Núcleo poblacional de El Hornillo – Agaete – Gran Canaria, está situado a unos 750 m sobre el nivel del mar, se accede desde el Valle de Agaete, por un sendero de gran belleza desde el que se puede contemplar todo el valle y el Océano Atlatico. Otra vía de acceso es la carretera entre Fagaesto y Barranco Hondo.
Desde El Hornillo podemos visitar la Presa de Los Perez.
En la imagen se pueden observar el tipo de vivienda predominantemente trogloditas (cuevas y terrazas esculpidas en la roca). Se localiza una ermita dedicada a la advocación de San Santa Teresita, cuyas fiestas se celebran en el mes de junio. Según el ceso de 2019, la población la constituyen 16 vecinos, 12 hombres 4 mujeres.
En esta región afloran Materiales del Ciclo Roque Nublo, Brechas y Lavas basálticas, basaníticas y tefríticas, sobre vulcanismo del Ciclo I y bajo Post Roque Nublo.
EL PUENTE MONUMENTAL SOBRE EL BARRANCO REAL DE AGAETE:
cronológica, presupuesto y desglose de las obras de fábrica y accesorias, 1896 -1900
Antonio J. Cruz y Saavedra
Denominación de la obra: “Reparación de averías de la carretera de Las Palmas a Agaete en los Km 49 y 50”, 1897.
Obras a realizar: un puente de fábrica modelo especial y 288,16 metros de carretera hasta el sifón de Las Candelarias.
Fecha de redacción del proyecto: marzo/mayo de 1896.
Ingeniero redactor del proyecto: Orencio Hernández Pérez, natural de Arucas.
Condiciones particulares, económicas y facultativas de la subasta: 16 de octubre de 1897.
Fecha de la subasta pública de la obra: 4 de diciembre de 1897, en Madrid, a la 1 de la tarde.
Presupuesto total de ejecución material de la obra: 57.701,82 pesetas.
Presupuesto real de ejecución material de la obra: 50.175,50 pesetas.
Gastos de imprevistos, dirección, etc., 15%: 7.526,32 pesetas.
Adjudicataria de la subasta pública: Margarita Sintes Llabrés, viuda de Tomás Bosch y Sastre.
Total del presupuesto de ejecución por contrata: 50.500 pesetas.
Duración legal de las obras:2 años, 1898/1900.
Fecha de inicio legal de las obras: 1 de febrero de 1898, a los 60 días de la subasta.
Inicio del proceso de expropiación forzosa de las fincas afectadas: 29 de abril de 1898.
Institución a quien correspondía las expropiaciones: al Ayuntamiento de Agaete.
Exposición pública de las expropiaciones: el 30 de junio de 1898.
Fin de la exposición pública de las expropiaciones: el 4 de noviembre de 1898.
Coste de las expropiaciones: no consta el importe de las cinco fincas expropiadas.
Fecha de finalización legal de las obras: 1 de febrero de 1900.
Importe total de la fábrica del puente: 42.224,55 pesetas.
Valor de las obras de fábrica, sin el puente: 1.831,66 pesetas.
Cuantía destinada a los cimientos del cuerpo, estribos y pilas: 12.247,01 pesetas.
Total destinado a los zócalos del cuerpo, estribos y pilas: 2.001,65 pesetas.
Cuerpo de la obra, estribos, pilas, salmer, bóvedas, tímpanos y pilastrones: 16.488,21 pesetas.
Coronación del cuerpo de la obra, imposta y parapetos: 2.768,78 pesetas.
Importe total del cuerpo de la obra: 21.58,34 pesetas.
Coste total de las obras anejas, muros de defensa y acompañamiento: 5.719,20 pesetas.
Cuantía de las cimbras y andamiajes: 3.00,00 pesetas.
Explanación, movimientos de tierras, caja y cunetas: 3.979,56 pesetas.
Obras de fábrica, muros, tajeas y el puente: 44.056,21 pesetas.
Importe destinado al afirmado: 1.201,63 pesetas.
Obras accesorias, muretes, acequias, malecones y guardarruedas: 735,00 pesetas.
Presupuesto destinado a la conservación y acopios: 203,10 pesetas.
Importe total de la excavación: 1.913,555 m3.
Mampostería ordinaria utilizada en la obra: 1.464,98 m3.
Mampostería careada empleada en la obra: 29,1 m3.
Total de hormigón de cemento: 17,468 m3.
Sillería recta empleada en la obra: 61,454 m3.
Sillería aplantillada utilizada en la obra: 125,546m3.
Total de sillería de rajuela empleada: 149,985 m3.
Mampostería en seco utilizada en la obra: 273,936 m3.
Total del desmonte: 420,700 m3.
Total del terraplén: 4.895,75 m3.
Total de piedra machacada utilizada en la obra: 15,00 m3.
Estilo arquitectónico: es una obra de ingeniería, no tiene estilo arquitectónico, y menos aún de estilo neoclásico como se ha publicado desafortunadamente.
Puentes similares: guarda cierto parecido con el puente de San Andrés, en Arucas, y sobre todo con el puente del Barranco de Moya. Se ha comparado con el puente de los Tres Ojos de Gáldar, a pesar de que hay notables diferencias arquitectónicas bien visibles.
Observaciones: erróneamente se ha divulgado en diferentes formatos que el coste total del puente ascendió a 2.633,80 pesetas; es decir, menos que una vivienda de 60 m2 situada en la Cuesta del Molino en 1928, en el Valle de Agaete.
Fuente/documentación: prensa digital y archivos de la Administración del Estado.
Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna.
ASENTAMIENTO Y EVOLUCIÓN DE LA TRAMA URBANA DE AGAETE
El hábitat y el contacto con la población aborigen.
Al analizar el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete, es preciso tener en cuenta los condicionantes fundamentales que imperan en el modo de hábitat de todo entorno, son aquellos que emanan de los factores medio ambientales. Estos no son los únicos, ya que el bagaje cultural y la infraestructura socioeconómica tienen una importancia a veces superior. No obstante y de manera particular, la arquitectura popular del municipio está ligada al primero por sus cuestiones específicas aunque en el inicio de su poblamiento se reservó de su contacto con la población aborigen.
Por sus propias características, al menos en la superficie que nos ocupa, en el curso bajo del valle los terrenos cultivables escaseaban, –muchos de ellos son obra del enorme esfuerzo del campesinado agaetense– lo que nos indica que el asentamiento poblacional se hace en el lugar más idóneo dentro de la variedad geomorfológica. Es decir, la margen izquierda, aguas abajo del Barranco Real de Agaete, se ha dedicado a zonas susceptibles de cultivarse, mientras en la Villa de Arriba, a ambas márgenes del citado barranco, la irregularidad del terreno no ofreció garantías suficientes para erigir el núcleo principal.
Estos condicionantes físicos no son realmente las premisas fundamentales. Desde la antigüedad, todas las poblaciones han tenido en cuenta una serie de normas naturales observables por el hombre, aireación y buena exposición al sol, situación de las viviendas y emplazamientos de las necrópolis o cementerios[1].
Villa de Arriba y de Abajo.
A interrogantes de por qué se establecen en lo que llamamos “Villa de Abajo” y no en otro emplazamiento, o el por qué de esta clásica separación de “Villa de Arriba y de Abajo”, es aquí donde reside la parte más interesante. La población no solo se emplaza en el lugar idóneo sino que encuentra unos factores de por sí ya naturales o preestablecidos.
En este contexto, la población del “lugar” se instala fuera del alcance directo de la necrópolis del Maipez de Arriba, territorio ancestral, sagrado, mágico por excelencia, del pueblo aborigen que formó parte del primitivo Gayerte. Este alejamiento, como medida higiénica o tabú, fue desbordado a partir del siglo XVIII culminando en el XIX, cuando la población, en una de las etapas más importantes de su historia, crece y amplía su emplazamiento original para convivir, destruir y respetar en otras, donde tuvo efecto el primer asentamiento del enclave aborigen antes de la conquista. Testimonio de lo expuesto lo presenciamos en las diferentes cuevas habitacionales y silos descritas por Sebastián Jiménez Sánchez, en las cuales se han encontrado una diversidad de elementos arqueológicos que nos indican su medio, su forma de hábitat y su alimentación[2].
SIGLO XVI. Villa de Abajo: La Concepción
SIGLO XVII-XVIII. Villa de Abajo: La Concepción y San Sebastián
SIGLO XIX. Ensanche. Villa de Arriba: calle Nueva del Sol, Las Peñas, Cruz Chiquita y Barranco Santo. Villa de Abajo: San Sebastián, Barrio de Pescadores y Las Chisqueras
SIGLO XX. Espacios de urbanización reciente
Terrenos de cultivos
Zonas montañosas
Calle San Francisco testimonio de la población aborigen.
Pero estos exponentes no son únicos. En un rastreo visual obligado y siguiendo el escarpe sinuoso de toba volcánica, hemos inventariado un número determinado de cuevas con la misma estructura y características, que muestran a la estación arqueológica de San Francisco, un testimonio fehaciente del enclave poblacional aborigen. En la actualidad se utilizan como alpendres, pajares y graneros.
Emplazamientos que determinan las funciones otorgadas por los aborígenes al territorio.
Fuera de este escenario nos encontramos con la necrópolis de los Cascajos de Arriba, cementerio aborigen que sobrecoge al espectador. A ambas márgenes y en diferentes puntos estratégicos, algunos de difícil acceso, se localizan una diversidad de estructuras propias de esta cultura transformada en cuevas habitacionales y de enterramientos como el complejo troglodita de Chapín. Interesantes son las estaciones arqueológicas del Lomo de San Pedro, de La Culata, de Los Berrazales, la necrópolis de los Acarreaderos y el poblado troglodita de El Sao.
Los enclaves citados confirman el riguroso alejamiento de la población castellana y arropan a la “Villa de Arriba”, junto al curso medio y alto del Valle del Gayerte como núcleo preferencial de emplazamiento cantonal. Apoyan las deducciones los hallazgos encontrados en la nueva estación arqueológica denominada “Villa de Arriba”, que contribuye a apoyar este capricho humano, en la que el topónimo de “Villa de Arriba y de Abajo”, tiene sus inicios en la propia historia ensalzados por los mismos ciudadanos[3].
Los núcleos de población siguieron los antiguos emplazamientos de los conquistadores al roturar las tierras. Actualmente cumplen la misma función, aparte del ejemplo citado, adquiere mayor importancia el condicionante físico en los caseríos históricos y de medianías.
El hombre transforma el paisaje.
En el primero, las antiguas viviendas se emplazan y se escalonan por las laderas de Bizbique y en torno al eje de penetración donde se ubica el caserío de San Pedro. De este modo, el aprovechamiento de las terrazas a ambas márgenes del barranco es total. Este proceso diferenciador se muestra plenamente en El Hornillo. Allí, donde el espacio cultivable es reducido y escalonado hasta la misma pared del barranco, el hombre ha transformado el paisaje en numerosos bancales.
