro de la producción agrícola destacan las superficies destinadas a sembraduras, en mayor medida trigo.

Sin embargo, se recurrió a su importación desde Tenerife y La Palma, porque su precio era más barato que el de la tierra[10]. La actividad agrícola confirma a la rada de Las Nieves como el medio de comunicación más eficazdentro del aislamiento que sufre la comarca por la carencia de carreteras. Al respecto, las importaciones de trigo tienen su destino por el puerto.

Cumpliendo también con una importante labor durante el poderío de la caña de azúcar siendo uno de los puertos por donde se concierta su embarque con destino a Amberes[11]. Durante el siglo XVII se acrecienta su actividad primordial en el transporte de mercancías hacia Tenerife. Llegando a su máximo desarrollo en la segunda mitad del siglo XIX, localizándose en su recinto una pequeña industria artesanal de construcción de barcos[12].

 

El ingenio azucarero, los esclavos y la población morisca.

 

Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros: cultivar las cañas de azúcar y recolectarlas, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportarla hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar...
Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros (habitualmente esclavos): cultivar y recolectar las cañas de azúcar, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportar la melaza hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar… Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

De sustancial importancia para el conocimiento de esta etapa histórica es la considerable presencia que tiene la mano de obra esclava vinculada a la hacienda del lugar[13], así como el destacamento de población morisca si la comparamos con otras entidades de población. Los datos recogidos nos cifran en 1595 un total de 14 moriscos, uno de ellos esclavo[14].

Este grupo étnico tuvo una gran capacidad de influencia al permanecer hasta nosotros los topónimos de Las Moriscas, la Cueva de El Moro y El Turmán. La segunda fase de ocupación del espacio comienza a finales del siglo XVI y principios del XVII, a medida que escaseaban en la costa las tierras susceptibles de regarse con las técnicas disponibles. Se fueron roturando especialmente los barrancos por sus recursos hidráulicos, practicándose en las zonas marginales la explotación ganadera[15].

Esta segunda etapa llega a cubrir parte del siglo XVIII, observándose un notable crecimiento de la población dentro del cómputo general. El aumento se ve salpicado por leves periodos epidemiológicos y a las anomalías del sector agrario, propiciadas por la caída de la caña de azúcar, aunque en la Villa permanece como cultivo importante hasta la segunda mitad del siglo XIX, reemplazada luego por la vid[16].

Para el lugar, el obispo Cámara y Murga, establece en 1634 un censo de 40 vecinos[17]. En la segunda mitad del XVII y entre los años comprendidos desde el 1676 a 1688, el aumento de la población va desde los 327 a los 470 habitantes[18]. El Dr. Martín Ruiz, da un crecimiento sobre el orden de 0’94, superior al de la Villa de Guía con 0’83[19]. La tercera fase tiene lugar a finales del siglo XVII y principios del XVIII, en base al aprovechamiento del espacio agrícola en aquellos lugares capaces de explotarse atendiendo a la aclimatación de los nuevos cultivos y a la reducción periódica de las epidemias. La roturación se vincula a los caseríos de medianías y con ello su consiguiente poblamiento.

 

Población siglos XVII – XVIII y el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Caserío de el Hornillo, en los altos del Valle de Agaete, AgaeteTelevision.com
Caserío de el Hornillo, en los altos del Valle de Agaete, AgaeteTelevision.com. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Por este motivo existencial, surgen las entidades de Guayedra con 18 habitantes, El Risco con 12 y El Valle con 13[20], todos bajo una cota no superior a los trescientos metros de altitud. En la primera mitad del siglo XIX aparece el primer núcleo de medianías, El Hornillo, situado a unos 700 metros sobre el nivel del mar, aunque existen referencias en la centuria anterior.

El crecimiento no es continuo, sino que se interrumpe por crisis periódicas, producidas por malas cosechas o por la mortalidad epidémica. No obstante, la tasa de crecimiento sigue siendo superior con respecto a sus vecinos norteños en 1’8 en el periodo comprendido entre 1686 y 1735 con 300 y 714 habitantes respectivamente[21].

En 1737 el obispo Pedro Manuel Dávila y Cárdenas en su descripción del lugar dice que consta de 168 vecinos, repartidos en Guayedra con 18, 12 para el barrio de El Risco y 30 para los pagos emplazados en El Valle[22].

Según el censo de Aranda en 1772 el lugar tiene una población de 868 habitantes[23]. En 1779, Hermosilla dice que hay 924 personas repartidas en los caseríos históricos citados[24], mientras que Floridablanca en 1787 establece 999 habitantes[25].

 

 

Roturación clandestina de las tierras de realengo en favor de la burguesía.

 

 

Chapin - Foto Javier Tadeo. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.Alemán.
Chapin – Foto Javier Tadeo. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

En definitiva, en la tercera fase tiene lugar una importante ocupación del espacio a través de la roturación clandestina de las tierras de realengo, fomentándose la concentración y el enriquecimiento de las grandes familias: Castillo y Manrique. Durante el siglo XIX la consolidación económica es un hecho, con ella, el auge poblacional, y por consiguiente, el desarrollo de la trama urbana. En este sentido Escolar y Serrano es muy certero:

“…El cultivo de las tierras de Agaete alcanza las 3/4 partes del territorio; las mejores se dedican a maiz, y las inferiores a trigo y cebada. El regadío se extiende a 450 fanegadas. Las tierras dedicadas a granos suelen producir 10 fanegas por fanegada.

Aunque en lo antiguo se dice eran mayores las cosechas, en la actualidad hay más población y se han producido adelantos en los métodos de cultivo”[26].

 

 

Siglo XIX y el cólera morbo en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Como se observa, el maíz constituía la base de la alimentación, creándose en su entorno un complejo artesanal, plasmado en la proliferación de molinos harineros. En esta centuria la evolución de la población es sorprendente, considerándose como espectacular, aunque alteradas por las malas condiciones atmosféricas que afectaban a la agricultura y a las epidemias que producen un ligero estancamiento en diferentes periodos. En general la comarca decreció aunque el vecindario de Agaete fue el único que se vio libre del cólera morbo en 1851. Los datos se pueden comprobar con las tasas de mortalidad presentadas por el Dr. Martín Ruiz que para el lugar se mantiene incluso inferior a años atrás[27]. A pesar de que en 1812 se constata en los archivos parroquiales una epidemia en el municipio, sin indicarnos su magnitud[28]. A continuación surge un periodo de recuperación, extensiva en Moya y en Agaete, con una población hacia 1860 de 2.501 habitantes[29].

 

Vega de gran fertilidad.

 

Tierras rotuladas para el cultivo de la caña. Foto: Teodoro Maisch, 1893. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Tierras rotuladas para el cultivo de la caña. Foto: Teodoro Maisch, 1893. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Al inicio del presente siglo era de 2.835, aunque antes de la crisis de la cochinilla, en 1897, su población era de 3.137 en 1887[30]. El alto grado de concentración es sorprendente, sobre el 97’1%, habitando en la zona de costa y medianías. Hacia 1860, aparece el núcleo de cumbres de Tamadaba, con un edificio habitado constantemente. Su peculiar topografía retardó el asentamiento[31]. Déniz Grek, en 1854, define a este enclave geográfico como una vega de gran fertilidad, produciendo maíz, trigo, cebada y centeno, así como legumbres, papas, higos, melocotones, agrios y almendros, además de vino, cochinilla, lino y queso, contando con una población de 537 vecinos que conforma 2.041 almas[32].

Sin olvidarnos la importancia que tuvo el café y el tabaco, siempre al amparo de la familia de Armas, que por su calidad eran vendidos y exportados, además de ocupar un puesto de privilegio en las exposiciones de carácter agrícola que se celebraban. En 1890 Verneau introduce una nota de color al describir sus impresiones sobre la Villa, indicando otras actividades económicas no citadas y que redundan en una mejora sustancial y por lo tanto de un aumento notable de su población[33].

Las citas de Cipriano Arribas y Sánchez contribuyen a apoyar la importancia histórica de la centuria[34]. Datos que consolida la última etapa, unas veces aumentando su población y en otras manteniéndolas con un índice inferior con respecto a sus vecinos de la comarca del norte. Así de la gran cantidad de caseríos y pagos y de la extensión considerable de tierras labradías, el panorama actual es de completo abandono.

Consecuencia del trasvase progresivo de la población hacia otros sectores que generan mejores riquezas, cayendo en desgracia y en un abandono total la agricultura, motivada en gran parte por la concentración de la propiedad, que no ha ligado al campesino al terruño[35]. En definitiva, las entidades de población surgen allí donde existían grupos étnicos preestablecidos, salvo casos que no entramos a dilucidar. Por otra parte, su crecimiento está de acorde con la importancia del emplazamiento elegido.

 

Cinco centurias de configuración urbana.

Es difícil intentar resumir aproximadamente 500 años de configuración urbanística cuando las fuentes documentales referentes a su trama urbana son escasas, al tratarse de una entidad de población que, si bien tiene un puesto dentro del contexto grancanario, no tiene ese cariz diferenciador de una ciudad como Las Palmas, Telde, Santa Cruz de Tenerife o La Laguna, por citar las más importantes. Este municipio tiene motivaciones de todos conocidas para su configuración, en cambio y debido a su crecimiento retardado y al no tener perspectivas halagüeñas dentro del panorama isleño, no fue atractivo suficiente para que aconteciese lo mismo que con las anteriores citadas.

 

Transformación de las tierras baldías en cultivables.

 

Bancales para el cultivo en La Culata - El Valle - La transformación del paisaje. Foto: Javier _Tadeo Alemán. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Bancales para el cultivo en La Culata – El Valle – La transformación del paisaje. Foto: Javier Tadeo Alemán. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

Hechas las paces y finalizado todo inicio de enfrentamiento, comienzan los repartos de tierras, el cultivo de la caña de azúcar, la canalización de aguas y la transformación de las tierras baldías en terrenos cultivables, por consiguiente, la arribada de gentes al Gayerte aborigen, la prosperidad y riqueza del lugar. En consecuencia, el plan ordenador o si se quiere la urbanización del mismo. Este acontecimiento comienza en las últimas décadas del siglo XV y tiene su gesta visible en la edificación de la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, como elemento aglutinador-encauzador de la nueva-antigua trama urbana de lo que es hoy la Villa: se está gestando la “Villa de Abajo”.

 

La primera edificación de Agaete.

 

Torres de Las Isletas durante los trabajos de restauración- Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología. Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia.
Torres de Las Isletas durante los trabajos de restauración- Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología. Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia.

 

No obstante, el origen de la arquitectura lo encontramos precisamente cuando se inicia el desembarco por la comarca, aunque a decir de ciertos cronistas e historiadores, la primera edificación se solidifica en base a una antigua construcción:

“Esta llamaban los canarios Roma. Es cuadrada de a 25 pasos cuadra. Por fuera tiene muchos paredones y casillas llenas de huesos de gentiles. Es toda de piedra seca, igualmente puestas las piedras que parecen una sola, tal es su igualdad y ajuste, sin mezcla de cal y barro y de grueso de dos varas o siete palmos muy largos. De ella al mar se sigue un paredón con saeteras a modo de murallas; la puerta angosta a la parte del sur. En ella se fabricó el fuerte, subiendola de tapias y maderos de tablas de palmas y en dos meses se acabó”[36].

 

Descripción generalizada en cuanto a su origen italiano, cumpliendo en principio la función de adoratorio, albergando posteriormente las mesnadas castellanas que a la postre pondrían fructíferamente fin a la conquista[37]. A pesar de este primer exponente, no podemos pasar por alto la importante tradición arquitectónica de la población aborigen. Sus estructuras son variadas, pasando de la generalidad de su forma elíptica al exterior a formas diversas en el interior –cuadrangular, circular, etc.–[38]. Su emplazamiento es en aquellos lugares improductivos y estratégicos.

