En la imagen la envergadura del cauce del barranco después de las inundaciones acaecidas en 1896 y el puente nuevo, según el proyecto del ingeniero Orencio Hernández Pérez
Arquitectura Industrial, Comunicaciones, Geografía, Hidrología, Toponimia, Urbanismo

EL PUENTE MONUMENTAL SOBRE EL BARRANCO REAL DE AGAETE

EL PUENTE MONUMENTAL SOBRE EL BARRANCO REAL DE AGAETE:

cronológica, presupuesto y desglose de las obras de fábrica y accesorias, 1896 -1900

 

Puente Monumental sobre el Barranco de Agaete - Foto: Antonio J. Cruz y Saavedra
Puente Monumental sobre el Barranco Real de Agaete – Foto: Antonio J. Cruz y Saavedra

 

 

Antonio J. Cruz y Saavedra

 

  • Denominación de la obra: “Reparación de averías de la carretera de Las Palmas a Agaete en los Km 49 y 50”, 1897. 
  • Obras a realizar: un puente de fábrica modelo especial y 288,16 metros de carretera hasta el sifón de Las Candelarias.
  • Fecha de redacción del proyecto: marzo/mayo de 1896.
  • Ingeniero redactor del proyecto: Orencio Hernández Pérez, natural de Arucas.
  • Condiciones particulares, económicas y facultativas de la subasta: 16 de octubre de 1897.
  • Fecha de la subasta pública de la obra: 4 de diciembre de 1897, en Madrid, a la 1 de la tarde.
  • Presupuesto total de ejecución material de la obra:  57.701,82 pesetas.
  • Presupuesto real de ejecución material de la obra:  50.175,50 pesetas.
  • Gastos de imprevistos, dirección, etc., 15%: 7.526,32 pesetas.
  • Adjudicataria de la subasta pública: Margarita Sintes Llabrés, viuda de Tomás Bosch y Sastre.
  • Total del presupuesto de ejecución por contrata: 50.500 pesetas.
  • Duración legal de las obras:2 años, 1898/1900.
  • Fecha de inicio legal de las obras: 1 de febrero de 1898, a los 60 días de la subasta.
  • Inicio del proceso de expropiación forzosa de las fincas afectadas: 29 de abril de 1898.
  • Institución a quien correspondía las expropiaciones: al Ayuntamiento de Agaete.
  • Exposición pública de las expropiaciones: el 30 de junio de 1898.
  • Fin de la exposición pública de las expropiaciones: el 4 de noviembre de 1898.
  • Coste de las expropiaciones: no consta el importe de las cinco fincas expropiadas.
  • Fecha de finalización legal de las obras: 1 de febrero de 1900.
  • Importe total de la fábrica del puente: 42.224,55 pesetas.
  • Valor de las obras de fábrica, sin el puente: 1.831,66 pesetas.
  • Cuantía destinada a los cimientos del cuerpo, estribos y pilas: 12.247,01 pesetas.
  • Total destinado a los zócalos del cuerpo, estribos y pilas: 2.001,65 pesetas.
  • Cuerpo de la obra, estribos, pilas, salmer, bóvedas, tímpanos y pilastrones: 16.488,21 pesetas.
  • Coronación del cuerpo de la obra, imposta y parapetos: 2.768,78 pesetas.
  • Importe total del cuerpo de la obra: 21.58,34 pesetas.
  • Coste total de las obras anejas, muros de defensa y acompañamiento: 5.719,20 pesetas.
  • Cuantía de las cimbras y andamiajes: 3.00,00 pesetas.
  • Explanación, movimientos de tierras, caja y cunetas: 3.979,56 pesetas.
  • Obras de fábrica, muros, tajeas y el puente: 44.056,21 pesetas.
  • Importe destinado al afirmado: 1.201,63 pesetas.
  • Obras accesorias, muretes, acequias, malecones y guardarruedas: 735,00 pesetas.
  • Presupuesto destinado a la conservación y acopios: 203,10 pesetas.
  • Importe total de la excavación: 1.913,555 m3.
  • Mampostería ordinaria utilizada en la obra: 1.464,98 m3.
  • Mampostería careada empleada en la obra: 29,1 m3.
  • Total de hormigón de cemento: 17,468 m3.
  • Sillería recta empleada en la obra: 61,454 m3.
  • Sillería aplantillada utilizada en la obra: 125,546m3.
  • Total de sillería de rajuela empleada: 149,985 m3.
  • Mampostería en seco utilizada en la obra: 273,936 m3.
  • Total del desmonte: 420,700 m3.
  • Total del terraplén: 4.895,75 m3.
  • Total de piedra machacada utilizada en la obra: 15,00 m3.
  • Estilo arquitectónico: es una obra de ingeniería, no tiene estilo arquitectónico, y menos aún de estilo neoclásico como se ha publicado desafortunadamente.
  • Puentes similares: guarda cierto parecido con el puente de San Andrés, en Arucas, y sobre todo con el puente del Barranco de Moya. Se ha comparado con el puente de los Tres Ojos de Gáldar, a pesar de que hay notables diferencias arquitectónicas bien visibles.
  • Observaciones: erróneamente se ha divulgado en diferentes formatos que el coste total del puente ascendió a 2.633,80 pesetas; es decir, menos que una vivienda de 60 m2 situada en la Cuesta del Molino en 1928, en el Valle de Agaete.
  • Fuente/documentación: prensa digital y archivos de la Administración del Estado.
    Detalle del Puente Monumental sobre el barranco de Agaete. Foto realizada por Antonio J. Cruz y Saavedra.
    Detalle del Puente Monumental sobre el barranco de Agaete. Foto realizada por Antonio J. Cruz y Saavedra.