Debido a su peculiaridad, el hábitat se ha refugiado a los pies de la masa rocosa, aprovechando las oquedades naturales para transformarlas posteriormente en cuevas-viviendas. Se aprecian aspectos físicos como la orientación de los edificios al oeste, de forma que la fachada esté expuesta el mayor tiempo posible al sol según su trayectoria.
A pesar de todo, entidades como la Vecindad de Enfrente, lo hacen en sentido contrario por los motivos aludidos. Se tiene en cuenta la componente de los vientos reinantes, evitan igualmente el choque frontal de las precipitaciones dominantes impidiendo el choque frontal con las fachadas.
Estos elementos naturales emparentan la arquitectura de San Pedro y caseríos aledaños con el centro de la Isla, con un régimen de precipitaciones más elevado que en el casco urbano. En general se rehuye edificar en sitios llanos y desabrigados, expuestos a todos los tiempos. Una vez más, el factor físico condiciona la forma de construir y la tipología volumétrica de las estructuras habitacionales, motivadas por la graduación de los diferentes pisos climáticos y motivando la gran variedad de los materiales, así como la utilización diversa de su sistema de cubrición.
Asentamiento de importantes familias de la burguesía Gran Canaria en Agaete.
El carácter socioeconómico de los moradores constituye otro argumento de indudable peso. La centuria pasada es para la Villa un siglo notable, contribuyendo al asentamiento y engrandecimiento de importantes familias de la burguesía isleña, que a raíz de las desamortizaciones producidas concentran aún más el espacio agrícola[4]. Concentración que tiene como punto de arranque la usurpación de aquellas tierras de realengo que habían quedado sin repartir ni colonizar a finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Su función principal, aparte de la utilización de los montes para el aprovechamiento de madera y leña, era zona de pastoreo común, sin llegar a ser patrimonio del Cabildo –del común–, sino de la corona. La aglomeración de la tierra presupone un poder socioeconómico, cuyo reflejo se evidencia no sólo en la terratenencia sino en la magnificencia de sus viviendas, en un modo diferente de construir, en la utilización de materiales nobles y ricos puestos de manifiesto en sus fachadas ampulosas. Junto a este tipo de estructura existen otras edificaciones de carácter más humilde por los recursos empleados.
Los europeos en el Gayerte aborigen.
Con la penetración del hombre europeo al Gayerte aborigen, aún sin finalizar la conquista, surgen como primera advocaciónhistórica la dedicada a la Virgen de Las Nieves, emplazada primeramente dentro del recinto amurallado de la “Torre-Fortaleza”, aprovechando algunas de sus dependencias. No obstante, esta edificación es puramente de carácter defensivo, completamente al margen del culto religioso. La primera construcción religiosa cabalga paralelamente bajo los auspicios de Nuestra Señora de la Concepción.
El comienzo de la historiografía del municipio deja entrever el capitán Alonso Fernández de Lugo como el propulsor del primer asentamiento poblacional. Remontándonos al hecho conquistador observamos que la rada de Las Nieves tuvo diferentes contactos con la civilización europea antes de su incorporación definitiva a la corona de Castilla:
“…Mandó Pedro de Vera embarcar lo necesario, y rodeando la Isla halló por puerto capaz el del Gaete. Cerca de la playa halló una buena y grande casa, capaz; que era fama ser fábrica y habitación de los mayorquines, que estas
Islas frecuentaban antes de la venida de Juan de Bethencourt, de 1360 en adelante…”[5].
Por lo tanto, el primer exponente de la civilización castellana tiene lugar en los aledaños de Las Nieves, transformada en vivienda-oratorio-fortaleza, iniciándose al tiempo la primera fase del asentamiento poblacional, unido evidentemente al ciclo económico predominante[6].
Según el profesor Martín Ruiz, el modelo de crecimiento poblacional de la comarca está de acorde con unas pautas propias y originales, apreciándose desde la conquista hasta la segunda mitad del siglo XIX, cómo la población aumenta sus efectos de manera continua y casi lineal. Propiciada al no existir crisis de larga duración, sólo obstaculizada por periodos cortos, agrarios o de subsistencia[7]. Finalizada la conquista y efectuados los repartos de tierras, las zonas de costa y las márgenes inferiores de los barrancos son las primeras en colonizarse.
La transformación del paisaje
Los primeros trabajos consisten en transformar los terrenos incultos en tierras de labores, ocupándolas el llamado ciclo tradicional de la caña de azúcar, acompañada por una parcelación reducida de viñas. Por consiguiente, a finales del siglo XV y primera mitad del XVI, la zona ocupacional lo es en la costa, condicionada indudablemente por la carencia de una infraestructura viaria y económica adecuada. No obstante, en 1585, hay una población de 20 vecinos en torno a una sola pila, el escaso poblamiento indica la pobreza del lugar[8].
Prevalecen los cultivos de viñas, frutales y hortalizas[9]. Se establece un régimen de aparcería en el sistema de explotación, comprometiéndose el propietario a proporcionar todos los instrumentos, materiales y simientes para poner en marcha dicho arriendo, mientras el arrendador debe mantener la huerta bien cuidada y poblada de hortalizas. Dentro de la producción agrícola destacan las superficies destinadas a sembraduras, en mayor medida trigo.
Sin embargo, se recurrió a su importación desde Tenerife y La Palma, porque su precio era más barato que el de la tierra[10]. La actividad agrícola confirma a la rada de Las Nieves como el medio de comunicación más eficazdentro del aislamiento que sufre la comarca por la carencia de carreteras. Al respecto, las importaciones de trigo tienen su destino por el puerto.
Cumpliendo también con una importante labor durante el poderío de la caña de azúcar siendo uno de los puertos por donde se concierta su embarque con destino a Amberes[11]. Durante el siglo XVII se acrecienta su actividad primordial en el transporte de mercancías hacia Tenerife. Llegando a su máximo desarrollo en la segunda mitad del siglo XIX, localizándose en su recinto una pequeña industria artesanal de construcción de barcos[12].
El ingenio azucarero, los esclavos y la población morisca.
De sustancial importancia para el conocimiento de esta etapa histórica es la considerable presencia que tiene la mano de obra esclava vinculada a la hacienda del lugar[13], así como el destacamento de población morisca si la comparamos con otras entidades de población. Los datos recogidos nos cifran en 1595 un total de 14 moriscos, uno de ellos esclavo[14].
Este grupo étnico tuvo una gran capacidad de influencia al permanecer hasta nosotros los topónimos de Las Moriscas, la Cueva de El Moro y El Turmán. La segunda fase de ocupación del espacio comienza a finales del siglo XVI y principios del XVII, a medida que escaseaban en la costa las tierras susceptibles de regarse con las técnicas disponibles. Se fueron roturando especialmente los barrancos por sus recursos hidráulicos, practicándose en las zonas marginales la explotación ganadera[15].
Esta segunda etapa llega a cubrir parte del siglo XVIII, observándose un notable crecimiento de la población dentro del cómputo general. El aumento se ve salpicado por leves periodos epidemiológicos y a las anomalías del sector agrario, propiciadas por la caída de la caña de azúcar, aunque en la Villa permanece como cultivo importante hasta la segunda mitad del siglo XIX, reemplazada luego por la vid[16].
Para el lugar, el obispo Cámara y Murga, establece en 1634 un censo de 40 vecinos[17]. En la segunda mitad del XVII y entre los años comprendidos desde el 1676 a 1688, el aumento de la población va desde los 327 a los 470 habitantes[18]. El Dr. Martín Ruiz, da un crecimiento sobre el orden de 0’94, superior al de la Villa de Guía con 0’83[19]. La tercera fase tiene lugar a finales del siglo XVII y principios del XVIII, en base al aprovechamiento del espacio agrícola en aquellos lugares capaces de explotarse atendiendo a la aclimatación de los nuevos cultivos y a la reducción periódica de las epidemias. La roturación se vincula a los caseríos de medianías y con ello su consiguiente poblamiento.
Población siglos XVII – XVIII y el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Por este motivo existencial, surgen las entidades de Guayedra con 18 habitantes, El Risco con 12 y El Valle con 13[20], todos bajo una cota no superior a los trescientos metros de altitud. En la primera mitad del siglo XIX aparece el primer núcleo de medianías, El Hornillo, situado a unos 700 metros sobre el nivel del mar, aunque existen referencias en la centuria anterior.
El crecimiento no es continuo, sino que se interrumpe por crisis periódicas, producidas por malas cosechas o por la mortalidad epidémica. No obstante, la tasa de crecimiento sigue siendo superior con respecto a sus vecinos norteños en 1’8 en el periodo comprendido entre 1686 y 1735 con 300 y 714 habitantes respectivamente[21].
En 1737 el obispo Pedro Manuel Dávila y Cárdenas en su descripción del lugar dice que consta de 168 vecinos, repartidos en Guayedra con 18, 12 para el barrio de El Risco y 30 para los pagos emplazados en El Valle[22].
Según el censo de Aranda en 1772 el lugar tiene una población de 868 habitantes[23]. En 1779, Hermosilla dice que hay 924 personas repartidas en los caseríos históricos citados[24], mientras que Floridablanca en 1787 establece 999 habitantes[25].
Roturación clandestina de las tierras de realengo en favor de la burguesía.
En definitiva, en la tercera fase tiene lugar una importante ocupación del espacio a través de la roturación clandestina de las tierras de realengo, fomentándose la concentración y el enriquecimiento de las grandes familias: Castillo y Manrique. Durante el siglo XIX la consolidación económica es un hecho, con ella, el auge poblacional, y por consiguiente, el desarrollo de la trama urbana. En este sentido Escolar y Serrano es muy certero:
“…El cultivo de las tierras de Agaete alcanza las 3/4 partes del territorio; las mejores se dedican a maiz, y las inferiores a trigo y cebada. El regadío se extiende a 450 fanegadas. Las tierras dedicadas a granos suelen producir 10 fanegas por fanegada.
Aunque en lo antiguo se dice eran mayores las cosechas, en la actualidad hay más población y se han producido adelantos en los métodos de cultivo”[26].
Siglo XIX y el cólera morbo en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Como se observa, el maíz constituía la base de la alimentación, creándose en su entorno un complejo artesanal, plasmado en la proliferación de molinos harineros. En esta centuria la evolución de la población es sorprendente, considerándose como espectacular, aunque alteradas por las malas condiciones atmosféricas que afectaban a la agricultura y a las epidemias que producen un ligero estancamiento en diferentes periodos. En general la comarca decreció aunque el vecindario de Agaete fue el único que se vio libre del cólera morbo en 1851. Los datos se pueden comprobar con las tasas de mortalidad presentadas por el Dr. Martín Ruiz que para el lugar se mantiene incluso inferior a años atrás[27]. A pesar de que en 1812 se constata en los archivos parroquiales una epidemia en el municipio, sin indicarnos su magnitud[28]. A continuación surge un periodo de recuperación, extensiva en Moya y en Agaete, con una población hacia 1860 de 2.501 habitantes[29].