Todo su organigrama se desarrolla dentro de una única dependencia, estableciendo un número reducido y relacionado con ella, fuera del alineamiento. Su sistema de cubrición es a base de ramajes sobre estructuras de maderamen, que junto a las grandes piedras trabajadas al interior, la ausencia de cimentación y el blanqueado del recinto, constituyen la mejor muestra de su arquitectura. Estas reflexiones son apoyadas por las descripciones de Sabino Berthelot en pleno siglo XIX[39].

 

 

El surgimiento de los llamados caseríos históricos, finales del XVII principios del XVII en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

A medida que concluye el siglo XVI, se va confirmando el ascenso en altura a la búsqueda de nuevos terrenos, pensándose en un arranque tímido de la Villa, aunque exento de lógica urbanística. Al respecto las deducciones del profesor don Elías Serra Rafols para la ciudad de La Laguna:

“Falta de planos. Sin ordenación ni plaza central, explicado quizás por el origen andaluz de sus moradores”[40], puede ambientar el comienzo del urbanismo agaetense, teniendo presente que su reducida población y sus características específicas, sólo inducen a pensar en un conato de urbanización en torno a la iglesia matriz, aunque con enormes vacíos por la vinculación de las estructuras habitacionales a la tenencia de la propiedad agrícola.

Con otro signo diferenciador se nos presenta el siglo XVII, centuria donde se registran los primeros censos de edificios que conocemos, que nos van guiando hacia la consolidación de su formación con entidad de pueblo completamente estructurado. Así, en el año 1676 tiene un total 327 habitantes con un censo de 88 casas, pasando a tener en 1688 un máximo de 104 casas para 470 habitantes[41]. Corroborando la configuración del núcleo principal, pero siempre bajo el conato de una calle principal y callejones aledaños.

No obstante, su devenir histórico va confirmando su auge demográfico y su poder económico, como muy bien nos lo describía en 1646 el licenciado López de Ulloa[42]. Hacia la segunda mitad de la centuria se edifica la ermita de San Sebastián, bajo el patronato del capitán Alonso Imperial, según testamento del 14 de junio de 1690[43], dando opción al alargamiento de la trama urbana a partir del siglo XIX, permaneciendo entonces aislado y constituyendo un cinturón de protección ante las epidemias y enfermedades[44].

 

 

Reconstrucción urbana y ensanche de la Villa de Agaete en el siglo XIX. Elaboración: Antonio J. Cruz y Saavedra.

 

 

 

 

Estructuras habitacionales

 

Espacios libres y casas reformadas en el siglo XIX

 

Calles y vías de acceso

 

Recintos religiosos

 

Terrenos de cultivos y zonas verdes

 

Alpendres y chozas

 

Estanques

 

 

El siglo XVIII es prolífero en referencias para nuestro estudio. Tiene lugar la tercera fase de ocupación del espacio, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, surgiendo los llamados caseríos históricos. Sin embargo, el muestreo habitacional, según las descripciones, demuestran la ausencia de edificios notables, evidenciándose cuando en 1764 el corregidor de la Santa Ariza y Castilla en su visita por la isla no pasó de la Villa de Gáldar:

                    “…No se omitió esta misma deligencia con los vezinos del lugar de Agaete, a el que assí por su pobreza y reducido y no tener casa proporcionada a donde el alcalde pudiera ospedar a el Sr. Corregidor, acompañados y  equipaxe, como para librarlo del costo que Don Salvador de Armas, por razón de Alcalde y pobre pudiera tener, se fixó edicto en la puerta de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, Patrona titular de dicha parroquia, de la qual es Vble. Beneficiado Don Miguel Fernández Vello, natural del lugar del Sauzal en la isla de Thenerife, el que no se escusó de escrivirle una mui afectuosa carta a el Sr. Corregidor, convidándole y ofreciéndole su casa, pa tenerse el gusto de estar con él aunque fuera ocho dias”[45].

 

Las primeras referencias a la morfología urbana en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete

 

Calle de La Concepción, a la derecha, vivienda con balcón en la que habitó el poeta Tomás Morales durante su estancia en Agaete entre 1911 y 1919. Las Nieves, con su puerto diseñado por el ingeniero JUan de León y Castillo en 1864. En la lontananza, los dos molinos de viento. Foto: Teodoro Maisch, 1920. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Calle La Concepción, a la derecha, vivienda con balcón en la que habitó el poeta Tomás Morales durante su estancia en Agaete, periodo 1911 y 1919. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

No obstante, tenemos que esperar hasta 1773, con el historiador Viera y Clavijo y, a 1779, con Hermosilla, para encontrarlas primeras referencias que nos hablan de la morfología urbana del lugar de Agaete:

“…Sus casas son terreras y sólo forman una sola calle…”[46].

 

La explicación acertada de que prácticamente en dos centurias de configuración urbana exista sólo una vía orgánica, es debida principalmente al avance lento, pero homogéneo, de la población y la dispersión de las viviendas. Aunque sin constituir un enclave numeroso como para acreditar su denominación por el entonces de pago, caserío o barrio.

De todas formas, el desarrollo en una sola calle no supone estrictamente lo dicho, ya que las casas pueden agruparse en los aledaños de la iglesia, en torno a la plaza y salir de esta vía a los callejones circundantes en los que se vierten sus fachadas traseras y laterales y las huertas. Tampoco deberá extrañar si la afirmación de Viera hace referencia exclusiva a la calle principal, no preocupándose por el contexto urbanístico, solución que creemos más aceptable[47].

Las vías de comunicación siguen siendo las mismas, a pesar de que en 1764 George Glas nos documenta que:

 

                                     “Gaete o Agaete, en el noroeste de la isla, tiene un puerto con un castillo para su defensa Desde Agaete a Las Palmas hay una carretera”[48].

 

Suponemos que hace referencia a los “caminos reales”, ya que la carretera mencionada se concluye a finales del siglo XIX. El censo poblacional continua en alza, registrando Aranda en 1772 y Floridablanca en 1787, una población considerable aunque no se nos suministra el número de viviendas[49]. Con estos precedentes nos adentramos en el siglo XIX, en la que un documento anónimo de mediados de siglo nos dice:

 

“Sus casas son terreras, y solo forman una calle”[50].

 

Dudamos de su contenido, ya que de él se deduce que la evolución del núcleo habitacional tiene su arranque en la segunda mitad de siglo, al copiar parcialmente algunos datos de Viera y Hermosilla. Otra de las motivaciones que posibilita el dudar sobre su veracidad es precisamente porque en estos momentos se está produciendo y consolidando la fase más interesante de la historia local. Lógicamente podemos pensar que el autor del citado documento, como es habitual en las descripciones de otras entidades de población, notificase una única calle principal, sin negar la existencia de otras secundarias o callejones. No obstante, nuestro fundamento se vincula a la descripción de Madoz:

“LAGAETE: 1. con ayunt. en la isla de la Gran Canaria prov., aud. terr. y c. g. de Canarias, part. jud. y adm. de rent. de Guía, dióc. de Canaria: sit. al O. de la isla en el camino que desde la cabeza del part. conduce á la cumbre de Artenara, á la márg. izq. de un barranco que desciende de dicha cumbre; goza de cielo alegre, buena ventilación y saludable clima. Forman la pobl. 266 casas arruinadas en el pueblo, 67 en el valle y 40 cuevas habitadas: su jurisd. se estiende á dos pagos de Valle-hormillo, Tancadana, Guayedra y Virvique la Cueva”[51].

 

Los censos de Olive y Madoz del siglo XIX.

Aunque si tenemos en cuenta las apreciaciones de Pedro de Olive, en 1865 se establece un total de 579 edificios, 178 hogares cobijando una población de 2.501 habitantes, vinculados a una veintena de calles relevantes y a una cuarentena de topónimos alejados del caserío principal. De la misma forma, notifica las calles de Santa Rita, San Sebastián y Vista Hermosa, aprovechando el eje de penetración del municipio[52].

De Olive se desprende que la evolución de la entidad tiene lugar mucho antes de la fecha del documento anónimo, siendo una concatenación vinculada al término del siglo XVIII y principios del XIX , por lo que la autenticidad del documento referido anteriormente carece de rigor descriptivo.

Olivia Stone, en su recorrido por la Villa, nos comenta que las casas del pueblo son sencillas, con una sola excepción, la de don Antonio de Armas y Jiménez, precisamente el anfitrión de su visita[53].

 

Trazado y calles del término municipal en el siglo XIX. Elaboración: Elaboración: Antonio J. Cruz y Saavedra.

 

 

 

Calles del siglo XIX

 

Calles de trazado amplio

 

Calles de rotulación moderna

 

Vías de acceso

 

Recintos religiosos

 

Plazas

 

 

 

El desarrollo urbano y económico no tiene lugar de forma improvisada

 

Terrenos, roque Antigafo. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete., costa de Las Nieves y punta de La Aldea. Dibujo de Olvia M. Stone, 1884.
Terrenos de cultivo, roque Antigafo y punta de La Aldea. Dibujo de Olivia M. Sotone, 1884. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Ante la diversidad de documentos y de información, en un periodo relativamente corto, no deben existir planteamientos erróneos. Por una parte, el desarrollo urbano y económico de un entorno específico no tiene lugar de forma improvisada. Como tampoco lo es el desarrollo de la trama urbana. Es por lo que la obra de Olive es la más completa, específica y veraz en la descripción de los hechos.

Cuando en 1865 da por sentado un censo de 579 edificios, en los que 10 de ellos son de dos plantas y se emplazan en el núcleo principal, nos planteamos la objetividad de Olivia Stone, al decir de sus descripciones que tan sólo la de don Antonio de Armas era de dos pisos.

Estamos de acuerdo en que dicha vivienda constituía una excepción arquitectónica dentro del panorama urbano agaetense, aunque diferimos por todos los argumentos presentados. Más allá de la cuestión no queremos emitir opinión alguna, habida la importancia de su viaje para la construcción objetiva de un periodo histórico de verdadera importancia para el Archipiélago.

Igualmente y para el periodo comprendido entre 1845 y 1850, cuando Madoz nos documenta 266 edificios en el casco es comprensible, ya que posiblemente cuando Pedro de Olive elabora su obra, y haciendo honor al desarrollo económico y urbano, el caserío aumentó su población y sus efectivos habitacionales. Con anterioridad, en 1857 el pueblo contaba con un total de 457 viviendas, 4 cuevas, 6 cuartos y 7 casas de forasteros repartidas por toda la comarca[54].

 

 

Concentración de la propiedad de la tierra y las aguas; de la usurpación a la desamortización.

Frente al desahogo económico, a la aclimatación e introducción de nuevos cultivos, se produce una concentración de la propiedad motivada en gran medida por la usurpación clandestina de las grandes haciendas desde el siglo XVII, reforzada por las circunstancias desamortizadas, objeto que fueron para la adquisición de enormes cantidades de terrenos cultivables y contingentes de aguas[55].

Sus compradores eran de la burguesía local, sustentando su poderío en la terratenencia, que junto con el devenir de los acontecimientos hicieron del municipio un pueblo organizado y estructurado correctamente. La situación fue trascendental ya que los mejores ejemplos de la arquitectura doméstica vienen ligados al factor económico de las clases dominantes que, aunque su lugar de residencia habitual sea en la ciudad, tienen en el municipio notables casas solariegas.

 

 

La carretera Las Palmas – Agaete, sin concluir a finales del siglo XIX.

 

Carretera de salkida de Las Palmas, 1890-1900. FEDAC.
Carretera de salida de Las Palmas, 1890-1900. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Por fin, el abandonoe incomunicación finaliza con el inicio de la carretera de Las Palmas en 1851, tratándose de impulsar a causa del cólera morbo; saliendo a remate en 1875 el quinto tramo de las obras[56]. Según Verneau, hacia 1890, la carretera de Gáldar a Agaete no está terminada y hay que recorrer senderos decorados con el nombre de “caminos reales”[57]. Por otro lado, el historiador Millares Torres, dice que la carretera llamada del “Norte” termina en el pueblo, prolongándose un ramal hasta el puerto de Las Nieves. Desde el casco principal se incrementan las comunicaciones con los caseríos más alejados, incluso con Artenara por el pinar de Tamadaba[58].