    Enlaces de interés

    La trama urbana de Agaete

    Francisco Bethencourt de Armas 

    Agaete a través de la historia

    Localización de Agaete

    Atlas rural de Gran Canaria

     

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Panorámica del casco de Agaete, desde las inmediaciones del Ingenio Azucarero. Foto realizada en 1927 - FEDAC
Etnografía, Historia, Política, Toponimia

Agaete a través de la historia

Antonio J. Cruz y Saavedra. Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna.

Antonio J. Cruz y Saavedra

Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia del Arte por la Universidad de La Laguna

 

 

 

AGAETE A TRAVÉS DE LA HISTORIA

 

          Al analizar el proceso de Agaete a través de la historia, es preciso considerar que antes de la entrada de los europeos, el distrito del Gayerte era un ente de población importante dentro del guanartemato de Agaldar[1]. El emplazamiento de los diversos núcleos de población aborigen es a lo largo de todo el Valle del lugar, así como en el anfiteatro de Guayedra, cuya importancia arqueológica está saliendo a la luz en periódicas excavaciones. Por los restos arqueológicos inventariados, nos hace suponer que la población aborigen superó con creces a la hispana una vez finalizada la conquista.

 

Mapa arqueológico de Agaete, 1935. Fuente: J. del Río Ayala y A. García Doreste. Agaete a través de la historia.
Mapa arqueológico de Agaete, 1935. Fuente: J. del Río Ayala y A. García Doreste. Agaete a través de la historia.

 

 

LA TORRE O CASA FUERTE DE AGAETE – SIGLO XV – (Agaete a través de la historia).

          Dentro del proceso histórico, en este andar de Agaete a través de la historia, y para agilizar la conquista de Gran Canaria, el gobernador Pedro de Vera potenció un segundo frente de acción beligerante en el NO., localizándose en la zona cantonal del Gayerte:

 

                          “Y, considerando el sitio ser bueno y acomodado de agua y ganado y abundoso de higuerales, determinó hacer allí una torre y casa fuerte de piedra y barro y tapias donde se podían defender bien en cualquiera                                  ocasión, y dar sus asaltos por aquella parte de Agaete y Gáldar”[2].

                          Allí hizo construir hacia el mes de agosto-septiembre de 1481 una “Torre-Fortaleza”[3].

        Se piensa que la fecha para la primera piedra de esta construcción bien pudiera haber sido un 5 de Agosto, día de la advocación de Las Nieves[4].

 

 

ALONSO FERNÁNDEZ DE LUGO

Alonso Fernández de Lugo. Agaete a través de la historia.
Alonso Fernández de Lugo. Agaete a través de la historia.

 

Terminada la fábrica dejó como capitán del destacamento a Alonso Fernández de Lugo, quién una vez finalizada la encomienda bélica sería el primer Alcaide del Lugar. Este segundo frente de combate contribuyó en gran medida a la agilización de la empresa conquistadora.