Vega de gran fertilidad.
Al inicio del presente siglo era de 2.835, aunque antes de la crisis de la cochinilla, en 1897, su población era de 3.137 en 1887[30]. El alto grado de concentración es sorprendente, sobre el 97’1%, habitando en la zona de costa y medianías. Hacia 1860, aparece el núcleo de cumbres de Tamadaba, con un edificio habitado constantemente. Su peculiar topografía retardó el asentamiento[31]. Déniz Grek, en 1854, define a este enclave geográfico como una vega de gran fertilidad, produciendo maíz, trigo, cebada y centeno, así como legumbres, papas, higos, melocotones, agrios y almendros, además de vino, cochinilla, lino y queso, contando con una población de 537 vecinos que conforma 2.041 almas[32].
Sin olvidarnos la importancia que tuvo el café y el tabaco, siempre al amparo de la familia de Armas, que por su calidad eran vendidos y exportados, además de ocupar un puesto de privilegio en las exposiciones de carácter agrícola que se celebraban. En 1890 Verneau introduce una nota de color al describir sus impresiones sobre la Villa, indicando otras actividades económicas no citadas y que redundan en una mejora sustancial y por lo tanto de un aumento notable de su población[33].
Las citas de Cipriano Arribas y Sánchez contribuyen a apoyar la importancia histórica de la centuria[34]. Datos que consolida la última etapa, unas veces aumentando su población y en otras manteniéndolas con un índice inferior con respecto a sus vecinos de la comarca del norte. Así de la gran cantidad de caseríos y pagos y de la extensión considerable de tierras labradías, el panorama actual es de completo abandono.
Consecuencia del trasvase progresivo de la población hacia otros sectores que generan mejores riquezas, cayendo en desgracia y en un abandono total la agricultura, motivada en gran parte por la concentración de la propiedad, que no ha ligado al campesino al terruño[35]. En definitiva, las entidades de población surgen allí donde existían grupos étnicos preestablecidos, salvo casos que no entramos a dilucidar. Por otra parte, su crecimiento está de acorde con la importancia del emplazamiento elegido.
Cinco centurias de configuración urbana.
Es difícil intentar resumir aproximadamente 500 años de configuración urbanística cuando las fuentes documentales referentes a su trama urbana son escasas, al tratarse de una entidad de población que, si bien tiene un puesto dentro del contexto grancanario, no tiene ese cariz diferenciador de una ciudad como Las Palmas, Telde, Santa Cruz de Tenerife o La Laguna, por citar las más importantes. Este municipio tiene motivaciones de todos conocidas para su configuración, en cambio y debido a su crecimiento retardado y al no tener perspectivas halagüeñas dentro del panorama isleño, no fue atractivo suficiente para que aconteciese lo mismo que con las anteriores citadas.
Transformación de las tierras baldías en cultivables.
Hechas las paces y finalizado todo inicio de enfrentamiento, comienzan los repartos de tierras, el cultivo de la caña de azúcar, la canalización de aguas y la transformación de las tierras baldías en terrenos cultivables, por consiguiente, la arribada de gentes al Gayerte aborigen, la prosperidad y riqueza del lugar. En consecuencia, el plan ordenador o si se quiere la urbanización del mismo. Este acontecimiento comienza en las últimas décadas del siglo XV y tiene su gesta visible en la edificación de la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, como elemento aglutinador-encauzador de la nueva-antigua trama urbana de lo que es hoy la Villa: se está gestando la “Villa de Abajo”.
La primera edificación de Agaete.
No obstante, el origen de la arquitectura lo encontramos precisamente cuando se inicia el desembarco por la comarca, aunque a decir de ciertos cronistas e historiadores, la primera edificación se solidifica en base a una antigua construcción:
“Esta llamaban los canarios Roma. Es cuadrada de a 25 pasos cuadra. Por fuera tiene muchos paredones y casillas llenas de huesos de gentiles. Es toda de piedra seca, igualmente puestas las piedras que parecen una sola, tal es su igualdad y ajuste, sin mezcla de cal y barro y de grueso de dos varas o siete palmos muy largos. De ella al mar se sigue un paredón con saeteras a modo de murallas; la puerta angosta a la parte del sur. En ella se fabricó el fuerte, subiendola de tapias y maderos de tablas de palmas y en dos meses se acabó”[36].
Descripción generalizada en cuanto a su origen italiano, cumpliendo en principio la función de adoratorio, albergando posteriormente las mesnadas castellanas que a la postre pondrían fructíferamente fin a la conquista[37]. A pesar de este primer exponente, no podemos pasar por alto la importante tradición arquitectónica de la población aborigen. Sus estructuras son variadas, pasando de la generalidad de su forma elíptica al exterior a formas diversas en el interior –cuadrangular, circular, etc.–[38]. Su emplazamiento es en aquellos lugares improductivos y estratégicos.
Todo su organigrama se desarrolla dentro de una única dependencia, estableciendo un número reducido y relacionado con ella, fuera del alineamiento. Su sistema de cubrición es a base de ramajes sobre estructuras de maderamen, que junto a las grandes piedras trabajadas al interior, la ausencia de cimentación y el blanqueado del recinto, constituyen la mejor muestra de su arquitectura. Estas reflexiones son apoyadas por las descripciones de Sabino Berthelot en pleno siglo XIX[39].
El surgimiento de los llamados caseríos históricos, finales del XVII principios del XVII en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
A medida que concluye el siglo XVI, se va confirmando el ascenso en altura a la búsqueda de nuevos terrenos, pensándose en un arranque tímido de la Villa, aunque exento de lógica urbanística. Al respecto las deducciones del profesor don Elías Serra Rafols para la ciudad de La Laguna:
“Falta de planos. Sin ordenación ni plaza central, explicado quizás por el origen andaluz de sus moradores”[40], puede ambientar el comienzo del urbanismo agaetense, teniendo presente que su reducida población y sus características específicas, sólo inducen a pensar en un conato de urbanización en torno a la iglesia matriz, aunque con enormes vacíos por la vinculación de las estructuras habitacionales a la tenencia de la propiedad agrícola.
Con otro signo diferenciador se nos presenta el siglo XVII, centuria donde se registran los primeros censos de edificios que conocemos, que nos van guiando hacia la consolidación de su formación con entidad de pueblo completamente estructurado. Así, en el año 1676 tiene un total 327 habitantes con un censo de 88 casas, pasando a tener en 1688 un máximo de 104 casas para 470 habitantes[41]. Corroborando la configuración del núcleo principal, pero siempre bajo el conato de una calle principal y callejones aledaños.
No obstante, su devenir histórico va confirmando su auge demográfico y su poder económico, como muy bien nos lo describía en 1646 el licenciado López de Ulloa[42]. Hacia la segunda mitad de la centuria se edifica la ermita de San Sebastián, bajo el patronato del capitán Alonso Imperial, según testamento del 14 de junio de 1690[43], dando opción al alargamiento de la trama urbana a partir del siglo XIX, permaneciendo entonces aislado y constituyendo un cinturón de protección ante las epidemias y enfermedades[44].
Reconstrucción urbana y ensanche de la Villa de Agaete en el siglo XIX. Elaboración: Antonio J. Cruz y Saavedra.
Estructuras habitacionales
Espacios libres y casas reformadas en el siglo XIX
Calles y vías de acceso
Recintos religiosos
Terrenos de cultivos y zonas verdes
Alpendres y chozas
Estanques
El siglo XVIII es prolífero en referencias para nuestro estudio. Tiene lugar la tercera fase de ocupación del espacio, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, surgiendo los llamados caseríos históricos. Sin embargo, el muestreo habitacional, según las descripciones, demuestran la ausencia de edificios notables, evidenciándose cuando en 1764 el corregidor de la Santa Ariza y Castilla en su visita por la isla no pasó de la Villa de Gáldar:
“…No se omitió esta misma deligencia con los vezinos del lugar de Agaete, a el que assí por su pobreza y reducido y no tener casa proporcionada a donde el alcalde pudiera ospedar a el Sr. Corregidor, acompañados y equipaxe, como para librarlo del costo que Don Salvador de Armas, por razón de Alcalde y pobre pudiera tener, se fixó edicto en la puerta de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, Patrona titular de dicha parroquia, de la qual es Vble. Beneficiado Don Miguel Fernández Vello, natural del lugar del Sauzal en la isla de Thenerife, el que no se escusó de escrivirle una mui afectuosa carta a el Sr. Corregidor, convidándole y ofreciéndole su casa, pa tenerse el gusto de estar con él aunque fuera ocho dias”[45].
Las primeras referencias a la morfología urbana en el asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete
No obstante, tenemos que esperar hasta 1773, con el historiador Viera y Clavijo y, a 1779, con Hermosilla, para encontrarlas primeras referencias que nos hablan de la morfología urbana del lugar de Agaete:
“…Sus casas son terreras y sólo forman una sola calle…”[46].
La explicación acertada de que prácticamente en dos centurias de configuración urbana exista sólo una vía orgánica, es debida principalmente al avance lento, pero homogéneo, de la población y la dispersión de las viviendas. Aunque sin constituir un enclave numeroso como para acreditar su denominación por el entonces de pago, caserío o barrio.
De todas formas, el desarrollo en una sola calle no supone estrictamente lo dicho, ya que las casas pueden agruparse en los aledaños de la iglesia, en torno a la plaza y salir de esta vía a los callejones circundantes en los que se vierten sus fachadas traseras y laterales y las huertas. Tampoco deberá extrañar si la afirmación de Viera hace referencia exclusiva a la calle principal, no preocupándose por el contexto urbanístico, solución que creemos más aceptable[47].
Las vías de comunicación siguen siendo las mismas, a pesar de que en 1764 George Glas nos documenta que:
“Gaete o Agaete, en el noroeste de la isla, tiene un puerto con un castillo para su defensa Desde Agaete a Las Palmas hay una carretera”[48].
Suponemos que hace referencia a los “caminos reales”, ya que la carretera mencionada se concluye a finales del siglo XIX. El censo poblacional continua en alza, registrando Aranda en 1772 y Floridablanca en 1787, una población considerable aunque no se nos suministra el número de viviendas[49]. Con estos precedentes nos adentramos en el siglo XIX, en la que un documento anónimo de mediados de siglo nos dice:
“Sus casas son terreras, y solo forman una calle”[50].