 

De la toponimia, manifestación de la estructura social, al apogeo urbanístico del finales del siglo XIX.

 

Calle Antonio de Armas, Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.a la izquierda, vvienda de la familiar Armas, hoy sede del Iluestre Ayuntamiento. Foto cedida por JOsé de Armas Díaz.
Calle Antonio de Armas, a la izquierda, vvienda de la familiar Armas, hoy sede del Iluestre Ayuntamiento. Foto cedida por José de Armas Díaz. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Las calles se ilustran de edificios nobles y los propios de la arquitectura rural se retiran a las calles marginales, conservándose en la toponimia local el llamado “callejón de los pobres” y la denominación de “por arriba de las casas”, reflejo de una clara discriminación arquitectónica y social. En pleno apogeo urbanístico hace su presencia la plaza de mercado, según los planos del maestro de obras Domingo de Garayzábal en 1871, toda una proeza digna de destacar para un pueblo de sus características y que lo equipara con otras entidades de población capaces de organizar su mercado interior en un recinto cerrado.

Aledañas a ésta se situaban otros edificios complementarios de usos públicos, carnicería y pescadería, que justifican el progreso de la Villa y las ideas sobre confort, higiene y salubridad y el ejercicio del poder político y económico de la burguesía local[59]. Al amparo de este edificio se ubicó el fielato, cuya función consistía en gravar los productos de la zona y los de importación[60].

 

Construcción del puerto de Las Nieves, el de mayor envergadura de la comarca.

 

 

Las Nieves, con su puerto diseñado por el ingeniero JUan de León y Castillo en 1864. En la lontananza, los dos molinos de viento. Foto: Teodoro Maisch, 1920. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Las Nieves, con su puerto diseñado por el ingeniero JUan de León y Castillo en 1864. En la lontananza, los dos molinos de viento. Foto: Teodoro Maisch, 1920. FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

El puerto tiene su consagración en el siglo XIX, según el proyecto del ingeniero don Juan de León y Castillo, cuyos planos serían aprobados por el Ministerio de Fomento el 9 de noviembre de 1864, quedando en el recuerdo el pequeño muelle de 120 varas que existía en 1862, solicitado dos años después por el Ayuntamiento[61]. Con la culminación del proyecto se incrementa el comercio con el exterior, pasando a ser el puerto menor de mayor envergadura de la comarca, cuando las comunicaciones con la capital y la Aldea de San Nicolás eran tortuosas. Esta obra de ingeniería contribuyó al relanzamiento del caserío histórico de Las Nieves, incrementándose su censo urbano y la habilitación de grandes almacenes en relación a sus actividades económicas.

 

 

El tempo parroquial eje de la nueva trama urbana, en el Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, con la plaza de La Constitución. Foto de Alejandro S. Witcomb, 1891 - FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, con la plaza de La Constitución. Foto de Alejandro S. Witcomb, 1891 – FEDAC. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Las plazas

Si al término del siglo XVIII el casco se estructuraba en una sola calle principal, con casas arruadas, con el inicio de la fábrica del nuevo templo parroquial en 1874 arranca la nueva configuración urbana de forma ordenada. Ensu frente se ubica la “Plaza de la Constitución”, el proyecto actual data de 1930, cobijando en su rectángulo una serie de viviendas nobles y de estirpe antigua[62]. Fuera de lo tradicional, los edificios públicos se establecen lejos de la demarcación habitual en la concepción del agrupamiento del poder.

Dentro del trazado urbano de la Villa existen varias plazoletas. En 1865, junto a la de la “Constitución” se citan las de “Andamana”[63], y “Tenesor”[64]. En definitiva, en el siglo XIX encontramos el arranque orgánico del municipio, estructurado bajo el esquema lineal de sus ramales.

Calles y caminos

Dentro del cómputo general de calles, muchas eran simples caminos –San Francisco, hoy calle– e incluso tenían un recorrido más amplio. El cambio de nombre era frecuente, así tenemos que, en 1883, la Calle del Carmen cambió su denominación por la de Canario[65].

Asimismo, la actual calle Princesa Guayarmina, era continuación de la Concepción, conocida popularmente por “calle larga”. Muchas de las que hoy son de enorme importancia y cobijan gran cantidad de edificios, en el siglo XIX sólo englobaban algunas viviendas descifradas por su antigüedad, tomando posteriormente el nombre de personajes de la vida local[66]. De forma que nos induce a pensar en un modelo impuesto para el trazado de la Villa de Agaete, o por el contrario, se trata de una trama cómoda e inteligente adecuándose al terreno útil disponible a la agricultura, mientras el núcleo habitacional se asienta bajo un terreno desnivelado.

Aledaños a la estructura urbana

Fuera de la red organizada de calles y plazas que configuran el núcleo principal, existía en los aledaños y al margen de la estructura urbana algunas viviendas rurales relacionadas con la tenencia de la propiedad o pertenecientes a un “status social” no privilegiado.

El crecimiento marginal se dirige hacia los extremos en la centuria anterior, debido principalmente a la barrera que supone el barranco, como las murallas lo son en una ciudad medieval. Constituyendo el “ensanche” moderno de la Villa, con una superficie global superior al núcleo original. La tónica actual es la renovación del caserío.

 

El emplazamiento de la primitiva parroquia.

 

Calle Las Nieves, trasera de la Iglesia Nuestra Señora de la Concepción, comienzo del cam ino real hacia el Puerto de Las Nieves. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Calle Las Nieves, trasera de la Iglesia Nuestra Señora de la Concepción, comienzo del cam ino real hacia el Puerto de Las Nieves. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Una de las cuestiones problemáticas es el emplazamiento de la primitiva parroquia, que según la tradición lo hizo donde se ubica la calle de Las Nieves. Por el contrario Pedro de Olive no registra ningún edificio en ella. Es decir, que la iglesia lo hacía exclusivamente a la plaza de la Constitución[67] y a la Calle Real, que se articulaba en la delantera de la parroquia[68].

Pensamos, no obstante, que la mencionada calle debió tener otro emplazamiento, ya que tomaría su nombre al pasar el arranque o ramal antiguo de la carretera a Las Nieves, a través del conocido “puente viejo”, que conducía al hoy barrio marinero. Así lo demuestra el libro de actas de la junta para la construcción del nuevo templo, de donde se deduce que las casas aledañas al actual centro parroquial son de reciente construcción, espacio que ocupaba entonces la iglesia. Con la construcción del nuevo puente a finales del XIX, obra del ingeniero Orencio Hernández Pérez, la carretera cambiará su trayectoria pasando por el frontispicio de la iglesia matriz.

Es en el siglo XIX cuando tenemos las referencias más completas del primer núcleo de medianías, aunque desde el siglo XVIII, en ese afán de buscar nuevas tierras cultivables, se fortalece su hegemonía[69]. Los núcleos emplazados fuera del recinto principal se van consolidando, no como centros ordenados pero sí con una estructura adecuada de caminos, siempre vinculadas al casco urbano, lugar donde se centraliza las actividades religiosas, civiles y otras propias de la vida municipal[70].

 

 

Siglo XX en el Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

De la consulta del nomenclátor se observa en la primera mitad del presente siglo, el auge de la población y sus actividades económicas[71]. En definitiva, estamos ante la consolidación de los caseríos marginales: El Risco, Guayedra, Las Nieves, San Pedro, Vecindad de Enfrente, etc., estancándose su población en los primeros y desapareciendo en las últimas décadas en las Guayedras, cuando las condiciones atmosféricas no eran propicias para la agricultura y la consiguiente derivación del trabajo hacia otros sectores productivos.

Esta es la panorámica que nos encontramos en el municipio a medida que avanza la centuria, pasando de la hegemonía a un estancamiento considerable, tanto de la población como de los valores que la motivaron a partir de los años sesenta.

El muelle de Las Nieves.

 

Muelle de Las Nieves, gran actividad de personas y las bestias al fondo, testimonio de su pujanza. Foto cedida por José de Armas Dìaz.
Muelle de Las Nieves, gran actividad de personas y las bestias al fondo, testimonio de su pujanza. Foto cedida por José de Armas Dìaz. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

El muelle de Las Nieves se quedó sumido en un profundo letargo, pasando de una creciente actividad como centro aglutinador en la salida de los productos comarcales y exportaciones con la Isla de Tenerife, a un enmudecimiento invernal[72].

La carretera hasta San Nicolás de Tolentino.

La carretera se continúa hasta San Nicolás de Tolentino, bajo la tutela de Orencio Hernández Pérez, en calidad de ingeniero jefe[73], careciendo el puerto de su función preponderante en el traslado del pasaje y mercancías a la Aldea en barcos de cabotaje[74]. De este proceso nos queda sus vestigios: la plaza de mercado, la iglesia matriz, casas de estirpe nobiliaria y la construcción portuaria. Así como un censo habitacional de más de trescientas edificaciones y calles de solera, que permanecen en pie a pesar de los avatares, reviviendo el pasado de una entidad de población que alcanzó sus máximas cotas en la segunda mitad del siglo XIX.

 

De la estación de telégrafo, las primeras infraestructuras sanitarias y alojativas, hasta el ferrocarril desde el puerto de La Luz en Las Palmas hasta Agaete.

 

En el recuerdo queda la instalación de la estación de telégrafos con teléfono público en el puerto en 1898; los primeros coches que realizaron el servicio de correos; el proyecto de ferrocarril secundario del puerto de La Luz a Agaete solicitado a la Dirección General de Obras Públicas en 1911, rescatado luego por la Real Sociedad Económica de Amigos del País en 1917 y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en 1918. Así como las primeras infraestructuras y dotación sanitaria, la Junta Local de Sanidad, médicos –Enrique Blanco, Tomás Morales, Sebastián Petit Ramón, Manuel Sacaluga Carmona– y farmacéuticos –Francisco Burell de Magno, Fernando Egea Ramírez, Daniel Torrens Reina– con plaza en propiedad.

 

Aguas los Berrazales de utilidad pública.

 

 

Balneario Los Berrazalez, Valle de Agaete.
Balneario Los Berrazalez, Valle de Agaete. Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.

 

 

Y las aguas termales de San Pedro, como escribiera en 1882 el inolvidable don José Sánchez y Sánchez y los numerosos visitantes e intelectuales que arribaron a este pueblo y cantaron sus maravillas –René Verneau, Olivia Stone, Samler Brown, Juan de la Puerta Canseco, entre otros–[75].

En cuyo empeño puso don Antonio de Armas y Jiménez todos los medios a su alcance para que fueran reconocidas, augurando un lisonjero porvenir para el pueblo. Primero en tiendas de campañas –que sufrió un incendio en 1909–, luego con la construcción del Hotel la Salud en 1923 y en 1931 con el Hotel Guayarmina[76].

Curas maravillosas

De las aguas se decía que hacía curas maravillosas, especialmente en las afecciones reumáticas, venéreas, sifilíticas, de la piel y de la vejiga. Por ello, hasta su declive, arribaron políticos, intelectuales, empresarios y exportadores, militares de rango, marqueses, poetas, policías, obispos, mandos de Falange y camaradas, periodistas, rectores y vicerrectores del seminario Conciliar y Universidad; que procedían principalmente de Tenerife y península, habitualmente en verano y por prescripción médica. Además de lugar de excursiones, vacaciones familiares y paraje idílico para los recién casados.