A la hora de las recompensas, recibe en el mismo campo de batalla los mejores terrenos y aguas, estableciéndose con su mujer Violante de Valdés y de Gallinato y sus hijos Pedro y Fernando.

Durante años el capitán andaluz vio discurrir sus días entregado a las labores que suponía poner en marcha lo que sería el ingenio más productivo de la Isla. Sin embargo, la tranquilidad queda truncada a la muerte de su mujer, constituyendo su duelo una ceremonia de gran magnitud que atrajo a la élite social del momento[5].

Este hecho le impulsa a la aventura y se traslada a Santa Fe y solicita de la realeza la conquista de la isla de La Palma, aprovechando dicha argumentación para solicitar la confirmación regia que como conquistador percibió[6].

No obstante, su espíritu de conquista se trunca en repetidas ocasiones mediante las desastrosas campañas realizadas en la conquista de la Isla de Tenerife. Endeudado, no tiene otra alternativa que recurrir a su patrimonio vendiendo el ingenio. No se conocen los documentos sobre el desenlace.

El heredamiento continua durante el siglo XVI en poder de Antonio Cerezo, aunque sujeto a determinadas cláusulas según quedó establecido en el contrato de compra venta efectuado con Alonso Gutiérrez de Madrid. A su muerte entran en posesión del ingenio su mujer y su hijo Francisco Palomares.

Los nuevos propietarios no estuvieron tampoco ausentes de numerosos pleitos, motivados al no satisfacer los compradores el pago de los censos impuestos sobre el heredamiento, contraídos con la mujer del tesorero real María de Pisa[7]. Durante su existencia la hacienda tuvo diversos propietarios[8].

 

 

 

Agaete, localización de los yacimientos arqueológicos. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.
Agaete, localización de los yacimientos arqueológicos. Autor: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.

 

 

 

LA FERTILIDAD DE UNOS TERRENOS ENORMEMENTE PRODUCTIVOS – SIGLOS XVI – XVII – (Agaete a través de la historia).

 

Tras los acontecimientos que ocurren en este abundante y ajetreado siglo XVI, la tónica general en el siglo XVII es la ausencia de hechos significativos. Las descripciones al respecto destacan por la escasez y reiteración al ofrecernos los mismos datos, eso sí, reflejándonos su trayectoria y consolidación[9].

 

Como en el resto de las islas, con excepciones, su configuración es lenta en todos los sentidos, salvo su desarrollo económico logrado por la fertilidad de unos terrenos agrícolas enormemente productivos[10].

Según las constituciones sinodales del obispo Pedro Manuel Dávila y Cárdenas en 1737, se detalla la población del lugar, además de la descripción habitacional de los primeros barrios y caseríos del término[11].

Los acontecimientos van unidos a la presencia progresiva de una potente clase social vinculada al sector agrícola, dueña de las tierras susceptibles de cultivarse, en deterioro de la clase servil. No obstante, en 1764, el corregidor de la Santa Ariza y Castilla, de visita por la Isla, no pasó de la Villa de Gáldar en razón a su pobreza y no tener casa proporcionada donde el alcalde pudiera hospedar al Corregidor[12].

Circunstancias que nos relatan cómo las comunicaciones con las cercanas poblaciones de la comarca se encuentran en grave estado, subsistiendo exclusivamente los llamados “caminos reales”. Por este motivo, la rada de Las Nieves es el medio idóneo para efectuar las transacciones comerciales con el exterior. De su visita se desprende la ausencia de cualquier estructura doméstica que cumpliera dignamente con los deseos de los ilustres huéspedes por lo que el relanzamiento urbano tiene que esperar varias décadas más.

 

Casco de Agaete desde La Palmita. 1925-1930 - Foto: Teodoro Maish.
Casco de Agaete desde La Palmita. 1925-1930 – Foto: Teodoro Maish. Agaete a través de la historia.

 

 

EL SIGLO XVIII – La expansión de las tierras de cultivo. (Agaete a través de la historia).

 

     Con anterioridad y coincidente con las constituciones del obispo Dávila y Cárdenes en 1737, Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara nos relata en su obra un pasaje de indudable importancia dentro del proceso        descriptivo de la historiografía agaetense[13].