Dudamos de su contenido, ya que de él se deduce que la evolución del núcleo habitacional tiene su arranque en la segunda mitad de siglo, al copiar parcialmente algunos datos de Viera y Hermosilla. Otra de las motivaciones que posibilita el dudar sobre su veracidad es precisamente porque en estos momentos se está produciendo y consolidando la fase más interesante de la historia local. Lógicamente podemos pensar que el autor del citado documento, como es habitual en las descripciones de otras entidades de población, notificase una única calle principal, sin negar la existencia de otras secundarias o callejones. No obstante, nuestro fundamento se vincula a la descripción de Madoz:
“LAGAETE: 1. con ayunt. en la isla de la Gran Canaria prov., aud. terr. y c. g. de Canarias, part. jud. y adm. de rent. de Guía, dióc. de Canaria: sit. al O. de la isla en el camino que desde la cabeza del part. conduce á la cumbre de Artenara, á la márg. izq. de un barranco que desciende de dicha cumbre; goza de cielo alegre, buena ventilación y saludable clima. Forman la pobl. 266 casas arruinadas en el pueblo, 67 en el valle y 40 cuevas habitadas: su jurisd. se estiende á dos pagos de Valle-hormillo, Tancadana, Guayedra y Virvique la Cueva”[51].
Los censos de Olive y Madoz del siglo XIX.
Aunque si tenemos en cuenta las apreciaciones de Pedro de Olive, en 1865 se establece un total de 579 edificios, 178 hogares cobijando una población de 2.501 habitantes, vinculados a una veintena de calles relevantes y a una cuarentena de topónimos alejados del caserío principal. De la misma forma, notifica las calles de Santa Rita, San Sebastián y Vista Hermosa, aprovechando el eje de penetración del municipio[52].
De Olive se desprende que la evolución de la entidad tiene lugar mucho antes de la fecha del documento anónimo, siendo una concatenación vinculada al término del siglo XVIII y principios del XIX , por lo que la autenticidad del documento referido anteriormente carece de rigor descriptivo.
Olivia Stone, en su recorrido por la Villa, nos comenta que las casas del pueblo son sencillas, con una sola excepción, la de don Antonio de Armas y Jiménez, precisamente el anfitrión de su visita[53].
Trazado y calles del término municipal en el siglo XIX. Elaboración: Elaboración: Antonio J. Cruz y Saavedra.
Calles del siglo XIX
Calles de trazado amplio
Calles de rotulación moderna
Vías de acceso
Recintos religiosos
Plazas
El desarrollo urbano y económico no tiene lugar de forma improvisada
Ante la diversidad de documentos y de información, en un periodo relativamente corto, no deben existir planteamientos erróneos. Por una parte, el desarrollo urbano y económico de un entorno específico no tiene lugar de forma improvisada. Como tampoco lo es el desarrollo de la trama urbana. Es por lo que la obra de Olive es la más completa, específica y veraz en la descripción de los hechos.
Cuando en 1865 da por sentado un censo de 579 edificios, en los que 10 de ellos son de dos plantas y se emplazan en el núcleo principal, nos planteamos la objetividad de Olivia Stone, al decir de sus descripciones que tan sólo la de don Antonio de Armas era de dos pisos.
Estamos de acuerdo en que dicha vivienda constituía una excepción arquitectónica dentro del panorama urbano agaetense, aunque diferimos por todos los argumentos presentados. Más allá de la cuestión no queremos emitir opinión alguna, habida la importancia de su viaje para la construcción objetiva de un periodo histórico de verdadera importancia para el Archipiélago.
Igualmente y para el periodo comprendido entre 1845 y 1850, cuando Madoz nos documenta 266 edificios en el casco es comprensible, ya que posiblemente cuando Pedro de Olive elabora su obra, y haciendo honor al desarrollo económico y urbano, el caserío aumentó su población y sus efectivos habitacionales. Con anterioridad, en 1857 el pueblo contaba con un total de 457 viviendas, 4 cuevas, 6 cuartos y 7 casas de forasteros repartidas por toda la comarca[54].
Concentración de la propiedad de la tierra y las aguas; de la usurpación a la desamortización.
Frente al desahogo económico, a la aclimatación e introducción de nuevos cultivos, se produce una concentración de la propiedad motivada en gran medida por la usurpación clandestina de las grandes haciendas desde el siglo XVII, reforzada por las circunstancias desamortizadas, objeto que fueron para la adquisición de enormes cantidades de terrenos cultivables y contingentes de aguas[55].
Sus compradores eran de la burguesía local, sustentando su poderío en la terratenencia, que junto con el devenir de los acontecimientos hicieron del municipio un pueblo organizado y estructurado correctamente. La situación fue trascendental ya que los mejores ejemplos de la arquitectura doméstica vienen ligados al factor económico de las clases dominantes que, aunque su lugar de residencia habitual sea en la ciudad, tienen en el municipio notables casas solariegas.
La carretera Las Palmas – Agaete, sin concluir a finales del siglo XIX.
Por fin, el abandonoe incomunicación finaliza con el inicio de la carretera de Las Palmas en 1851, tratándose de impulsar a causa del cólera morbo; saliendo a remate en 1875 el quinto tramo de las obras[56]. Según Verneau, hacia 1890, la carretera de Gáldar a Agaete no está terminada y hay que recorrer senderos decorados con el nombre de “caminos reales”[57]. Por otro lado, el historiador Millares Torres, dice que la carretera llamada del “Norte” termina en el pueblo, prolongándose un ramal hasta el puerto de Las Nieves. Desde el casco principal se incrementan las comunicaciones con los caseríos más alejados, incluso con Artenara por el pinar de Tamadaba[58].
De la toponimia, manifestación de la estructura social, al apogeo urbanístico del finales del siglo XIX.
Las calles se ilustran de edificios nobles y los propios de la arquitectura rural se retiran a las calles marginales, conservándose en la toponimia local el llamado “callejón de los pobres” y la denominación de “por arriba de las casas”, reflejo de una clara discriminación arquitectónica y social. En pleno apogeo urbanístico hace su presencia la plaza de mercado, según los planos del maestro de obras Domingo de Garayzábal en 1871, toda una proeza digna de destacar para un pueblo de sus características y que lo equipara con otras entidades de población capaces de organizar su mercado interior en un recinto cerrado.
Aledañas a ésta se situaban otros edificios complementarios de usos públicos, carnicería y pescadería, que justifican el progreso de la Villa y las ideas sobre confort, higiene y salubridad y el ejercicio del poder político y económico de la burguesía local[59]. Al amparo de este edificio se ubicó el fielato, cuya función consistía en gravar los productos de la zona y los de importación[60].
Construcción del puerto de Las Nieves, el de mayor envergadura de la comarca.
El puerto tiene su consagración en el siglo XIX, según el proyecto del ingeniero don Juan de León y Castillo, cuyos planos serían aprobados por el Ministerio de Fomento el 9 de noviembre de 1864, quedando en el recuerdo el pequeño muelle de 120 varas que existía en 1862, solicitado dos años después por el Ayuntamiento[61]. Con la culminación del proyecto se incrementa el comercio con el exterior, pasando a ser el puerto menor de mayor envergadura de la comarca, cuando las comunicaciones con la capital y la Aldea de San Nicolás eran tortuosas. Esta obra de ingeniería contribuyó al relanzamiento del caserío histórico de Las Nieves, incrementándose su censo urbano y la habilitación de grandes almacenes en relación a sus actividades económicas.
El tempo parroquial eje de la nueva trama urbana, en el Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
Las plazas
Si al término del siglo XVIII el casco se estructuraba en una sola calle principal, con casas arruadas, con el inicio de la fábrica del nuevo templo parroquial en 1874 arranca la nueva configuración urbana de forma ordenada. Ensu frente se ubica la “Plaza de la Constitución”, el proyecto actual data de 1930, cobijando en su rectángulo una serie de viviendas nobles y de estirpe antigua[62]. Fuera de lo tradicional, los edificios públicos se establecen lejos de la demarcación habitual en la concepción del agrupamiento del poder.
Dentro del trazado urbano de la Villa existen varias plazoletas. En 1865, junto a la de la “Constitución” se citan las de “Andamana”[63], y “Tenesor”[64]. En definitiva, en el siglo XIX encontramos el arranque orgánico del municipio, estructurado bajo el esquema lineal de sus ramales.
Calles y caminos
Dentro del cómputo general de calles, muchas eran simples caminos –San Francisco, hoy calle– e incluso tenían un recorrido más amplio. El cambio de nombre era frecuente, así tenemos que, en 1883, la Calle del Carmen cambió su denominación por la de Canario[65].
Asimismo, la actual calle Princesa Guayarmina, era continuación de la Concepción, conocida popularmente por “calle larga”. Muchas de las que hoy son de enorme importancia y cobijan gran cantidad de edificios, en el siglo XIX sólo englobaban algunas viviendas descifradas por su antigüedad, tomando posteriormente el nombre de personajes de la vida local[66]. De forma que nos induce a pensar en un modelo impuesto para el trazado de la Villa de Agaete, o por el contrario, se trata de una trama cómoda e inteligente adecuándose al terreno útil disponible a la agricultura, mientras el núcleo habitacional se asienta bajo un terreno desnivelado.
Aledaños a la estructura urbana
Fuera de la red organizada de calles y plazas que configuran el núcleo principal, existía en los aledaños y al margen de la estructura urbana algunas viviendas rurales relacionadas con la tenencia de la propiedad o pertenecientes a un “status social” no privilegiado.
El crecimiento marginal se dirige hacia los extremos en la centuria anterior, debido principalmente a la barrera que supone el barranco, como las murallas lo son en una ciudad medieval. Constituyendo el “ensanche” moderno de la Villa, con una superficie global superior al núcleo original. La tónica actual es la renovación del caserío.
El emplazamiento de la primitiva parroquia.
Una de las cuestiones problemáticas es el emplazamiento de la primitiva parroquia, que según la tradición lo hizo donde se ubica la calle de Las Nieves. Por el contrario Pedro de Olive no registra ningún edificio en ella. Es decir, que la iglesia lo hacía exclusivamente a la plaza de la Constitución[67] y a la Calle Real, que se articulaba en la delantera de la parroquia[68].
Pensamos, no obstante, que la mencionada calle debió tener otro emplazamiento, ya que tomaría su nombre al pasar el arranque o ramal antiguo de la carretera a Las Nieves, a través del conocido “puente viejo”, que conducía al hoy barrio marinero. Así lo demuestra el libro de actas de la junta para la construcción del nuevo templo, de donde se deduce que las casas aledañas al actual centro parroquial son de reciente construcción, espacio que ocupaba entonces la iglesia. Con la construcción del nuevo puente a finales del XIX, obra del ingeniero Orencio Hernández Pérez, la carretera cambiará su trayectoria pasando por el frontispicio de la iglesia matriz.
Es en el siglo XIX cuando tenemos las referencias más completas del primer núcleo de medianías, aunque desde el siglo XVIII, en ese afán de buscar nuevas tierras cultivables, se fortalece su hegemonía[69]. Los núcleos emplazados fuera del recinto principal se van consolidando, no como centros ordenados pero sí con una estructura adecuada de caminos, siempre vinculadas al casco urbano, lugar donde se centraliza las actividades religiosas, civiles y otras propias de la vida municipal[70].
Siglo XX en el Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete.