Declaradas de utilidad pública en 1929

Las aguas ferruginosas del Valle, declaradas de utilidad pública en 1929, contribuyó junto al puerto y a la red de carreteras y caminos a diversificar el panorama económico potenciando la calidad de vida de los agaetenses, la actividad empresarial y el desarrollo. Eso sí, a costa de un modo tradicional de concebir la vida y la municipalidad que nada tenía que ver con la malintencionada crónica publicada en un periódico de Santa Cruz de Tenerife en 1900, explicada acaso por el histórico pleito insular:

“Agaete no tiene nada de pueblo bonito. Las calles todas empinadas y empedradas, la plaza ó pequeña alameda desnuda de árboles y cuyos muros se encuentran actualmente medio derruidos y desencalados, la iglesia, aunque acabada de fabricar, fea y que más que una iglesia parece un palacio de tiempos atrás; todo presenta en la antigua villa un aspecto de pueblo pobre y miserable, donde se rinde demasiado culto al dios Baco y la religión de sus habitantes es la maldita pereza que les hace tender en mitad del arroyo, formando círculos y casinos improvisados, donde la lengua humana se rasca la honra y el honor del desgraciado sér, mujer ú hombre, que recorra las calles donde ellos se encuentren…”[77].

 

Notas

 

  1. VITRUVIO, 1970, p. 140.

  2. JIMÉNEZ, 1960, n.o 7, pp. 18-19.

  3. APVA. Libro de escrituras y testamentos. El poder otorgado por Isabel Keiser y Bello a favor de Ponce Rabello, Antonio Miguel del Castillo y Domingo José Pastrana ante el escribano Juan Ruiz de Miranda nos dice: “Yteen una casa Canaria en la Villa de Arriva que linda con casa de franco, García y Callejon que sale a las casas de Gregorio Bermudez las que compre a los Albaceas”. Confirmando el desarrollo urbano hacia el otro extremo.

  4. OJEDA, 1977, 61, p. 116.

  5. AMC. DÉNIZ, 1854, I, p. 153.

  6. CRUZ, 1982, n.o 144, p. 4.

  7. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 57.

  8. FERNÁNDEZ, 1975, n.o 21, p. 113.

  9. APVA. Libro de escrituras y testamentos.

  10. CAMACHO, 1966, n.o 12, pp. 242 y 257.

  11. CAMACHO, 1961, n.o 7, p. 50.

  12. BENÍTEZ, 1950, III, p. 38.

  13. LOBO, 1982, p. 413.

  14. AZNAR, 1983, p. 170; RICARD, 1934, I, n.o 4, del 1 al 10.

  15. CAMACHO, 1961, n.o 7, p. 249.

  16. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 42.

  17. CÁMARA, 1634, p. 339.

  18. SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 283.

  19. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 40.

  20. VIERA, 1978, II, p. 186.

  21. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 46.

  22. DÁVILA, 1737, p. 497.

  23. JIMÉNEZ, 1968, n.o 14, p. 35.

  24. AMC. HERMOSILLA, 1779, p. 22.

  25. JIMÉNEZ, 1968, n.o 14, p. 115.

  26. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1983, I, n.o 11, p. 231.

  27. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 203.

  28. APVA. Carpeta con documentos varios.

  29. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 56.

  30. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 284; AMVA. Libro de actas. La importancia de la cochinilla en la villa sigue siendo capital por la superficie ocupada a finales del XIX, en plena crisis.

  31. MARTÍN RUIZ, 1978, p. 172.

  32. AMC. DENIZ, 1854, III-IV, pp. 1.090-1.418.

  33. VERNEAU, 1981, p. 170.

  34. ARRIBAS, 1900, pp. 271-272.

  35. MILLARES, 1977, V, p. 280; AMVA. Libro de actas. El 24 de septiembre de 1910 el Alcalde don Francisco de Armas y Merino da cuenta del incendio ocurrido el día 22 que afectó a los archivos. Según la tradición fue provocado por los grandes propietarios por razones obvias.

  36. MILLARES, 1977, II, p. 173.

  37. BLANCO, 1976, p. 81.

  38. JIMÉNEZ, 1960, n.o 7, p. 17.

  39. BERTHELOT, 1978, II, p. 207. “…y no lejos de pueblo de Agaete hemos examinado otros dos edificios perfectamente conservados, los que nos han presentado alguna variedad en su construcción. El exterior es más bien cuadrado que elíptico, sin embargo de que el interior es semejante a los edificios de Arguineguin. Estas dos casas están habitadas en la actualidad por familias pobres; el techo se ha conservado intacto hace más de tres siglos y el maderamen que lo sostiene no parece deber destruirse tan pronto. Las grandes vigas son de un hermoso pulimento y la escuadria parece haberse hecho con instrumento cortante. El techo se halla formado por piecesitas de maderas transversales que se cruzan con regularidad”. Este reaprovechamiento de las antiguas estructuras sigue ocurriendo en la actualidad.

  40. SERRA, 1972, p. 24.

  41. SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 364.

  42. MORALES, 1978, p. 322.

  43. APVA. Libro de citas de documentos.

  44. CRUZ, 1982, n.o 144, pp. 4-7.

  45. DE LA ROSA, 1978, p. 36; APVA. Libro de cuentas de fábrica.

  46. VIERA, 1978, II, p. 186; AMC. HERMOSILLA, 1779, p. 22.

  47. APVA. Libro de misas rezadas.

  48. GLAS, 1976, p. 61.

  49. JIMÉNEZ, 1968, n.o 14, pp. 35-115.

  50. BENÍTEZ, 1950, III, p. 37.

  51. MADOZ, 1986, p. 130.

  52. OLIVE, 1865, p. 1.243.

  53. STONE, 1877, II, p. 49.

  54. AMVA. Apéndices-partes de altas. Rústica. Provincia de Canarias, pueblo de Agaete.

  55. SUÁREZ, 1987, I, p. 951.

  56. OJEDA, 1977, p. 185.

  57. VERNEAU, 1981, p. 170; AMVA. Libro de plenos. En 1959 el Alcalde Martín Rosario Expósito acuerda incluir en el inventario de bienes los siguientes caminos públicos: El Camino Real de Agaete a San Nicolás de Tolentino; el Camino Viejo del pueblo al puerto de Las Nieves; el Camino Real desde Agaete a Las Palmas; el Camino Real desde el Valle a Barranco Hondo y Artenara; el Camino desde el barrio de San Sebastián al Roque Maninidra; Camino Nuevo; Camino de Las Chuvicenas; el Camino de Las Burreras; Camino del Draguillo; el Camino Real desde el Valle a Tamadaba y el Camino desde Agaete a Tamadaba.

  58. OLIVE, 1865, p. 35; AMVA. Obras públicas.

  59. AMVA. Domingo de Garayzábal. Memoria de construcción de la plaza de mercado.

  60. AMVA. Libro de plenos. El Alcalde Graciliano Ramos Medina acuerda que el fielato se establezca en la calle Concepción n.o 17 esquina con la plaza Tenesor.

  61. AMVA. Libro de plenos.

  62. AMVA. Obras públicas. Expediente de proyecto y subasta de las obras de construcción de la plaza de la Constitución. Fue rematada por Francisco Padrón Godoy en 6.125’50 ptas, dando comienzo las obras el 20 de noviembre de 1929 con finalización el 31 de mayo de 1930.

  63. OLIVE, 1865, pp. 1.243-1.245; APVA. Libro de actas de la junta local diocesana.

  64. En la de Tenesor y al amparo de un frondoso eucalipto, talado luego para hacer carbón, tenía lugar la subasta de las aguas.

  65. OJEDA, 1977, p. 117.

  66. AMVA. Libro de actas. A raíz de la guerra civil los nuevos ediles optan por cambiar el rótulo de las calles y plazas más significativas. En 1937 la comisión gestora acuerda dar el nombre de plaza del general Franco a la de la Constitución, de Calvo Sotelo a la primitiva calle de la Cruz y de José Antonio Primo de Rivera a la calle de la Constitución.

  67. OLIVE, 1865, p. 1.244-1.256.

  68. APVA. Libro de cuentas de fábrica.

  69. MACÍAS, 1977, n.o 23, p. 293.

  70. AMVA. Obras públicas. Los verdaderos enlaces con estos caseríos tiene lugar durante la 2ª República. El expediente del camino vecinal del Hornillo a Artenara se fecha en marzo de 1927; el 22 de junio de 1931 se concluyen las obras del camino vecinal desde la Cruz Chiquita a las Casas del Camino, ejecutadas por el Cabildo Insular y el Ayuntamiento. En 1935 se comienza el camino vecinal de las Vueltas –desde las Casas del Camino a Artenara–, pasando por los Baños de los Berrazales en el caserío de la Solana.

  71. AMVA. Nomenclátor.

  72. AMVA. Obras públicas. Expediente solicitando del Ministro de Fomento el estudio y la ejecución posterior de las obras de prolongación del puerto de Las Nieves.

  73. RODRÍGUEZ-DÍAZ DE QUINTANA, 1978, p. 86; AMVA. Libro de plenos.

  74. Algunos de los barcos, pailebotes y bergantines que utilizaron este puerto de escala fueron: Pilar, Carmen, Gabriel, Carolina, Santiago, La Rosa vieja, San José, Cristina, Estrella, Adají, Antonio de la Rosa, Remedios, Federico, Esperanza, Rosario, San Antonio, Adán, Bella Lucía, Celia, Elvira, Tiburcio, Tinerfe, Telégrafo, San Juan y La Rota.

  75. CRUZ, JORGE, 2008.

  76. El edificio, propiedad de Antonio Abad Medina, era de recién construcción, de estilo moderno, con 60 habitaciones dotadas con todas las comodidades del momento; AMVA. Libro de permanentes. En 1931 se da registro a la instancia presentada por Antonio Suárez García a la que acompaña el plano con arreglo al cual había de construirse un edificio en el balneario de “Los Berrazales”, con destino a hotel.

  77. Gente Nueva, 26 de junio de 1900, Santa Cruz de Tenerife, p. 6.

 

Abreviaturas

 

AMC, Archivo Municipal de Córdoba.

AFA, Archivo Familia de Armas, don José de Armas Díaz, Villa de Agaete.

AGS, Archivo General de Simancas, Valladolid.

AHDLP, Archivo Histórico Diocesano de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPLP, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPSCT, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.

AMC, Archivo del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria.

AMT, Archivo Miguel Tarquis, Departamento de Arte de la Universidad de La Laguna.

AMVA, Archivo Municipal de la Villa de Agaete.

APG, Archivo Parroquial de Guía, Gran Canaria.

APSCQ, Archivo Parroquial de Santa Coloma de Queralt, Tarragona.

APSG, Archivo Parroquial de Santiago Apóstol, Gáldar.

APVA, Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, Villa de Agaete.

ARPG, Archivo Registro de la Propiedad de Guía, Gran Canaria.

FEDAC, Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria.

 

Enlaces de interés

 

 

Agaete a través de la historia

Presentación de la publicación Arquitectura y Artes Plásticas en la Villa de Agaete

Turismo de Salud en la Villa de Agaete

La parroquia de Nuestra Señora de la Concepción: 500 años después

Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología.

El origen de Agaete

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Panorámica del casco de Agaete, desde las inmediaciones del Ingenio Azucarero. Foto realizada en 1927 - FEDAC
Etnografía, Historia, Política, Toponimia

Agaete a través de la historia

Antonio J. Cruz y Saavedra. Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna.

Antonio J. Cruz y Saavedra

Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna

 

 

 

AGAETE A TRAVÉS DE LA HISTORIA

 

          Al analizar el proceso de Agaete a través de la historia, es preciso considerar que antes de la entrada de los europeos, el distrito del Gayerte era un ente de población importante dentro del guanartemato de Agaldar[1]. El emplazamiento de los diversos núcleos de población aborigen es a lo largo de todo el Valle del lugar, así como en el anfiteatro de Guayedra, cuya importancia arqueológica está saliendo a la luz en periódicas excavaciones. Por los restos arqueológicos inventariados, nos hace suponer que la población aborigen superó con creces a la hispana una vez finalizada la conquista.

 

Mapa arqueológico de Agaete, 1935. Fuente: J. del Río Ayala y A. García Doreste. Agaete a través de la historia.
Mapa arqueológico de Agaete, 1935. Fuente: J. del Río Ayala y A. García Doreste. Agaete a través de la historia.

 

 

LA TORRE O CASA FUERTE DE AGAETE – SIGLO XV – (Agaete a través de la historia).