     Durante la segunda mitad del siglo XVIII, se produce una rápida expansión de los cultivos mediante la roturación de tierras de realengo. Continuándose los pleitos y litigios, que tienen como fundamento la ocupación clandestina de la tierra por parte de los propietarios del heredamiento[14].

Estas consideraciones dan como resultado la consolidación del censo urbano, enraizado desde la centuria anterior[15], junto al auge demográfico de manifiesto en la roturación de las zonas marginales constituyendo así la consolidación de los caseríos históricos y de medianías[16].

     Hermosilla, en 1779, nos suministra los primeros datos de vital importancia para el conocimiento del organigrama poblacional a la vez que nos ilustra con determinadas pinceladas que rellenan un hueco descriptivo del lugar[17].

 

          Del estudio de las anotaciones del historiador José de Viera y Clavijo, deducimos la estabilización del proceso histórico[18]. A finales del XVIII y en las postrimerías del siglo siguiente, Escolar y Serrano confirma el despegue económico de la Villa[19].

En el siglo XIX asistimos a la perpetuación de la etapa más importante del municipio desde su nacimiento allá en los confines del siglo XV. Engrandecimiento vinculado a todos los planos de su actividad, albergando y sufriendo las crisis económicas y políticas del turbulento siglo; declarándose durante la I República cantón independiente, negando su vinculación a la Junta de Las Palmas y reconociendo a la de Santa Cruz de Tenerife; desde allí se referían a Agaete como “la primera tierra”.

Otros incidentes tienen lugar a principios del siglo pasado, en esta ocasión se cierra el puerto y se alerta los efectivos destacados en las plazas militares[20]. De la misma forma, si no está exenta de las crisis económicas generales, sí lo estuvo en 1851 de la epidemia del cólera morbo que asoló la Isla.

 

SIGLO XIX(Agaete a través de la historia).

 

 

Puerto de Las Nieves sin concluir - Foto: Década 1900-1910.  Foto: anómino - FEDAC. Agaete a través de la historia.
Puerto de Las Nieves sin concluir – Foto: Década 1900-1910. Foto: anómino – FEDAC. Agaete a través de la historia.

    Según un manuscrito de mediados del XIX, suponemos que sea una recopilación anterior, se desprende que el arranque orgánico de su configuración urbanística tiene lugar mucho después. Entendemos que el autor no visitó el lugar y presagiamos el plagio con respecto a la obra realizada por Viera y Hermosilla y confirmada en la observación directa de la evolución de latrama urbana y de las argumentaciones fundadas en el estudio de la obra de Olive[21].

          Un hecho de capital importancia viene a consolidar las grandes diferencias sociales y por deducción la concentración de los suelos agrícolas municipales, cuando en 1836 y sobre todo en 1855, se produce el proceso desamortizador en Canarias.

Sin embargo, el deterioro del poder de la Iglesia se ve mermado con este proceso, discutible desde todos los aspectos, ya que constituye el fundamento del reparto de su propiedad rústica y la ausencia de sus principales fuentes de ingresos.

Asistimos al mismo tiempo a la consolidación de las vías de comunicación con los centros neurálgicos de la sociedad canaria, así como la enorme importancia que siglo tras siglo centró su mayor actividad en el puerto, para decaer bien entrada la presente centuria, afectándole de manera vital la caída del régimen portuario.

          Al finalizar el siglo, el historiador René Verneau nos hace una reflexión desde el punto de vista geográfico y una visión apresurada y sensata, aunque dura, de los lugareños[22].

Iniciamos el presente con la descripción de Cipriano Arribas y Sánchez[23], reiterándose en la centuria un claro reflejo de las estructuras establecidas, pasando de una clara hegemonía, extensiva al plano cultural, a un deterioro paulatino a medida que nos acercamos a las décadas presentes.

 

EL TOPÓNIMO AGAETE A TRAVÉS DE LA HISTORIA

          El estudio de la toponimia de los pueblos y lugares de Canarias ha sido foco de atracción para historiadores y lingüistas de varias generaciones. La búsqueda del vocablo que da nombre a la actual “Villa de Agaete”, es una constante también en nuestros investigadores. No obstante, frente a la disparidad de versiones de los cronistas tradicionales y a las tesis modernas que han intentado buscar una explicación científica al mismo, surge este compromiso con el objetivo de contribuir y poner cierto orden sobre la evolución y variantes habidas sobre el topónimo en cuestión. Como veremos, algunas han supuesto un escollo para su correcto seguimiento.