De la consulta del nomenclátor se observa en la primera mitad del presente siglo, el auge de la población y sus actividades económicas[71]. En definitiva, estamos ante la consolidación de los caseríos marginales: El Risco, Guayedra, Las Nieves, San Pedro, Vecindad de Enfrente, etc., estancándose su población en los primeros y desapareciendo en las últimas décadas en las Guayedras, cuando las condiciones atmosféricas no eran propicias para la agricultura y la consiguiente derivación del trabajo hacia otros sectores productivos.
Esta es la panorámica que nos encontramos en el municipio a medida que avanza la centuria, pasando de la hegemonía a un estancamiento considerable, tanto de la población como de los valores que la motivaron a partir de los años sesenta.
El muelle de Las Nieves.
El muelle de Las Nieves se quedó sumido en un profundo letargo, pasando de una creciente actividad como centro aglutinador en la salida de los productos comarcales y exportaciones con la Isla de Tenerife, a un enmudecimiento invernal[72].
La carretera hasta San Nicolás de Tolentino.
La carretera se continúa hasta San Nicolás de Tolentino, bajo la tutela de Orencio Hernández Pérez, en calidad de ingeniero jefe[73], careciendo el puerto de su función preponderante en el traslado del pasaje y mercancías a la Aldea en barcos de cabotaje[74]. De este proceso nos queda sus vestigios: la plaza de mercado, la iglesia matriz, casas de estirpe nobiliaria y la construcción portuaria. Así como un censo habitacional de más de trescientas edificaciones y calles de solera, que permanecen en pie a pesar de los avatares, reviviendo el pasado de una entidad de población que alcanzó sus máximas cotas en la segunda mitad del siglo XIX.
De la estación de telégrafo, las primeras infraestructuras sanitarias y alojativas, hasta el ferrocarril desde el puerto de La Luz en Las Palmas hasta Agaete.
En el recuerdo queda la instalación de la estación de telégrafos con teléfono público en el puerto en 1898; los primeros coches que realizaron el servicio de correos; el proyecto de ferrocarril secundario del puerto de La Luz a Agaete solicitado a la Dirección General de Obras Públicas en 1911, rescatado luego por la Real Sociedad Económica de Amigos del País en 1917 y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en 1918. Así como las primeras infraestructuras y dotación sanitaria, la Junta Local de Sanidad, médicos –Enrique Blanco, Tomás Morales, Sebastián Petit Ramón, Manuel Sacaluga Carmona– y farmacéuticos –Francisco Burell de Magno, Fernando Egea Ramírez, Daniel Torrens Reina– con plaza en propiedad.
Aguas los Berrazales de utilidad pública.
Y las aguas termales de San Pedro, como escribiera en 1882 el inolvidable don José Sánchez y Sánchez y los numerosos visitantes e intelectuales que arribaron a este pueblo y cantaron sus maravillas –René Verneau, Olivia Stone, Samler Brown, Juan de la Puerta Canseco, entre otros–[75].
En cuyo empeño puso don Antonio de Armas y Jiménez todos los medios a su alcance para que fueran reconocidas, augurando un lisonjero porvenir para el pueblo. Primero en tiendas de campañas –que sufrió un incendio en 1909–, luego con la construcción del Hotel la Salud en 1923 y en 1931 con el Hotel Guayarmina[76].
Curas maravillosas
De las aguas se decía que hacía curas maravillosas, especialmente en las afecciones reumáticas, venéreas, sifilíticas, de la piel y de la vejiga. Por ello, hasta su declive, arribaron políticos, intelectuales, empresarios y exportadores, militares de rango, marqueses, poetas, policías, obispos, mandos de Falange y camaradas, periodistas, rectores y vicerrectores del seminario Conciliar y Universidad; que procedían principalmente de Tenerife y península, habitualmente en verano y por prescripción médica. Además de lugar de excursiones, vacaciones familiares y paraje idílico para los recién casados.
Declaradas de utilidad pública en 1929
Las aguas ferruginosas del Valle, declaradas de utilidad pública en 1929, contribuyó junto al puerto y a la red de carreteras y caminos a diversificar el panorama económico potenciando la calidad de vida de los agaetenses, la actividad empresarial y el desarrollo. Eso sí, a costa de un modo tradicional de concebir la vida y la municipalidad que nada tenía que ver con la malintencionada crónica publicada en un periódico de Santa Cruz de Tenerife en 1900, explicada acaso por el histórico pleito insular:
“Agaete no tiene nada de pueblo bonito. Las calles todas empinadas y empedradas, la plaza ó pequeña alameda desnuda de árboles y cuyos muros se encuentran actualmente medio derruidos y desencalados, la iglesia, aunque acabada de fabricar, fea y que más que una iglesia parece un palacio de tiempos atrás; todo presenta en la antigua villa un aspecto de pueblo pobre y miserable, donde se rinde demasiado culto al dios Baco y la religión de sus habitantes es la maldita pereza que les hace tender en mitad del arroyo, formando círculos y casinos improvisados, donde la lengua humana se rasca la honra y el honor del desgraciado sér, mujer ú hombre, que recorra las calles donde ellos se encuentren…”[77].
APVA. Libro de escrituras y testamentos. El poder otorgado por Isabel Keiser y Bello a favor de Ponce Rabello, Antonio Miguel del Castillo y Domingo José Pastrana ante el escribano Juan Ruiz de Miranda nos dice: “Yteen una casa Canaria en la Villa de Arriva que linda con casa de franco, García y Callejon que sale a las casas de Gregorio Bermudez las que compre a los Albaceas”. Confirmando el desarrollo urbano hacia el otro extremo. ↑
MARTÍN RUIZ, 1978, p. 284; AMVA. Libro de actas. La importancia de la cochinilla en la villa sigue siendo capital por la superficie ocupada a finales del XIX, en plena crisis. ↑
MILLARES, 1977, V, p. 280; AMVA. Libro de actas. El 24 de septiembre de 1910 el Alcalde don Francisco de Armas y Merino da cuenta del incendio ocurrido el día 22 que afectó a los archivos. Según la tradición fue provocado por los grandes propietarios por razones obvias. ↑
BERTHELOT, 1978, II, p. 207. “…y no lejos de pueblo de Agaete hemos examinado otros dos edificios perfectamente conservados, los que nos han presentado alguna variedad en su construcción. El exterior es más bien cuadrado que elíptico, sin embargo de que el interior es semejante a los edificios de Arguineguin. Estas dos casas están habitadas en la actualidad por familias pobres; el techo se ha conservado intacto hace más de tres siglos y el maderamen que lo sostiene no parece deber destruirse tan pronto. Las grandes vigas son de un hermoso pulimento y la escuadria parece haberse hecho con instrumento cortante. El techo se halla formado por piecesitas de maderas transversales que se cruzan con regularidad”. Este reaprovechamiento de las antiguas estructuras sigue ocurriendo en la actualidad. ↑
VERNEAU, 1981, p. 170; AMVA. Libro de plenos. En 1959 el Alcalde Martín Rosario Expósito acuerda incluir en el inventario de bienes los siguientes caminos públicos: El Camino Real de Agaete a San Nicolás de Tolentino; el Camino Viejo del pueblo al puerto de Las Nieves; el Camino Real desde Agaete a Las Palmas; el Camino Real desde el Valle a Barranco Hondo y Artenara; el Camino desde el barrio de San Sebastián al Roque Maninidra; Camino Nuevo; Camino de Las Chuvicenas; el Camino de Las Burreras; Camino del Draguillo; el Camino Real desde el Valle a Tamadaba y el Camino desde Agaete a Tamadaba. ↑
AMVA. Domingo de Garayzábal. Memoria de construcción de la plaza de mercado. ↑
AMVA. Libro de plenos. El Alcalde Graciliano Ramos Medina acuerda que el fielato se establezca en la calle Concepción n.o 17 esquina con la plaza Tenesor. ↑
AMVA. Obras públicas. Expediente de proyecto y subasta de las obras de construcción de la plaza de la Constitución. Fue rematada por Francisco Padrón Godoy en 6.125’50 ptas, dando comienzo las obras el 20 de noviembre de 1929 con finalización el 31 de mayo de 1930. ↑
OLIVE, 1865, pp. 1.243-1.245; APVA. Libro de actas de la junta local diocesana. ↑
En la de Tenesor y al amparo de un frondoso eucalipto, talado luego para hacer carbón, tenía lugar la subasta de las aguas. ↑
AMVA. Libro de actas. A raíz de la guerra civil los nuevos ediles optan por cambiar el rótulo de las calles y plazas más significativas. En 1937 la comisión gestora acuerda dar el nombre de plaza del general Franco a la de la Constitución, de Calvo Sotelo a la primitiva calle de la Cruz y de José Antonio Primo de Rivera a la calle de la Constitución. ↑
AMVA. Obras públicas. Los verdaderos enlaces con estos caseríos tiene lugar durante la 2ª República. El expediente del camino vecinal del Hornillo a Artenara se fecha en marzo de 1927; el 22 de junio de 1931 se concluyen las obras del camino vecinal desde la Cruz Chiquita a las Casas del Camino, ejecutadas por el Cabildo Insular y el Ayuntamiento. En 1935 se comienza el camino vecinal de las Vueltas –desde las Casas del Camino a Artenara–, pasando por los Baños de los Berrazales en el caserío de la Solana. ↑
AMVA. Obras públicas. Expediente solicitando del Ministro de Fomento el estudio y la ejecución posterior de las obras de prolongación del puerto de Las Nieves. ↑
RODRÍGUEZ-DÍAZ DE QUINTANA, 1978, p. 86; AMVA. Libro de plenos. ↑
Algunos de los barcos, pailebotes y bergantines que utilizaron este puerto de escala fueron: Pilar, Carmen, Gabriel, Carolina, Santiago, La Rosa vieja, San José, Cristina, Estrella, Adají, Antonio de la Rosa, Remedios, Federico, Esperanza, Rosario, San Antonio, Adán, Bella Lucía, Celia, Elvira, Tiburcio, Tinerfe, Telégrafo, San Juan y La Rota. ↑
El edificio, propiedad de Antonio Abad Medina, era de recién construcción, de estilo moderno, con 60 habitaciones dotadas con todas las comodidades del momento; AMVA. Libro de permanentes. En 1931 se da registro a la instancia presentada por Antonio Suárez García a la que acompaña el plano con arreglo al cual había de construirse un edificio en el balneario de “Los Berrazales”, con destino a hotel. ↑
Gente Nueva, 26 de junio de 1900, Santa Cruz de Tenerife, p. 6. ↑
AMC, Archivo Municipal de Córdoba.
AFA, Archivo Familia de Armas, don José de Armas Díaz, Villa de Agaete.
AGS, Archivo General de Simancas, Valladolid.
AHDLP, Archivo Histórico Diocesano de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.
AHPLP, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.
AHPSCT, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.
AMC, Archivo del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria.
AMT, Archivo Miguel Tarquis, Departamento de Arte de la Universidad de La Laguna.
AMVA, Archivo Municipal de la Villa de Agaete.