          Dentro del proceso histórico, en este andar de Agaete a través de la historia, y para agilizar la conquista de Gran Canaria, el gobernador Pedro de Vera potenció un segundo frente de acción beligerante en el NO., localizándose en la zona cantonal del Gayerte:

 

                          “Y, considerando el sitio ser bueno y acomodado de agua y ganado y abundoso de higuerales, determinó hacer allí una torre y casa fuerte de piedra y barro y tapias donde se podían defender bien en cualquiera                                  ocasión, y dar sus asaltos por aquella parte de Agaete y Gáldar”[2].

                          Allí hizo construir hacia el mes de agosto-septiembre de 1481 una “Torre-Fortaleza”[3].

        Se piensa que la fecha para la primera piedra de esta construcción bien pudiera haber sido un 5 de Agosto, día de la advocación de Las Nieves[4].

 

 

ALONSO FERNÁNDEZ DE LUGO

Alonso Fernández de Lugo. Agaete a través de la historia.
Alonso Fernández de Lugo. Agaete a través de la historia.

 

Terminada la fábrica dejó como capitán del destacamento a Alonso Fernández de Lugo, quién una vez finalizada la encomienda bélica sería el primer Alcaide del Lugar. Este segundo frente de combate contribuyó en gran medida a la agilización de la empresa conquistadora.

A la hora de las recompensas, recibe en el mismo campo de batalla los mejores terrenos y aguas, estableciéndose con su mujer Violante de Valdés y de Gallinato y sus hijos Pedro y Fernando.

Durante años el capitán andaluz vio discurrir sus días entregado a las labores que suponía poner en marcha lo que sería el ingenio más productivo de la Isla. Sin embargo, la tranquilidad queda truncada a la muerte de su mujer, constituyendo su duelo una ceremonia de gran magnitud que atrajo a la élite social del momento[5].

Este hecho le impulsa a la aventura y se traslada a Santa Fe y solicita de la realeza la conquista de la isla de La Palma, aprovechando dicha argumentación para solicitar la confirmación regia que como conquistador percibió[6].

No obstante, su espíritu de conquista se trunca en repetidas ocasiones mediante las desastrosas campañas realizadas en la conquista de la Isla de Tenerife. Endeudado, no tiene otra alternativa que recurrir a su patrimonio vendiendo el ingenio. No se conocen los documentos sobre el desenlace.

El heredamiento continua durante el siglo XVI en poder de Antonio Cerezo, aunque sujeto a determinadas cláusulas según quedó establecido en el contrato de compra venta efectuado con Alonso Gutiérrez de Madrid. A su muerte entran en posesión del ingenio su mujer y su hijo Francisco Palomares.

Los nuevos propietarios no estuvieron tampoco ausentes de numerosos pleitos, motivados al no satisfacer los compradores el pago de los censos impuestos sobre el heredamiento, contraídos con la mujer del tesorero real María de Pisa[7]. Durante su existencia la hacienda tuvo diversos propietarios[8].

 

 

 

Agaete, localización de los yacimientos arqueológicos. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.
Agaete, localización de los yacimientos arqueológicos. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.

 

 

 

LA FERTILIDAD DE UNOS TERRENOS ENORMEMENTE PRODUCTIVOS – SIGLOS XVI – XVII – (Agaete a través de la historia).

 

Tras los acontecimientos que ocurren en este abundante y ajetreado siglo XVI, la tónica general en el siglo XVII es la ausencia de hechos significativos. Las descripciones al respecto destacan por la escasez y reiteración al ofrecernos los mismos datos, eso sí, reflejándonos su trayectoria y consolidación[9].

 

Como en el resto de las islas, con excepciones, su configuración es lenta en todos los sentidos, salvo su desarrollo económico logrado por la fertilidad de unos terrenos agrícolas enormemente productivos[10].

Según las constituciones sinodales del obispo Pedro Manuel Dávila y Cárdenas en 1737, se detalla la población del lugar, además de la descripción habitacional de los primeros barrios y caseríos del término[11].

Los acontecimientos van unidos a la presencia progresiva de una potente clase social vinculada al sector agrícola, dueña de las tierras susceptibles de cultivarse, en deterioro de la clase servil. No obstante, en 1764, el corregidor de la Santa Ariza y Castilla, de visita por la Isla, no pasó de la Villa de Gáldar en razón a su pobreza y no tener casa proporcionada donde el alcalde pudiera hospedar al Corregidor[12].

Circunstancias que nos relatan cómo las comunicaciones con las cercanas poblaciones de la comarca se encuentran en grave estado, subsistiendo exclusivamente los llamados “caminos reales”. Por este motivo, la rada de Las Nieves es el medio idóneo para efectuar las transacciones comerciales con el exterior. De su visita se desprende la ausencia de cualquier estructura doméstica que cumpliera dignamente con los deseos de los ilustres huéspedes por lo que el relanzamiento urbano tiene que esperar varias décadas más.

 

Casco de Agaete desde La Palmita. 1925-1930 - Foto: Teodoro Maish.
Casco de Agaete desde La Palmita. 1925-1930 – Foto: Teodoro Maish. Agaete a través de la historia.

 

 

EL SIGLO XVIII – La expansión de las tierras de cultivo. (Agaete a través de la historia).

 

     Con anterioridad y coincidente con las constituciones del obispo Dávila y Cárdenes en 1737, Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara nos relata en su obra un pasaje de indudable importancia dentro del proceso        descriptivo de la historiografía agaetense[13].

     Durante la segunda mitad del siglo XVIII, se produce una rápida expansión de los cultivos mediante la roturación de tierras de realengo. Continuándose los pleitos y litigios, que tienen como fundamento la ocupación clandestina de la tierra por parte de los propietarios del heredamiento[14].

Estas consideraciones dan como resultado la consolidación del censo urbano, enraizado desde la centuria anterior[15], junto al auge demográfico de manifiesto en la roturación de las zonas marginales constituyendo así la consolidación de los caseríos históricos y de medianías[16].

     Hermosilla, en 1779, nos suministra los primeros datos de vital importancia para el conocimiento del organigrama poblacional a la vez que nos ilustra con determinadas pinceladas que rellenan un hueco descriptivo del lugar[17].

 

          Del estudio de las anotaciones del historiador José de Viera y Clavijo, deducimos la estabilización del proceso histórico[18]. A finales del XVIII y en las postrimerías del siglo siguiente, Escolar y Serrano confirma el despegue económico de la Villa[19].

En el siglo XIX asistimos a la perpetuación de la etapa más importante del municipio desde su nacimiento allá en los confines del siglo XV. Engrandecimiento vinculado a todos los planos de su actividad, albergando y sufriendo las crisis económicas y políticas del turbulento siglo; declarándose durante la I República cantón independiente, negando su vinculación a la Junta de Las Palmas y reconociendo a la de Santa Cruz de Tenerife; desde allí se referían a Agaete como “la primera tierra”.

Otros incidentes tienen lugar a principios del siglo pasado, en esta ocasión se cierra el puerto y se alerta los efectivos destacados en las plazas militares[20]. De la misma forma, si no está exenta de las crisis económicas generales, sí lo estuvo en 1851 de la epidemia del cólera morbo que asoló la Isla.

 

SIGLO XIX(Agaete a través de la historia).

 

 

Puerto de Las Nieves sin concluir - Foto: Década 1900-1910.  Foto: anómino - FEDAC. Agaete a través de la historia.
Puerto de Las Nieves sin concluir – Foto: Década 1900-1910. Foto: anómino – FEDAC. Agaete a través de la historia.

    Según un manuscrito de mediados del XIX, suponemos que sea una recopilación anterior, se desprende que el arranque orgánico de su configuración urbanística tiene lugar mucho después. Entendemos que el autor no visitó el lugar y presagiamos el plagio con respecto a la obra realizada por Viera y Hermosilla y confirmada en la observación directa de la evolución de latrama urbana y de las argumentaciones fundadas en el estudio de la obra de Olive[21].

          Un hecho de capital importancia viene a consolidar las grandes diferencias sociales y por deducción la concentración de los suelos agrícolas municipales, cuando en 1836 y sobre todo en 1855, se produce el proceso desamortizador en Canarias.

Sin embargo, el deterioro del poder de la Iglesia se ve mermado con este proceso, discutible desde todos los aspectos, ya que constituye el fundamento del reparto de su propiedad rústica y la ausencia de sus principales fuentes de ingresos.

Asistimos al mismo tiempo a la consolidación de las vías de comunicación con los centros neurálgicos de la sociedad canaria, así como la enorme importancia que siglo tras siglo centró su mayor actividad en el puerto, para decaer bien entrada la presente centuria, afectándole de manera vital la caída del régimen portuario.

          Al finalizar el siglo, el historiador René Verneau nos hace una reflexión desde el punto de vista geográfico y una visión apresurada y sensata, aunque dura, de los lugareños[22].

Iniciamos el presente con la descripción de Cipriano Arribas y Sánchez[23], reiterándose en la centuria un claro reflejo de las estructuras establecidas, pasando de una clara hegemonía, extensiva al plano cultural, a un deterioro paulatino a medida que nos acercamos a las décadas presentes.

 

EL TOPÓNIMO AGAETE A TRAVÉS DE LA HISTORIA

          El estudio de la toponimia de los pueblos y lugares de Canarias ha sido foco de atracción para historiadores y lingüistas de varias generaciones. La búsqueda del vocablo que da nombre a la actual “Villa de Agaete”, es una constante también en nuestros investigadores. No obstante, frente a la disparidad de versiones de los cronistas tradicionales y a las tesis modernas que han intentado buscar una explicación científica al mismo, surge este compromiso con el objetivo de contribuir y poner cierto orden sobre la evolución y variantes habidas sobre el topónimo en cuestión. Como veremos, algunas han supuesto un escollo para su correcto seguimiento.

“Gete” – “Gaeta” 

La descripción más tardía que conocemos se sitúa hacia 1481, con la denominación “Gete”, ligada a la “Torre-Fortaleza” del lugar según se desprende de las cuentas de Pedro de Arévalo, referente a la conquista de Gran Canaria en abril-septiembre del citado año. De gran utilidad es el mencionado por el Dr. Ladero Quesada, ligado a un antropónimo, Pedro Fernández “Gaeta”[24].

Aunque no especifica su origen, muy bien pudiera tener conexiones con la “Gaeta”, lugar situado en la bahía formada por el Tirreno en la costa occidental de la Italia meridional, concretamente en la desembocadura del Garellano. También el historiador Marín y Cubas establece un posible parangón en concordancia a posibles conexiones con topónimos sicilianos[25]. Años después, en 1488, el conquistador Mosé Diego de Valera, registra los términos de “…e fue a ver un lugar que dizen el Gayerte” y el de “…e fue fortaleza de Agayte”[26], en la misma crónica.

 

“Gayerte” – “Aguete”

Casa Fuerte - Agaete. Foto: Antonio Cruz y Saavedra Agaete a través de la historia.
Casa Fuerte – Agaete. Foto: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.

El “Gayerte”, por su fonética se apunta con el más acertado, encaminado como el primero dentro de su evolución y el más enraizado con el entronque lingüístico del pueblo aborigen. Sin embargo, nos preguntamos el porque de la doble versión en el mismo documento, ya que se entiende que la “Fortaleza de Agayte” se encuentra dentro de la comarca del “Gayerte”. Sin duda alguna, el origen lingüístico es el mismo, imaginándonos la forma “A gay(er)te”. Otra variante es la registrada en 1506 identificándose con “Aguete”[27].

Interpretamos este topónimo por la acción de ir hacia a “Gaete” o hacia “Guete”, uniéndosele dicha vocal para formar los términos de “Agaete o Aguete”. En 1526, la crónica Matritense, según la redacción de Ortiz, lo cita tal cual lo conocemos en la actualidad.

 

“Laguete” – “Agaete” – La gaete”

     Singular e interesante es la apreciación que hace Leonardo Torriani en 1592, no sólo por introducir la denominación de “Lagaete”, sino que en el marco físico agaetense establece una ensenada, dejando entrever la existencia de una especie de lago de reducidas proporciones[28].