APG, Archivo Parroquial de Guía, Gran Canaria.
APSCQ, Archivo Parroquial de Santa Coloma de Queralt, Tarragona.
APSG, Archivo Parroquial de Santiago Apóstol, Gáldar.
APVA, Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, Villa de Agaete.
ARPG, Archivo Registro de la Propiedad de Guía, Gran Canaria.
FEDAC, Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria.
La localizacion de Agaete está en el Archipiélago Canario, ubicado en el Océano Atlántico, al suroeste de España y al Noroeste del África. El archipiélago se sitúa, aproximadamente, a 4° del trópico de Cáncer, longitud 13° 20′ y 18° 10′ al Oeste del Meridiano de Greenwich. Agaete está en el noroeste de la la isla de Gran Canaria, entre los municipios de Gáldar, Artenara y el océano Atlántico; a unos 36 km de la capital de la isla, Las Palmas de Gran Canaria. La vía de acceso más utilizada es la autovía GC-2, que conecta todos los municipios de la zona norte de la isla, cuyo punto de enlace principal es Las Palmas de Gran Canaria.
Transporte Interurbano de pasajeros, de servicio público, realizado por GLOBAL.
La estación central está en Las Palmas de Gran Canaria, en el Parque de San Telmo. La línea que presta el servicio es la 103, normalmente está en el andén 6.
Servicios de Taxis:
Asociación de Radio Taxis Villas de Agaete: Teléfono 928 55 44 75
Taxi Radio Gran Canaria en Las Palmas, Gáldar, Santa María de Guía, Arucas y Santa Brígida: Teléfono 928 46 00 00
A.T.A.T. Asociación de Trabajadores Autónomos del Taxi de la Provincia de las Palmas: Teléfono 928 25 24 20
Asociación Taxis Radio de las Palmas: Teléfono 928 46 76 00
Reserva de Taxis Aeropuerto de Gran Canaria – Puertos de Las Palmas y de Agaete – Traslados 24 h: 699 40 58 86
La localización de Agaete permite que se pueda acceder mediante el Puerto de Las Nieves, utilizando la línea de ferrys que conecta con la isla de Tenerife, servicio que presta la naviera Fred Olsen:
A su vez, desde las capitales de las islas de Gran Canaria y Tenerife, se puede conectar, vía marítima, con otras islas del Archipiélago Canario e incluso con el resto de España por medio de:
El origen de Agaete como pueblo tiene bastante que ver con la torre que edificara en sus cercanías Alonso Fernández de Lugo y luego con el levantamiento del ingenio en su entorno. De ahí el que se afirme que Agaete como núcleo castellano surgió antes que Gáldar, situándose la fecha en torno a 1481.
Los primeros repartimientos
Concluida la conquista de Gran Canaria Lugo recibe como premio a sus méritos una cierta cantidad de tierras que al parecer el mismo solicita al gobernador Pedro de Vera.
Conocedor de la zona por sus andanzas en dichos pagos prefiere que la data se le conceda en el margen izquierdo del barranco de Agaete, desde el mismo límite hasta el mar. Son tierras más llanas, fáciles de limpiar y despedrar, y especialmente cercanas al curso del agua, por lo cual era más sencillo el desvío de las mismas mediante heridos, canales y acequias.
En esta zona y en el entorno de la torre fabricó su ingenio en medio y muy cerca de las tierras que dedicó a la plantación de cañas.
También en esta zona se repartieron tierras a otros conquistadores y pobladores, como Antón Cerezo, futuro propietario del ingenio, Martín de Vera, hijo del gobernador Pedro de Vera, Martín del Pinal, que tomó un trozo de tierras y lo puso de cañas, y otros pobladores, vecinos de Agaete, que en sus suertes también plantaron cañas de azúcar que luego molerían en el ingenio. Avanzado el siglo XVI se siguieron repartiendo tierras en la zona, en concreto en el valle de Agaete y zonas aledañas casi lindando con Tamadaba, con el objeto de ponerlas en labor[1].
También fueron agraciados con tierras y aguas algunos indígenas que visto lo visto y después del apresamiento del Guanarteme colaboraron en la conquista del resto de la isla. Sus tierras se extendían por el propio Agaete, su valle, y el barranco de Guayedra, además de casas y solares en el casco de la incipiente villa. Muchos de ellos, posiblemente vivían en esta zona y otros procedían de Gáldar, entre ellos cabe citar algunos que se mantuvieron en Agaete años después como Juan y Pedro de Maninidra, que figura como testigo en uno de los procesos en que se vio envuelto el heredamiento, en el cual declara que vivía en el heredamiento y que era vecino de Agaete desde hacía mucho tiempo; junto a ellos figuran Juan Benito, Salvador Canario y Michel de Gran Canaria, que actuaron como amojonadores y deslindadores de la data de Guayedra[2].
Aborígenes canarios en la conquista de Tenerife
Algunos de estos indígenas abandonaron luego Agaete con Lugo y se enrolaron en sus empresas de conquista, pues con don Alonso fueron indígenas de Gran Canaria a la conquista de Tenerife, los cuales fueron allí agraciados con tierras y aguas, convirtiéndose luego en pobladores de la zona norte de aquella isla.
Guayedra en el pacto entre reyes
Asimismo no hay que olvidar que el propio Fernando Guanarteme apartó para sí en el momento del pacto que suscribió con los Reyes Católicos la data de Guayedra como propiedad, que en efecto se le otorgó, a la vez que se le dio licencia para que residiesen con él 40 familiares que el mismo designase, cabezas de familia de la parentela del Guanarteme.
Esta concesión se concretó una vez finalizada la conquista, en el repartimiento que hace Vera en 1484. Aunque para la mentalidad de los conquistadores y colonos europeos el valle carecía de gran interés económico, si se le compara con la riqueza del valle contiguo de Agaete, para los indígenas debió tener, además del valor económico como territorio ganadero, un valor simbólico; el hecho que don Fernando solicitase a los reyes dicho valle, teniendo en cuenta además que por este transcurría un tramo del camino que va a “Tatirma”, nos indica la importancia que los canarios del bando Gáldar concedieron a Guayedra.
Tras la conquista los indígenas siguieron haciendo uso ganadero de dicho valle, residiendo posiblemente en el mismo en las llamadas casas canarias de Guayedra, explotando la tierra y las higueras, así como aprovechándose del agua que corría por su barranco y acequia; son estos bienes los que grupos de canarios destruyen cuando el término pasa a ser propiedad privada de Miguel de Trejo, casado con la hija de don Fernando, doña Margarita Fernández Guanarteme, y conseguida mediante triquiñuelas.
Venta de tierras y defensa de las aguas
Otros canarios con propiedades en Agaete son María Sánchez, mujer del poblador Pedro Madalena, que vende, en 1524, 3 fanegas de tierra de sequero en el valle de Agaete a los Cerezo. En 1513 también hallamos con propiedades a los canarios Diego de Torres y Juan Maninidra, que venden sus casas en Agaete, el primero para avecindarse en el Palmar de Daute en Tenerife, y el segundo para trasladar su vecindad a Gáldar[3]. Aunque en la empresa de la conquista de Tenerife acompañaron al Guanarteme muchos de sus familiares, un nutrido grupo de canarios permaneció en el lugar, pues en 1500 Sancho Bermúdez, en nombre propio y en el de otros canarios de la zona, hasta en cantidad de una treintena se quejan a los reyes de ciertas personas, entre ellas los propietarios del ingenio, de quitarles desde hacía cinco años el agua de sus heredades[4].
El ingenio azucarero, dinamizador económico y crecimiento poblacional
A todo esto hay que añadir el cúmulo de personas que fueron atraídas por Lugo para trabajar en sus tierras y el ingenio, junto con los esclavos necesarios en todo establecimiento azucarero como mano de obra barata para conseguir un producto competitivo. Con unos y con otros se indica que Agaete alcanzó los 60 vecinos en 1514, es decir unas trescientas personas, según las Sinodales de Vázquez de Arce.
Todas estas personas necesitaban casas y lugares donde cobijarse, y por ello no es nada extraño que Lugo conocedor de la zona destinara el margen derecho del barranco para la posible ubicación de un caserío, sobre todo si tenemos en cuenta que esta zona estaba en un altozano limitado por una zona montañosa con cuevas, y con la cercanía de agua. Quizá tomó como modelo la propia ubicación del primer núcleo de la ciudad de Las Palmas. A ello hay que unir que fueron los propios ingenios el germen posterior de pueblos y parroquias tal como sucedió con Arucas y Moya. El pueblo se describe en 1646 como
“un lugar pequeño y muy combatido de los vientos; es también lugar regalado de todo género, está allí fundado un maiorazgo muy bueno, ay su beneficio de oposisión aunque corto por serlo la jurisdicción del. Tiene ingenio de azúcar, muchas aguas, tierras labradías en que se coge trigo, cebada, centeno, millo, viñas. En este lugar hay agrio muy regalado y en mucha abundancia, y particularmente limas[5].”
La iglesia, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, será el corazón y el origen de Agaete
Junto con los lugares de habitación era necesario la construcción de una ermita o iglesia para que la población pudiera acudir a los oficios religiosos y recibir los sacramentos, dada la lejanía de Gáldar, pues para asistir a misa los vecinos tenían que abandonar sus faenas e invertir algunas horas en la ida y vuelta. El propio Lugo sufrió en sus carnes esta lejanía pues al fallecer su mujer debió acudir a Gáldar para que recibiese cristiana sepultura.
Todo ello hace pensar que fue el impulsor de la primera iglesia, que puso bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, en quien debía tener mucha devoción, pues no debemos olvidar que la primera iglesia que se levantó en La Laguna, una vez conquistada la isla de Tenerife y diseñada la nueva ciudad tuvo por patrona la misma devoción.
La nueva iglesia se va a convertir en el centro del nuevo núcleo y en el motor que va a dinamizar el desarrollo y la evolución de la trama urbana del futuro pueblo. A su entorno se le va a conocer en la época como la villa de Abajo, y las primeras calles y casas se abren y fabrican en torno a ella. De este modo el origen de Agaete se mantiene retirado por un lado de la residencia y heredamiento de Lugo y de la necrópolis aborigen.
La devoción a la Concepción se mantiene como la principal en estos primeros años, centralizando incluso los beneficios de la feligresía, aunque conviviendo con la que se practica a la Virgen de las Nieves, pues es casi seguro que Lugo mantenía en su hacienda-fortaleza un oratorio dedicado a la citada Virgen, cuya advocación trasladaría a La Palma, cuando inicia la conquista de aquella isla.
La iglesia y el pueblo fueron creciendo a la par que el ingenio seguía produciendo beneficios, hasta el punto de que durante el mandato del obispo Fernando Vázquez de Arce, se tiene la idea de que se funda la parroquia[6], hecho que se corrobora por la existencia de la iglesia, según consta en el libro primero de fábrica, donde en la visita que hace el propio obispo en 1515, se escribe que hace muchos años había iglesia en la villa de Agaete[7], aunque otros autores aducen a fechas posteriores.