No obstante no esta localizado como tal en ningún otro mapa insular, ni descrito por otros cronistas. Como apoyatura a esta variante toponímica aparece registrado en el rótulo callejero de la Villa, una calle denominada “Lago”[29]. Por consiguiente, si el ingeniero de Felipe II plasmó en la cartografía grancanaria la ensenada, debemos pensar en su rigor y por lo tanto en su existencia, llámese como se llame, tuvo que existir algún elemento hidrográfico que justificara su acción y su topónimo.

 

Las Nieves con muelle y tierras de cultivo en La Salina. 1910-1915 - Foto: Kurt Hermann. FEDAC. Agaete a través de la historia.
Las Nieves con muelle y tierras de cultivo en La Salina. 1910-1915 – Foto: Kurt Hermann. FEDAC. Agaete a través de la historia.

“Lagaete”

En 1602, Abreu Galindo registra indistintamente “Lagaete”, “Agaete” y “La gaete”. Corroborando con las afirmaciones anteriores, en la posibilidad de afirmar sus variantes en las condiciones de ir hacia a un lugar determinado denominado “Gaete”, o como originariamente se llamó “Gayerte”.

Siguiendo al mismo Abreu, se podría confirmar lo antes dicho o sencillamente apoyar con su terminología la cartografía de Torriani cuando nos dice: “Hernan Peraza. Surgió de noche en la Lagaete”[30], en vez de “surgió en Agaete o en el Agaete”.

No sabemos con certeza hasta que punto son ciertas las anotaciones de los cronistas; por supuesto no descartamos los plagios habidos, ya que, al intentar lograr la mayor corrección histórica y fidelidad de los hechos, tergiversaron éstos según sus criterios y no se preocuparon por unificarlos dentro de una misma publicación, obstaculizándonos así un seguimiento correcto del topónimo.

Muestreo que observamos en la crónica de Antonio Sedeño en 1640, apuntándonos en pleno siglo XVII el término “Gaete”. Anteriormente, en 1639, es el capellán Pedro Gómez Escudero quién en su crónica anota los de “Agaete”, el de “La Gaete”, “Agaete” y nuevamente el de “Gaete”. Antecedido del artículo “la”, indicativo direccional o supuestamente el de la “Gaete”, sea la reseña del carácter femenino en su conceptualización.

          En 1639, la crónica Ovetense mantiene los conocidos; también la Lacunense nos muestra la escasez toponímica, reiterándose la ausencia evolutiva del término en la crónica del licenciado Francisco López de Ulloa en 1646[31]. De 1676 a 1688 se registran las anteriores, aunque con una variante ortográfica “Gaette”[32]. En diferentes descripciones en 1737 y 1764, se citan con el de “Agaete, Lugar de”[33]. George Glas, en el mismo año, notifica el de “Gaete”, aunque identificándolo con el de “Agaete”[34].

En las últimas décadas del siglo XVIII el historiador Viera lo describe y cita, “Lagaete”[35]; registrándose el mismo en 1808, haciéndolo anteriormente con su topónimo actual[36]. Durante el siglo XIX su nombre tradicional es el conocido, aunque otros documentos de origen dudoso vuelven al “Lagaete”[37].

Tras el cansancio reiterativo del término, encontramos en Sabino Berthelot y Barker-Webb, un aporte valorativo en cuanto a su comparación con el “Aigaite” (cordero) del dialecto Syouah[38]. El concepto como fuente de investigación es respetable, aunque válido exclusivamente para esa comunidad tribal. Hacia 1900, Cipriano Arribas y Sánchez, la cita indistintamente por “Laguete o Agaete”[39].

          En plena centuria la cantidad de elucubraciones posibles por intentar dar una explicación se suceden. En este camino están las aportaciones del investigador Álvarez Delgado, aunque acertado en principio, no llega a posturas clarificadoras, apuntándonos que la supresión de la inicial se explica por el frecuente empleo de la expresión, estableciendo un originario “Agaete”. Relaciona el topónimo, al descifrar el radical Agaete, con el de “Roque o roquete”, poniéndonos el ejemplo del Roque de Las Nieves, sin pensar que se cita desde tiempos prehispánicos como Antigafo.

 

“aggehit”

Mapa de Gran Canaria de Leonardo Torriani, finales del siglo XVI, en el que figura el nombre de Laguete y se dibuja una ensenada. Fuente: Descipción de las islas Canarias. Traducido por Alejandro Gionanescu. [Santa Cruz de Tenerife], 1959.
Mapa de Gran Canaria de Leonardo Torriani, finales del siglo XVI, en el que figura el nombre de Laguete y se dibuja una ensenada. Fuente: Descipción de las islas Canarias. Traducido por Alejandro Gionanescu. [Santa Cruz de Tenerife], 1959.

 

En otra de sus publicaciones, el Dr. Álvarez Delgado, sin mencionar las definiciones anteriores, intenta explicar en esta ocasión el topónimo aborigen Agaete por “aggehit”, “ensenada”, nombre vulgarizado por los conquistadores castellanos.

El citado “agehhit o agezzit”, lo explica sobre el verbo tuareg “eggeh”, que significa “entrar, penetrar, lugar secreto”[40]. No sería descabellada su investigación si nos remontamos a Torriani, el cual rotula en la cartografía grancanaria una ensenada o accidente hidrográfico en el lugar de Lagaete.

Por consiguiente, se puede apreciar un “Agaete” originario que muy bien pudiera ser el “Gayerte”, luego castellanizado según las versiones expuestas, teniendo el topónimo de “Gaete” una coincidencia con el de la población italiana, así como también constituye un hecho similar el “Gaete” de Uruguay en el departamento de Durazno y el “Gaeta” de Brasil, en el estado de Pernambuco.

 

No obstante, para constatar la evolución toponímica de un lugar determinado, lógicamente las fuentes propiciadas por los cronistas son las más idóneas. Aunque en ellas tenemos que soportar una visión parcial por copia a sus antecesores y por el escaso interés en unificar idénticos criterios dados en una misma obra y por la visión cronológica reducida al tener presente sólo el espacio inmediato.

Por ello, la consulta de los archivos parroquiales supone la fuente más digna y fiel; ya que, el cura beneficiado y el mayordomo de fábrica, incluso el sacristán o cualquier vecino del lugar en cuestión, conocen y viven las peculiaridades más exactas del devenir registrándolas en los libros de fábrica.

 

“el Lugar de Agaete” – “Lugar de la Gaete” – “Lugar delagaete” – “Lugar o Villa de Agaete”  – “Villa de Agaete”.

 

Dejando atrás el topónimo originario, se puede deducir por la consulta del primer libro de fábrica, que desde el 27 de marzo de 1556, se cita a este como “el Lugar de Agaete”, pasando a denominarse el 5 de septiembre de 1576, “Lugar de la Gaete”. Posteriormente, el 18 de abril de 1614 vuelve a llamarse “Villa de Agaete” corroborando el hecho direccional o la comodidad lingüística de unir el artículo con el nombre, como lo notifica el 7 de octubre de 1623 al decir “Lugar delagaete”[41]. En el libro segundo, a partir de 1687, se hace habitual la denominación de “Lugar o Villa de Agaete”[42]; mientras que desde 1767, se generaliza “el Lugar de Agaete”[43]. Durante el siglo XIX, es de uso exclusivo la terminología de “Villa de Agaete”[44].

 

Notas

[1] DORESTE GARCÍA, 1935, II, p. 33.

[2] ABREU, 1977, p. 185.

[3] LADERO, 1966, n.o 12, p. 48. En las cuentas de Pedro de Arévalo de la conquista de la Isla se lee: “…Los quales paresçe por el dicho testymonio que estovieron quatro meses, que començaron primero de avril e complieron en fin de mes de Julio de dicho año, e mas otros dos meses que dice Pedro de Arévalo que se detovo allá en Canaria, la cual detovo el gobernador Pedro de Vera e Michel de Moxica para fazer la “fortaleça” de la Gete, que conplieron en fin del mes de septienbre del dicho de 81 que volvieron a torna viaje, que son seys meses…”.

[4] MARTÍN DE GUZMÁN, 1977, n.o 23, p. 111. Pensamos que carece de argumento ya que dicho patrocinio mariano constituye un fortalecimiento del culto personal, del que posiblemente Alonso Fernández de Lugo fuera devoto en su lugar de origen. Explicado quizás cuando tiene lugar la conquista de La Palma, donde introduce el mismo significado mariano, sin que sea un condicionante de calendario, ya que éste se cumple con el patronazgo a San Miguel.

[5] MORALES, 1978, p. 326.

[6] RUMEU, 1975, p. 121.

[7] DE LA ROSA, 1978, p. 259.

[8] NÚÑEZ, 1676, p. 278; SUÁREZ, 1983, n.o 173, pp. 102-103.

[9] CÁMARA, 1634, p. 339.

[10] MORALES, 1978, p. 322.

[11] DÁVILA, 1737, p. 497.

[12] DE LA ROSA, 1978, p. 36.

[13] DEL CASTILLO, 1848, p. 202.

[14] SUÁREZ, 1983, n.o 173, p. 92; SUÁREZ, 1987, I, pp. 152, 183.

[15] SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 237.

[16] DÁVILA, 1737, p. 497.

[17] AMC. HERMOSILLA, 1779, p. 22.

[18] VIERA, 1978, II, p. 186.

[19] HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1983, I, n.o 11, p. 231.

[20] ÁLVAREZ RIXO, 1955, n.o VI, p. 193.

[21] BENÍTEZ, 1950, III, 37.

[22] VERNEAU, 1981, p. 170.

[23] ARRIBAS, 1900, pp. 271-272.

[24] LADERO, 1966, n.o 12, p. 48 y 91.

[25] MARÍN, 1986, p. 59.

[26] MORALES, 1978, p. 500-501.

[27] MORALES, 1962, n.o 8, p. 459.

[28] TORRIANI, 1959, p. 89.

[29] OLIVE, 1865, p. 1.254.

[30] ABREU, 1977, p. 41, 135, 148 y 221.

[31] MORALES, 1978, pp. 200, 218, 223, 279, 312, 318, 322, 359, 395, 412, 420, 421, 437 y 459.

[32] SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 245.

[33] DEL CASTILLO, 1848, p. 203; DE LA ROSA, 1978, p. 36.

[34] GLAS, 1976, p. 61.

[35] VIERA, 1978, II, p. 186.

[36] ÁLVAREZ RIXO, 1955, n.o VI, pp. 193-194.

[37] BENÍTEZ, 1950, III, p. 37.

[38] BERTHELOT, 1978, III, p. 282.

[39] ARRIBAS, 1900, pp. 271-272.

[40] ÁLVAREZ DELGADO, 1949, VI, p. 30; ÁLVAREZ DELGADO, 1982, n.o 28, p. 280.

[41] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[42] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[43] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[44] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

Abreviaturas

 

AMC, Archivo Municipal de Córdoba.

AFA, Archivo Familia de Armas, don José de Armas Díaz, Villa de Agaete.

AGS, Archivo General de Simancas, Valladolid.

AHDLP, Archivo Histórico Diocesano de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPLP, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPSCT, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.

AMC, Archivo del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria.

AMT, Archivo Miguel Tarquis, Departamento de Arte de la Universidad de La Laguna.

AMVA, Archivo Municipal de la Villa de Agaete.

APG, Archivo Parroquial de Guía, Gran Canaria.

APSCQ, Archivo Parroquial de Santa Coloma de Queralt, Tarragona.

APSG, Archivo Parroquial de Santiago Apóstol, Gáldar.

APVA, Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, Villa de Agaete.

ARPG, Archivo Registro de la Propiedad de Guía, Gran Canaria.

FEDAC, Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria.

 

Enlaces de interés

 

 

 

Arquitectura y Artes Plásticas en la Villa de Agaete.

Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete

Testamento de Antón Cerezo

Origen de Agaete

La parroquia Ntra. Sra. de la Concepción: 500 años después de sínodo del obispo Fernando Vázquez de Arce, 1515-2015.

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN LAS PALMAS (1868-1874): CONTINUIDAD Y CAMBIO DE LAS ESTRUCTURAS DE PODER POLÍTICO

 
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Antón Cerezo - Dibujo de Roberto Miranda - 2011
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Testamento de Antón Cerezo

El testamento de Antón Cerezo es un valioso retrato que nos revela sus creencias, sentimientos y vínculos humanos y sociales. Considere especialmente interesante la onomástica y la toponimia que se despliegan a lo largo de sus folios. Casado con Sancha Díaz de Zorita, tuvo cuatro hijos legítimos, un sable, Francisco, Juan Bautista, María y Juana. Además, nuestros hijos naturales: Galeote, Antonio, Pedro, Francisca, Luisa, Ana, Elena, Antoñica y otros cuyos nombres no se mencionan. Antón Cerezo y Sancha Díaz de Zurita se establecieron en Gran Canaria a finales del siglo XV . Cerezo murió el 20 de noviembre de 1535. 

Los datos biográficos son mínimos. Nació hacia 1468 en Génova. Pertenecía a la familia Ceresa, asigna al comercio. Tuvo vínculos muy estrechos con su hermanatro Francisco Palomar o Palomares. Esto compró en 1494 el ingenio y la hacienda de Agaete al conquistador Alonso Fernández de Lugo, que luego cedió a su hermano Antón. Sobre las vicisitudes de esta hacienda y los pleitos a los que tuvo que enfrentar Antón Cerezo, han escrito Leopoldo de la Rosa Olivera y, recientemente, con notable acierto y éxito, Mariano Gambín.

Este valiosísmo trabajo de investigación sobre el testamento de Antón Cerezo, ha sido posible gracias al trabajo altruista de don Julio Sánchez Rodríguez , natural de Arucas, Gran Canaria, fue ordenado sacerdote en Salamanca en 1965. Es licenciado en Teología por la Facultad de los jesuitas La Cartuja de Granada. Los primeros años de su ministerio sacerdotal los ejerció en Granada y Sevilla. Desde 1982 trabaja en Gran Canaria como sacerdote e investigador. Párroco de la Villa de Agaete e hiijo adoptivo de la villa de Agaete (Gran Canaria).

Antón Cerezo es conocido por su actividad industrial-mercantil y por el tríptico flamenco que legó a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves de Agaete.

Antón Cerezo - Dibujo de Roberto Miranda - 2011

   Antón Cerezo – Dibujo de Roberto Miranda – 2011

Cabe, si acaso, añadir que, a través de estos textos, nos aproximamos a aquella sociedad que pobló aquel Gayerte en los decenios posteriores a la conquista de Gran Canaria, trascendiendo más allá de los límetes de la isla, reflejando la estructuración social a través de las funciones de los protagonistas.

Joos Van Clever-Recreación digital del posible aspecto original del retablo de Nuestra Señora de las Nieves.

                                                     Joos Van Clever – Recreacion digital del posible aspecto original del retablo de Nuestra Señora de las Nieves.

 

Julio Sánchez Rodríguez 

Agaete a través de la historia

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Agaete. Recreación de Nisamar Tadeo Rosario
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El origen de Agaete

EL ORIGEN DE AGAETE

Manuel Lobo Cabrera

Catedrático de Historia Moderna

de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

 

 

Torres de Las Isletas, durante los trabajos de excavación, 200-2001. "Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología".
Torres de Las Isletas, durante los trabajos de excavación, 200-2001. “Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología”.

El origen de Agaete como pueblo tiene bastante que ver con la torre que edificara en sus cercanías Alonso Fernández de Lugo y luego con el levantamiento del ingenio en su entorno. De ahí el que se afirme que Agaete como núcleo castellano surgió antes que Gáldar, situándose la fecha en torno a 1481.

 

Los primeros repartimientos

Concluida la conquista de Gran Canaria Lugo recibe como premio a sus méritos una cierta cantidad de tierras que al parecer el mismo solicita al gobernador Pedro de Vera.

 

Conocedor de la zona por sus andanzas en dichos pagos prefiere que la data se le conceda en el margen izquierdo del barranco de Agaete, desde el mismo límite hasta el mar. Son tierras más llanas, fáciles de limpiar y despedrar, y especialmente cercanas al curso del agua, por lo cual era más sencillo el desvío de las mismas mediante heridos, canales y acequias.

 

En esta zona y en el entorno de la torre fabricó su ingenio en medio y muy cerca de las tierras que dedicó a la plantación de cañas.

También en esta zona se repartieron tierras a otros conquistadores y pobladores, como Antón Cerezo, futuro propietario del ingenio, Martín de Vera, hijo del gobernador Pedro de Vera, Martín del Pinal, que tomó un trozo de tierras y lo puso de cañas, y otros pobladores, vecinos de Agaete, que en sus suertes también plantaron cañas de azúcar que luego molerían en el ingenio. Avanzado el siglo XVI se siguieron repartiendo tierras en la zona, en concreto en el valle de Agaete y zonas aledañas casi lindando con Tamadaba, con el objeto de ponerlas en labor[1].

También fueron agraciados con tierras y aguas algunos indígenas que visto lo visto y después del apresamiento del Guanarteme colaboraron en la conquista del resto de la isla. Sus tierras se extendían por el propio Agaete, su valle, y el barranco de Guayedra, además de casas y solares en el casco de la incipiente villa. Muchos de ellos, posiblemente vivían en esta zona y otros procedían de Gáldar, entre ellos cabe citar algunos que se mantuvieron en Agaete años después como Juan y Pedro de Maninidra, que figura como testigo en uno de los procesos en que se vio envuelto el heredamiento, en el cual declara que vivía en el heredamiento y que era vecino de Agaete desde hacía mucho tiempo; junto a ellos figuran Juan Benito, Salvador Canario y Michel de Gran Canaria, que actuaron como amojonadores y deslindadores de la data de Guayedra[2].

 

 

 

 

Guayedra,  "reducto" del rey canario Tenesor Semidán. cristianizado con el nombre de Fernando Guanarteme. Foto: Juan antonio Jiménez Dámaso.
Guayedra, “reducto” del rey canario Tenesor Semidán. cristianizado con el nombre de Fernando Guanarteme. El valle de Guayedra tendría papel protagónico en el origen de Agaete. Foto: Juan antonio Jiménez Dámaso.

Aborígenes canarios en la conquista de Tenerife

Algunos de estos indígenas abandonaron luego Agaete con Lugo y se enrolaron en sus empresas de conquista, pues con don Alonso fueron indígenas de Gran Canaria a la conquista de Tenerife, los cuales fueron allí agraciados con tierras y aguas, convirtiéndose luego en pobladores de la zona norte de aquella isla.

Guayedra en el pacto entre reyes

Asimismo no hay que olvidar que el propio Fernando Guanarteme apartó para sí en el momento del pacto que suscribió con los Reyes Católicos la data de Guayedra como propiedad, que en efecto se le otorgó, a la vez que se le dio licencia para que residiesen con él 40 familiares que el mismo designase, cabezas de familia de la parentela del Guanarteme.

Esta concesión se concretó una vez finalizada la conquista, en el repartimiento que hace Vera en 1484. Aunque para la mentalidad de los conquistadores y colonos europeos el valle carecía de gran interés económico, si se le compara con la riqueza del valle contiguo de Agaete, para los indígenas debió tener, además del valor económico como territorio ganadero, un valor simbólico; el hecho que don Fernando solicitase a los reyes dicho valle, teniendo en cuenta además que por este transcurría un tramo del camino que va a “Tatirma”, nos indica la importancia que los canarios del bando Gáldar concedieron a Guayedra.

Tras la conquista los indígenas siguieron haciendo uso ganadero de dicho valle, residiendo posiblemente en el mismo en las llamadas casas canarias de Guayedra, explotando la tierra y las higueras, así como aprovechándose del agua que corría por su barranco y acequia; son estos bienes los que grupos de canarios destruyen cuando el término pasa a ser propiedad privada de Miguel de Trejo, casado con la hija de don Fernando, doña Margarita Fernández Guanarteme, y conseguida mediante triquiñuelas.

Venta de tierras y defensa de las aguas

Alonso Fernández de Lugo
Alonso Fernández de Lugo

 

Otros canarios con propiedades en Agaete son María Sánchez, mujer del poblador Pedro Madalena, que vende, en 1524, 3 fanegas de tierra de sequero en el valle de Agaete a los Cerezo. En 1513 también hallamos con propiedades a los canarios Diego de Torres y Juan Maninidra, que venden sus casas en Agaete, el primero para avecindarse en el Palmar de Daute en Tenerife, y el segundo para trasladar su vecindad a Gáldar[3]. Aunque en la empresa de la conquista de Tenerife acompañaron al Guanarteme muchos de sus familiares, un nutrido grupo de canarios permaneció en el lugar, pues en 1500 Sancho Bermúdez, en nombre propio y en el de otros canarios de la zona, hasta en cantidad de una treintena se quejan a los reyes de ciertas personas, entre ellas los propietarios del ingenio, de quitarles desde hacía cinco años el agua de sus heredades[4].

 

El ingenio azucarero, dinamizador económico y crecimiento poblacional 

 

A todo esto hay que añadir el cúmulo de personas que fueron atraídas por Lugo para trabajar en sus tierras y el ingenio, junto con los esclavos necesarios en todo establecimiento azucarero como mano de obra barata para conseguir un producto competitivo. Con unos y con otros se indica que Agaete alcanzó los 60 vecinos en 1514, es decir unas trescientas personas, según las Sinodales de Vázquez de Arce.

Todas estas personas necesitaban casas y lugares donde cobijarse, y por ello no es nada extraño que Lugo conocedor de la zona destinara el margen derecho del barranco para la posible ubicación de un caserío, sobre todo si tenemos en cuenta que esta zona estaba en un altozano limitado por una zona montañosa con cuevas, y con la cercanía de agua. Quizá tomó como modelo la propia ubicación del primer núcleo de la ciudad de Las Palmas. A ello hay que unir que fueron los propios ingenios el germen posterior de pueblos y parroquias tal como sucedió con Arucas y Moya. El pueblo se describe en 1646 como

“un lugar pequeño y muy combatido de los vientos; es también lugar regalado de todo género, está allí fundado un maiorazgo muy bueno, ay su beneficio de oposisión aunque corto por serlo la jurisdicción del. Tiene ingenio de azúcar, muchas aguas, tierras labradías en que se coge trigo, cebada, centeno, millo, viñas. En este lugar hay agrio muy regalado y en mucha abundancia, y particularmente limas[5].”

 

Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros: cultivar las cañas de azúcar y recolectarlas, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportarla hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar...
Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros (habitualmente esclavos): cultivar y recolectar las cañas de azúcar, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportar la melaza hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar…

 

La iglesia, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, será el corazón y el origen de Agaete

 

Recreación de la iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción
Recreación de la iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción

Junto con los lugares de habitación era necesario la construcción de una ermita o iglesia para que la población pudiera acudir a los oficios religiosos y recibir los sacramentos, dada la lejanía de Gáldar, pues para asistir a misa los vecinos tenían que abandonar sus faenas e invertir algunas horas en la ida y vuelta. El propio Lugo sufrió en sus carnes esta lejanía pues al fallecer su mujer debió acudir a Gáldar para que recibiese cristiana sepultura.

Todo ello hace pensar que fue el impulsor de la primera iglesia, que puso bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, en quien debía tener mucha devoción, pues no debemos olvidar que la primera iglesia que se levantó en La Laguna, una vez conquistada la isla de Tenerife y diseñada la nueva ciudad tuvo por patrona la misma devoción.

La nueva iglesia se va a convertir en el centro del nuevo núcleo y en el motor que va a dinamizar el desarrollo y la evolución de la trama urbana del futuro pueblo. A su entorno se le va a conocer en la época como la villa de Abajo, y las primeras calles y casas se abren y fabrican en torno a ella. De este modo el origen de Agaete se mantiene retirado por un lado de la residencia y heredamiento de Lugo y de la necrópolis aborigen.