Sin embargo Morales Padrón afirma que ya desde 1512 se constituyó en parroquia desglosada de Gáldar[8]. En efecto, en 3 de abril de 1511, cuando testifica Pedro Maninidra en el proceso que se abre a instancias de Francisco Riberol, declara que Alonso de Lugo desde antes de comenzar a hacer el ingenio
“ya poseía un cercado que está junto a la torre e de la otra banda desde la iglesia hacia abajo cuando tomaban las aguas de las suertes del dicho lugar, excepto un cercado de higueral que estaba bajo de las dichas tierras”
Esta primitiva iglesia corazón y origen del pueblo era pequeña, de una sola nave, posiblemente cubierta de madera a la manera mudéjar, y sobre ella tejas a dos aguas, y aseada. Las primeras noticias de su fábrica, o más bien pensamos que reforma en función del crecimiento del pequeño vecindario, se remontan a 1537 en que estando de mayordomo Juan Cardona, el visitador comenta la falta de cubierta y el malestar de los vecinos con las obras de mampuesto[9].
Por su pequeñez y no numerosa población no tenía cura fijo aunque si se atendían los sacramentos y recibía en su suelo los cadáveres de sus feligreses. Al parecer por la cortedad de su patrimonio es en estos años anexionada a Gáldar, y así se recoge en las constituciones sinodales de don Fernando Vázquez de Arce:
“E porque la Iglesia y el lugar de Agaete está en término e comarca de la villa de Gáldar, unimos é anejamos la dicha iglesia del Agaete al beneficio de la dicha villa de Gáldar, é ordenamos é mandamos que el cura o beneficiado de la dicha villa sea obligado a poner, é ponga clérigo que sirva de cura, y sea idóneo é suficiente que diga misa é administre los eclesiásticos sacramentos, y lleve el noveno, premicias é ordenaciones del dicho lugar del Agaete”[10].
Así fue, tal como se coteja por una real cédula otorgada en enero de 1520, en que se presenta a Pedro Martínez de Arroyo para el beneficio de Agaete, creado por don Hernando de Arce, obispo de Canarias[11].
Al parecer en los primeros años Agaete no tuvo cura fijo, supliéndolo alguno de los frailes franciscanos del convento de San Antonio de Gáldar.
Pero bien sea de un modo u otro la iglesia empezó a funcionar como tal desde muy pronto, arruándose en torno a ella las casas, pues en el propio testamento de Antonio Cerezo hace alusión a la iglesia cuando en 1535 manda, haciendo referencia al retablo que encargó a Flandes, que se ponga en el altar de la iglesia de la Concepción[12]. Cuando se normaliza la situación cuenta ya Agaete con cura propio, uno de los cuales fue Bernardo de Riberol, que como tal figura en una escritura otorgada en 1598.
La iglesia, lugar de sepultura de los primeros moradores que propiciaron el origen de Agaete
En esta pequeña iglesia recibieron sepultura los primeros moradores de Agaete, entre ellos los de las familias propietarias del ingenio como sus parientes, tales como los Palomares, Cerezos y Franquis; de la misma manera aparecen otros vecinos de apellido Medina, Hernández, Lorenzo, Peraza, Sánchez y otros, y entre los descendientes de indígenas figuran algunos de apellido Maninidra.
Este recinto religioso estaba independizado por una muralla que los aislaba de la calle y plaza actual de la Constitución. Se levantaba sobre el barranco, y a ella confluía la calle de la Nieves y de ella partía la llamada calle real, en dirección al valle. En torno a esta última calle se levantaron las primeras casas, en su mayoría de pequeñas dimensiones y cubiertas de tejas; en su parte posterior había también viviendas de gentes más humildes, mitad casas mitad cuevas. Por la calle real se conducía también una bajada al barranco, lugar donde se encontraba una fuente, a donde el vecindario acudía a proveerse de agua.
Agaete se comunicaba con otras zonas como el camino que iba a Gáldar que partía desde los pies de la iglesia y proseguía por la calle real; asimismo desde aquí partía el camino que iba al Valle donde residía parte de la población, y asimismo con el camino de Guayedra donde residían algunos canarios como pastores en cuevas y casas canarias; este camino era el que había abierto Lugo para proveerse de leña para su ingenio, de tal modo que era conocido como el camino de la leña, el cual salía desde la propia torre-fortaleza y subía rodeando el roque de Antigafo, también conocido como de las Nieves; de esta forma se va articulado el origen de Agaete.
Alonso Fernández de Lugo, primer alcalde en el origen de Agaete
Fue su primer alcalde el propio Alonso Fernández de Lugo, pues tal como dice un testigo de la época los reyes le confirmaron la alcaldía de la torre y de las tierras y aguas de Agaete.
Posteriormente ocupó la vara de la alcaldía en el pueblo que recayó en manos de indígenas canarios de la familia de los Bentidagua, ocupándola dos de sus miembros, Juan Sánchez Bentidagua y Hernán Sánchez de Bentidagua, quien compró el valle de Guayedra a Miguel de Trexo y Carvajal, yerno de Fernando Guanarteme, hasta que vendió la propiedad en 1529 a Antón Cerezo el joven, con lo cual vincula a su familia dicha propiedad, y al heredamiento de Agaete.
La familia de los Bentidagua se mantuvo en Agaete, aunque alguno de sus miembros se trasladó a Tenerife, y destacaron como intermediarios entre la población indígena y los intereses de la colonización; así en 1512 Salvador Fernández Bentidagua fue alguacil de Guayedra y comisionado por Trejo, junto con otros canarios para amojonar el término y evitar que los pastores canarios siguiesen destrozando acequias, caminos e higueras por lo que consideraban una usurpación de las tierras que habían sido otorgadas a don Fernando Guanarteme.
Por dichas fechas Fernán Sánchez Bentidagua, el viejo, junto con Juan Maninidra, surtía de telas y vestidos a la usanza europea a los naturales de la zona, realizando para ello grandes adquisiciones de ropa en el mercado galdense.
Las alcaldías, en defensa de la riqueza forestal frente a la explotación de los ingenios que esquilmaban los bosques
En 1528 Juan Sánchez Bentidagua figura en la documentación notarial como alcalde Agaete dando poderes para pleitear, ante la Chancillería de Granada, contra los cortadores de leña que, al servicio de los propietarios de los ingenios azucareros de la zona noroeste, comenzaban a esquilmar la riqueza forestal de Agaete y su término. Sin embargo fue Hernán Sánchez, el mozo, quien, desde 1529, se distinguió en su labor como alcalde por intermediar entre los intereses de la colonización y las necesidades y hábitos de los indígenas, maniobrando para intentar recuperar el barranco de Guayedra[13].
Posteriormente ocupó la alcaldía uno de los miembros de la familia propietaria del ingenio como fue Antonio Cerezo que tenía la vara en 1551, y más tarde fue titular Gregorio Méndez, que fue alcalde en 1598.
RONQUILLO, M. y E AZNAR VALLEJO: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1998, docs. 5,7 y 138 ↑
MARTÍN DE GUZMÄN, C.. Las fuente etnohistóricas como elementos auxiliares en el estudio arqueológico del valle de Guayedra (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 23, Madrid-Las palmas, 1977, p. 90 ↑
Archivo Histórico Provincial de Las palmas, Alonso de San Clemente, nº 2.316, fs. 375 r. y 390r. ↑
Archivo General de Simancas, Reistro General del Sello, ↑
CRUZ SAAVEDRA, A.: La arquitectura religiosa en la villa de Agaete (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 42, Madrid-Las Palmas, 1996, p. 292 ↑
MORALES PADRÓN, F.: Inventario de los Archivos Parroquiales de Las Palmas, Las palmas de Gran Canaria, 1974 ↑
Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Cristóbal de San Clemente, nº 734, f. 198 v.; nº 735, fs. 172 r., 173 r., 196 r. y 197 r.; nº 737, fs. 12 r; nº 739, fs. 95 r. y 96 r. BETANCOR QUINTANA, G.: Los indígenas en la formación de la moderna sociedad canaria. Integración y aculturación de canarios, gomeros y guanches (1496-1525), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 242-243 (Tesis Doctoral inédita). ↑
Para consultar el callejero de Agaete, las carreteras insulares que en Agaete comunican con el resto de Gran Canaria, el acceso al Puerto de Las Nieves para utilizar la vía marítima con la isla de Tenerife, por medio de la naviera Fred Olsen.
Costa de Agaete con sus dos puertos: en el primer plano, el de mayor tamaño, construido a principios de la década de 1980. El de menores dimensiones, diseñado por el ingeniero Juan de León y Castillo en 1864. Foto: Juan Antonio Jiménez Dámaso.
Piscinas Naturales Las Salinas - Puerto de Las Nieves - Agaete. Están localizadas al final del Paseo de Los Poetas, en la desembocadura del barranco de Agaete. En la imagen se contempla a los usuarios disfrutando de sus aguas cristalinas, de color azul intenso, en un soleado día. El contraste de las rocas negras, (típicas de las de las erupciones volcánicas), con el blanco de las nubes que se confunden con el cielo azul, que se pierden en inmensidad de la línea del horizonte formada por las aguas del océano Atlántico que bañan esta costa noroeste del Gran Canaria.
Mapa de ubicación de las Piscinas Naturales en Las Salinas, desembocadura del barranco de Agaete, localizadas en la parte superior izquierda del plano. El acceso, si nos desplazamos desde Las Palmas, utilizando la carretera GC-2, se puede realizar desde la segunda rotonda que nos encontramos al llegar a Agaete: a la derecha de esta segunda rotonda, hay una bajada que nos conecta con el barranco, caminamos por el barranco en dirección al poniente, el cauce nos lleva hasta la desembocadura y allí están localizadas las Piscinas Naturales. Imagen de Google Maps.
Carretera al Valle de Agaete - Ubanización La Suerte
En el Callejero de Agaete, observamos dónde comienza la vía insular GC-231, en el casco de Agaete, que da acceso a la Urbanización La Suerte, La Asomadita, al núcleo poblacional de San Pedro (con una concentración de viviendas en el entorno de la calle Santiago Suárez y las construidas en las faldas de las montañas que dan acceso al Pinar de Tamadaba, (conocidas como la Vecindad de Enfrente), Las Casas del Camino, Los Berrazales, la Casa de la Esperanza (centro de rehabilitación). Las tierras del Valle de Agaete producen diversidad de frutas tropicales y el único café de Europa; la vía concluye en El Sao, a 520 m de altitud, lugar de gran contenido etnográfico al contar con, al menos, tres molinos de agua que testimonian la riqueza de este singular valle. Desde El Sao, se puede acceder a El Hornillo, ubicado a una altitud de 750 m, el sendero es todo un testimonio de los distintos ciclos eruptivos que fueron edificando la isla de Gran Canaria, y, sobre todo, podemos constatar como los canarios han sabido dominar estas pendientes para cultivar esta hermosa tierra mediante la construcción de bancales. Pero, no queda aquí la lectura sobre este territorio, El Hornillo nos muestra la capacidad de los hombre y mujeres para sacar provecho de esta tierra excavando en las rocas sus viviendas, corrales para los animales o silos donde hacer acopio de las cosechas, El Hornillo es toda una manifestación de un poblado troglodita que nos permite contemplar el trazado del barranco de Agaete. Este sendero fue el nexo de unión entre la costa de Agaete y la cumbre de Gran Canaria.