La devoción a la Concepción se mantiene como la principal en estos primeros años, centralizando incluso los beneficios de la feligresía, aunque conviviendo con la que se practica a la Virgen de las Nieves, pues es casi seguro que Lugo mantenía en su hacienda-fortaleza un oratorio dedicado a la citada Virgen, cuya advocación trasladaría a La Palma, cuando inicia la conquista de aquella isla.

La iglesia y el pueblo fueron creciendo a la par que el ingenio seguía produciendo beneficios, hasta el punto de que durante el mandato del obispo Fernando Vázquez de Arce, se tiene la idea de que se funda la parroquia[6], hecho que se corrobora por la existencia de la iglesia, según consta en el libro primero de fábrica, donde en la visita que hace el propio obispo en 1515, se escribe que hace muchos años había iglesia en la villa de Agaete[7], aunque otros autores aducen a fechas posteriores.

Sin embargo Morales Padrón afirma que ya desde 1512 se constituyó en parroquia desglosada de Gáldar[8]. En efecto, en 3 de abril de 1511, cuando testifica Pedro Maninidra en el proceso que se abre a instancias de Francisco Riberol, declara que Alonso de Lugo desde antes de comenzar a hacer el ingenio

“ya poseía un cercado que está junto a la torre e de la otra banda desde la iglesia hacia abajo cuando tomaban las aguas de las suertes del dicho lugar, excepto un cercado de higueral que estaba bajo de las dichas tierras”

Esta primitiva iglesia corazón y origen del pueblo era pequeña, de una sola nave, posiblemente cubierta de madera a la manera mudéjar, y sobre ella tejas a dos aguas, y aseada. Las primeras noticias de su fábrica, o más bien pensamos que reforma en función del crecimiento del pequeño vecindario, se remontan a 1537 en que estando de mayordomo Juan Cardona, el visitador comenta la falta de cubierta y el malestar de los vecinos con las obras de mampuesto[9].

Por su pequeñez y no numerosa población no tenía cura fijo aunque si se atendían los sacramentos y recibía en su suelo los cadáveres de sus feligreses. Al parecer por la cortedad de su patrimonio es en estos años anexionada a Gáldar, y así se recoge en las constituciones sinodales de don Fernando Vázquez de Arce:

“E porque la Iglesia y el lugar de Agaete está en término e comarca de la villa de Gáldar, unimos é anejamos la dicha iglesia del Agaete al beneficio de la dicha villa de Gáldar, é ordenamos é mandamos que el cura o beneficiado de la dicha villa sea obligado a poner, é ponga clérigo que sirva de cura, y sea idóneo é suficiente que diga misa é administre los eclesiásticos sacramentos, y lleve el noveno, premicias é ordenaciones del dicho lugar del Agaete”[10].

Así fue, tal como se coteja por una real cédula otorgada en enero de 1520, en que se presenta a Pedro Martínez de Arroyo para el beneficio de Agaete, creado por don Hernando de Arce, obispo de Canarias[11].

Al parecer en los primeros años Agaete no tuvo cura fijo, supliéndolo alguno de los frailes franciscanos del convento de San Antonio de Gáldar.

Pero bien sea de un modo u otro la iglesia empezó a funcionar como tal desde muy pronto, arruándose en torno a ella las casas, pues en el propio testamento de Antonio Cerezo hace alusión a la iglesia cuando en 1535 manda, haciendo referencia al retablo que encargó a Flandes, que se ponga en el altar de la iglesia de la Concepción[12]. Cuando se normaliza la situación cuenta ya Agaete con cura propio, uno de los cuales fue Bernardo de Riberol, que como tal figura en una escritura otorgada en 1598.

 

La iglesia, lugar de sepultura de los primeros moradores que propiciaron el origen de Agaete

 

Ilustración sobre los inicios de Agaete como localidad, con la representación de la iglesia, en su primigenio solar en la hoy nominada calle Las Nieves (trasera de la actual iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción), a partir de la cual se representan los caminos: el que enlaza con Gáldar, hacia El Valle, Las Nieves y Guayedra, que cruza el barranco hacia una explanada superior, la hoy denominada zona de Las Candelarias, donde estaban las plantaciones de las cañas de azúcar, materia prima del ingenio azucarero. Ilustración realizada por Nisamar Tadeo Rosario.
Ilustración sobre los inicios de Agaete como localidad, con la representación de la iglesia, en su primigenio solar en la hoy nominada calle Las Nieves (trasera de la actual iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción), a partir de la cual se representan los caminos: el que enlaza con Gáldar, hacia El Valle, Las Nieves y Guayedra, que cruza el barranco hacia una explanada superior, la hoy denominada zona de Las Candelarias, donde estaban las plantaciones de las cañas de azúcar, materia prima del ingenio azucarero. Ilustración realizada por Nisamar Tadeo Rosario.

 

En esta pequeña iglesia recibieron sepultura los primeros moradores de Agaete, entre ellos los de las familias propietarias del ingenio como sus parientes, tales como los Palomares, Cerezos y Franquis; de la misma manera aparecen otros vecinos de apellido Medina, Hernández, Lorenzo, Peraza, Sánchez y otros, y entre los descendientes de indígenas figuran algunos de apellido Maninidra.

 

Este recinto religioso estaba independizado por una muralla que los aislaba de la calle y plaza actual de la Constitución. Se levantaba sobre el barranco, y a ella confluía la calle de la Nieves y de ella partía la llamada calle real, en dirección al valle. En torno a esta última calle se levantaron las primeras casas, en su mayoría de pequeñas dimensiones y cubiertas de tejas; en su parte posterior había también viviendas de gentes más humildes, mitad casas mitad cuevas. Por la calle real se conducía también una bajada al barranco, lugar donde se encontraba una fuente, a donde el vecindario acudía a proveerse de agua.

 

Agaete se comunicaba con otras zonas como el camino que iba a Gáldar que partía desde los pies de la iglesia y proseguía por la calle real; asimismo desde aquí partía el camino que iba al Valle donde residía parte de la población, y asimismo con el camino de Guayedra donde residían algunos canarios como pastores en cuevas y casas canarias; este camino era el que había abierto Lugo para proveerse de leña para su ingenio, de tal modo que era conocido como el camino de la leña, el cual salía desde la propia torre-fortaleza y subía rodeando el roque de Antigafo, también conocido como de las Nieves; de esta forma se va articulado el origen de Agaete.

 

 

 

 

Escudo de Agaete. Acuerdo del Pleno de la Corporación Municipal de fecha 31 de marzo de 1971, por que se aprueba el escudo heráldico del municipio de Agaete. Características: Escudo cortado: primero, de gules, la torre de oro; segundo, las armas de baronía de los Fernández de Lugp. Al timbre, Corona Real abierta. En el primer cuartel: la torre o fortaleza que evoca la elegida por el conquistador castellano Pedro de Vera. En segundo de los cuarteles: el escudo de armas de Alonso Fernández de Lugo, primer Alcaide de la fortaleza de Agaete, posiblemente construida en 1481. (Texto: Javier Tadeo)
Escudo de Agaete. El Pleno de la Corporación Municipal de 31 de marzo de 1971, aprueba el escudo heráldico del municipio de Agaete. Características: Escudo cortado: primero, de gules, la torre de oro; segundo, las armas de baronía de los Fernández de Lugp. Al timbre, Corona Real abierta. En el primer cuartel: la torre o fortaleza que evoca la elegida por el conquistador castellano Pedro de Vera. En segundo de los cuarteles: el escudo de armas de Alonso Fernández de Lugo, primer Alcaide de la fortaleza de Agaete, posiblemente construida en 1481. (Texto: Javier Tadeo)

Alonso Fernández de Lugo, primer alcalde en el origen de Agaete

 

 

 

Fue su primer alcalde el propio Alonso Fernández de Lugo, pues tal como dice un testigo de la época los reyes le confirmaron la alcaldía de la torre y de las tierras y aguas de Agaete.

Posteriormente ocupó la vara de la alcaldía en el pueblo que recayó en manos de indígenas canarios de la familia de los Bentidagua, ocupándola dos de sus miembros, Juan Sánchez Bentidagua y Hernán Sánchez de Bentidagua, quien compró el valle de Guayedra a Miguel de Trexo y Carvajal, yerno de Fernando Guanarteme, hasta que vendió la propiedad en 1529 a Antón Cerezo el joven, con lo cual vincula a su familia dicha propiedad, y al heredamiento de Agaete.

La familia de los Bentidagua se mantuvo en Agaete, aunque alguno de sus miembros se trasladó a Tenerife, y destacaron como intermediarios entre la población indígena y los intereses de la colonización; así en 1512 Salvador Fernández Bentidagua fue alguacil de Guayedra y comisionado por Trejo, junto con otros canarios para amojonar el término y evitar que los pastores canarios siguiesen destrozando acequias, caminos e higueras por lo que consideraban una usurpación de las tierras que habían sido otorgadas a don Fernando Guanarteme.

Por dichas fechas Fernán Sánchez Bentidagua, el viejo, junto con Juan Maninidra, surtía de telas y vestidos a la usanza europea a los naturales de la zona, realizando para ello grandes adquisiciones de ropa en el mercado galdense.

 

 

 

 

 

 

 

Las alcaldías, en defensa de la riqueza forestal frente a la explotación de los ingenios que esquilmaban los bosques

 

En 1528 Juan Sánchez Bentidagua figura en la documentación notarial como alcalde Agaete dando poderes para pleitear, ante la Chancillería de Granada, contra los cortadores de leña que, al servicio de los propietarios de los ingenios azucareros de la zona noroeste, comenzaban a esquilmar la riqueza forestal de Agaete y su término. Sin embargo fue Hernán Sánchez, el mozo, quien, desde 1529, se distinguió en su labor como alcalde por intermediar entre los intereses de la colonización y las necesidades y hábitos de los indígenas, maniobrando para intentar recuperar el barranco de Guayedra[13].

Posteriormente ocupó la alcaldía uno de los miembros de la familia propietaria del ingenio como fue Antonio Cerezo que tenía la vara en 1551, y más tarde fue titular Gregorio Méndez, que fue alcalde en 1598.

 

Notas

 

  1. RONQUILLO, M. y E AZNAR VALLEJO: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1998, docs. 5,7 y 138

  2. MARTÍN DE GUZMÄN, C.. Las fuente etnohistóricas como elementos auxiliares en el estudio arqueológico del valle de Guayedra (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 23, Madrid-Las palmas, 1977, p. 90

  3. Archivo Histórico Provincial de Las palmas, Alonso de San Clemente, nº 2.316, fs. 375 r. y 390r.

  4. Archivo General de Simancas, Reistro General del Sello,

  5. MORALES PADRÓN, F.: Op. Cit., p. 322

  6. RODRÍGUEZ MOURE, 1915, p. 291

  7. CRUZ SAAVEDRA, A.: La arquitectura religiosa en la villa de Agaete (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 42, Madrid-Las Palmas, 1996, p. 292

  8. MORALES PADRÓN, F.: Inventario de los Archivos Parroquiales de Las Palmas, Las palmas de Gran Canaria, 1974

  9. CRUZ Y SAAVEDRA, A.: Idem, p. 299

  10. RODRÍGUEZ MOURE, J.: 1915, p.291

  11. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello

  12. JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S.: 1945, p. 25

  13. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Cristóbal de San Clemente, nº 734, f. 198 v.; nº 735, fs. 172 r., 173 r., 196 r. y 197 r.; nº 737, fs. 12 r; nº 739, fs. 95 r. y 96 r. BETANCOR QUINTANA, G.: Los indígenas en la formación de la moderna sociedad canaria. Integración y aculturación de canarios, gomeros y guanches (1496-1525), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 242-243 (Tesis Doctoral inédita).

Enlaces de interés

Agaete a través de la historia

La trama urbana de Agaete

El testamento de Antón Cerezo

Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología.

 

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