Panorámica del Valle de Agaete, en el margen izquierdo la Vecindad de Enfrente, núcleo poblacional también identificado como Barrio de las Viudas en recuerdo de los sucesos de la Guerra Civil. En el centro el Centro Escolar de Infantil y Primaria Ana María Betancor Estupiñán. En la margen izquierda del barranco se localiza la finca de Capote y la calle principal nominada Santiago Suárez, en la que se encuentran la Sociedad del Valle de Agete y la Iglesia de San Pedro. En descenso hacia el litoral, las tierras de cultivo y las primera viviendas del casco de la Villa de Agaete con el Océano Atlántico al fondo. Foto: Juan Antonio Jiménez Dámaso.
Carretera GC-231 que conecta el casco de Agaete con la Urbanización La Suerte, La Asomadita, San Pedro, la Vencidad de Enfrente, las Casas del Camino, El Vínculo, Los Berrazalez, Hotel Guayarmina, Casa de la Esperanza y El Sao. Imagen de Google.
Poblado triglodita de El Hornillo en el municipio de Agaete. En la fotografía observamos como se han construido viviendas excavando las rocas en la montaña, en esta zona localizada a 750 m de altitud. En la parte izquierda contemplamos una vereda con arboleda en su entorno. Foto: Juan Antonio Jiménez Dámaso.
Plano de Google Maps en el que se han insertado unos círculos que señalan las distintas rutas para llegar a El Hornillo. En color naranja: desde el caso de Agaete, utilizando la carretera GC-231 hasta llegar a El Sao. Con círculos en color morado o púrpura, para señalar el camino que se realoiza a pie, desde El Sao hasta la plaza de El Hornillo. En azul, preferentemente mediante la utilización de vehículos, con dos posibles alternativas: a): por medio de la autovía GC-2, hasta la rotonda de San Isidro el Viejo donde se enlaza con la GC-220; b), por la GC-293, hasta el cruce con la GC-220 y, en Caideros, nos desviamos por la GC.217 hasta el Hornillo.
Imagen de un sendero en el Pinar de Tamadaba, Parque Natural, situado en el noroeste de la isla de Gran Canaria, asentado sobre el primitivo edificio del Mioceno medio de Gran Canaria. Cuenta con más de 200 especies de plantas con gran riqueza endémica que representa el 24% de de la Gran Canaria, como el tomillo de Tamadaba "Micromeria pineolens" o la magarza de Lid "Argyranthemum lidii", "Bystropogon". Su fauna está constituida por 51 especies de vertebrados.
El Camino de los Romeros que conducen hasta el Parque Natural de Tamadaba, se inicia en el núcleo poblacional de San Pedro en el Valle, y que podemos visualizar en el enlace que despliega el Callejero de Agaete. Discurre por un sendero sinuoso de gran belleza que nos adentra en el pinar de Tamadaba, en cuyo haber figuran hábitats de significativa riqueza ecológica, con más de doscientas especies vegetales, forma parte de la Biosfera de Gran Canaria, con gran riqueza endémica de flora y fauna y de alto valor etnohistórico, no en vano, la conexión entre los vallenses y Tamadaba sigue perviviendo con el paso de los decenios.
Plano de Google Maps en el que se puede ver el trazado del Camino del los Romeros en el Valle de Agaete. Este sendero conduce hasta el Pinar de Tamadaba, Su nombre proviene de la ascensión, que cada 27 de junio, al caer la tarden, vecinos y foráneos, realizan hasta el Pinar de Tamdaba, en busca de plantas con las que hacer frondosos ramos con los que,
Romeros portando ramos hechos de pino, laurel, poleo, eucalipto..., desde el Pinar de Tamadaba, con los que bailarán La Rama. En la imagen se puede observa, al menos dos generaciones deambos sexos. Foto de Juan Antonio Jiménez Dámaso.
Mapa de Google Maps, con la localización de los pagos de Troya y Piletas, señalado en rojo la carretera desde la GC-293, antigua vía hacia el municipio de Gáldar.
Piletas en Agaete, Gran Canaria
Acceso hacia la Urbanización El Turmán, playas de La Caleta y El Puerto (Juncal).
Sendero hacia la playa deLa Caleta, la Urbanización de El Turmán, la playa del Jucal, cuyo barranco es el límite geográfico con el municipio de Gáldar.
El acceso al Puerto – Playa del Juncal, según consta en el Inventario Municipal de Caminos Reales, es un ramal del antiguo Camino Real Agaete-Las Palmas. Se inicia justo a la entrada del casco de la villa; el enlace, con sus imágenes, permite la fácil localización a pesar de no figurar en el Callejero de Agaete.
En el entorno del recorrido, nos encontramos con testimonios arqueológicos del poblamiento anterior a la conquista ejecutada por los castellanos: Cueva del Moro -pinturas antropomorfas-, Cuevas Habitacionales del Juncal, túmulos…; con toda probabilidad el camino tuvo un origen prehispánico, lamentablemente, este rico patrimonio, no cuenta con las adecuadas medidas de protección. Y, hasta los años setenta del siglo pasado XX, era muy utilizado por los jornaleros como vía de acceso a las ricas zonas de cultivo de Las Moriscas y los Llanos de El Turmán.
El sendero también era utilizado para acceder a la bahía y la playa, formada en la desembocadura del Barranco del Juncal (denominada, según la memoria colectiva de los agaetenses, como ‘El Puerto’). La bahía del Juncal es lugar de refugio de los barquillos de pesca para la extracción de los chinchorros, (arte para la captura de sardinas). Antaño, las mujeres de los pescadores, descendían hasta esta ensenada, con sus baños y cestas en la cabeza en busca de las capturas de los pescadores; ascendían por el barranco hasta las zonas de medianías de la isla de Gran Canaria -Caideros, Fagagesto, Juncalillo, Artenara…-, para vender o practicar el trueque con otros productos que permitieran la subsistencia.
El Camino al Puerto y Playa del Juncal, es un ramal del antiguo Camino Real Agaete-Las Palmas. Foto: Javier Tadeo Alemán.
Vías que comunican Guayedra, Barranco La Palmas, Playa de Faneroca (Malvinas), El Risco
Bien a través de la Carretera GC-200, o por el Camino Real a Guayedra, que antiguamente conectaba con la playa del Barranco La Palma y el Risco. Desde el Risco discurría hasta La Aldea y adquirió el sobrenombre de Ruta del Cartero, por ser utilizado por el cartero que llevaba la correspondencia entre La Aldea y Agaete.
El camino real de Guayedra, que desde el casco de Agaete conecta con la playa del mismo nombre, con características singulares y exponentes del patrimonio prehispánico, y último reducto del guanarteme (rey) Fernando Guanarteme, (Tenesor Semidan). Antaño, existía un sendero por el litoral, que conectaba con el Barranco de La Palma con su singular playa, y desde allí hasta El Risco. Este valle cuenta con una hermosa playa en la desembocadura del barranco y otra próxima: la de Faneroque, conocida popularmente como Las Malvinas. ElRisco, lugar con importantes yacimientos arqueológicos del periodo prehispánico y con una agricultura que aporta frutos tropicales que tienen singular sabor.
Imagen de El Risco, núcleo poblacional de la Villa de Agaete, situado en la parte occidental a unos 130 metros de altitud. Su población está constituida por unos 200 vecinos. La vía de acceso es a través de la antigua GC-812, hoy GC-2. En la actualidad se está ejecutando la segunda fase de la nueva carretera a La Aldea, que comprende el tramo entre el casco de Agaete y El Risco, su plazo de ejecución es de 5 años. La principal actividad económica de este pago es el sector primario (agricultura y ganadería).
El Charco Azul en el pago del Risco, municipio de Agaete. Se forma con la cascada de las aguas que proviene del Pinar de Tamadaba, en la imagen se observa la huella que el agua, con el paso de los años, ha ido dejando en las rocas. Se accede a través de la GC-200. Cuando se llega a El Risco el vehículo lo dejamos en el área de aparcamiento que está junto a los bares. El camino para llegar al Charco Azul está señalizado, ascendemos a través de la calle principal del barrio y llegamos hasta la zona alta del barranco del Risco, (en caso de duda podemos preguntar a los lugareños), continuamos ascendiendo por el barranco por el sendero marcado por los caminantes.
El Charco Azul en el pago de El Risco, municipio de Agaete. Foto de Juan Antonio Jiménez Dámaso.
¿Cómo llegar a Agaete?:
Transporte interurbano de pasajeros
Transporte Interurbano de pasajeros de servicio público que realiza GLOBAL. La estación de salida en Las Palmas de Gran Canaria está en el Parque de San Telmo. La línea que presta el servicio es la 103, normalmente está en el andén 6.
Servicios de Taxis:
Asociación de Radio Taxis Villas de Agaete: Teléfono 928 55 44 75
Taxi Radio Gran Canaria en Las Palmas, Gáldar, Santa María de Guía, Arucas y Santa Brígida: Teléfono 928 46 00 00
A.T.A.T. Asociación de Trabajadores Autónomos del Taxi de la Provincia de las Palmas: Teléfono 928 25 24 20
Asociación Taxis Radio de las Palmas: Teléfono 928 46 76 00
Reserva de Taxis Aeropuerto de Gran Canaria - Puertos de Las Palmas y de Agaete - Traslados 24 h: 699 40 58 86
Acceso marítimo:
Mediante el Puerto de Las Nieves se puede acceder a la Villa de Agaete, por medio la línea marítima que conecta con la isla de Tenerife con el servicio que presta la naviera Fred Olsen
A su vez, desde las capitales de ambas islas de Gran Canaria y Tenerife, se puede conectar, vía marítima con otras islas del Archipiélago Canario e incluso con el resto de España mediante los servicios que prestan:
En la imagen de Google Map se refleja las vías que conectan Agaete con el el Aeropuerto de Gran Canaria, mediante la GC-2, la GC3 y la GC-2, con una distancia de 56 km y un tiempo medio de 45 min. Existe la alternativa de continuar por la GC-1, hasta Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla y allí enlazar con la GC-2, en este escenario los km a recorrer serán 56,8 y un tiempo medio de 47 min.
Este sitio web utiliza cookies u otros identificadores. Puede elegir libremente otorgar su consentimiento, rechazarlo o revocarlo, así como cambiar sus preferencias en cualquier momento, accediendo al siguiente documento:
Funcional
Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en un sitio web o en varios sitios web con fines de marketing similares.