“Gete” – “Gaeta” 

La descripción más tardía que conocemos se sitúa hacia 1481, con la denominación “Gete”, ligada a la “Torre-Fortaleza” del lugar según se desprende de las cuentas de Pedro de Arévalo, referente a la conquista de Gran Canaria en abril-septiembre del citado año. De gran utilidad es el mencionado por el Dr. Ladero Quesada, ligado a un antropónimo, Pedro Fernández “Gaeta”[24].

Aunque no especifica su origen, muy bien pudiera tener conexiones con la “Gaeta”, lugar situado en la bahía formada por el Tirreno en la costa occidental de la Italia meridional, concretamente en la desembocadura del Garellano. También el historiador Marín y Cubas establece un posible parangón en concordancia a posibles conexiones con topónimos sicilianos[25]. Años después, en 1488, el conquistador Mosé Diego de Valera, registra los términos de “…e fue a ver un lugar que dizen el Gayerte” y el de “…e fue fortaleza de Agayte”[26], en la misma crónica.

 

“Gayerte” – “Aguete”

Casa Fuerte - Agaete. Foto: Antonio Cruz y Saavedra Agaete a través de la historia.
Casa Fuerte – Agaete. Foto: Antonio J. Cruz y Saavedra. Agaete a través de la historia.

El “Gayerte”, por su fonética se apunta con el más acertado, encaminado como el primero dentro de su evolución y el más enraizado con el entronque lingüístico del pueblo aborigen. Sin embargo, nos preguntamos el porque de la doble versión en el mismo documento, ya que se entiende que la “Fortaleza de Agayte” se encuentra dentro de la comarca del “Gayerte”. Sin duda alguna, el origen lingüístico es el mismo, imaginándonos la forma “A gay(er)te”. Otra variante es la registrada en 1506 identificándose con “Aguete”[27].

Interpretamos este topónimo por la acción de ir hacia a “Gaete” o hacia “Guete”, uniéndosele dicha vocal para formar los términos de “Agaete o Aguete”. En 1526, la crónica Matritense, según la redacción de Ortiz, lo cita tal cual lo conocemos en la actualidad.

 

“Laguete” – “Agaete” – La gaete”

     Singular e interesante es la apreciación que hace Leonardo Torriani en 1592, no sólo por introducir la denominación de “Lagaete”, sino que en el marco físico agaetense establece una ensenada, dejando entrever la existencia de una especie de lago de reducidas proporciones[28].

No obstante no esta localizado como tal en ningún otro mapa insular, ni descrito por otros cronistas. Como apoyatura a esta variante toponímica aparece registrado en el rótulo callejero de la Villa, una calle denominada “Lago”[29]. Por consiguiente, si el ingeniero de Felipe II plasmó en la cartografía grancanaria la ensenada, debemos pensar en su rigor y por lo tanto en su existencia, llámese como se llame, tuvo que existir algún elemento hidrográfico que justificara su acción y su topónimo.

 

Las Nieves con muelle y tierras de cultivo en La Salina. 1910-1915 - Foto: Kurt Hermann. FEDAC. Agaete a través de la historia.
Las Nieves con muelle y tierras de cultivo en La Salina. 1910-1915 – Foto: Kurt Hermann. FEDAC. Agaete a través de la historia.

“Lagaete”

En 1602, Abreu Galindo registra indistintamente “Lagaete”, “Agaete” y “La gaete”. Corroborando con las afirmaciones anteriores, en la posibilidad de afirmar sus variantes en las condiciones de ir hacia a un lugar determinado denominado “Gaete”, o como originariamente se llamó “Gayerte”.

Siguiendo al mismo Abreu, se podría confirmar lo antes dicho o sencillamente apoyar con su terminología la cartografía de Torriani cuando nos dice: “Hernan Peraza. Surgió de noche en la Lagaete”[30], en vez de “surgió en Agaete o en el Agaete”.

No sabemos con certeza hasta que punto son ciertas las anotaciones de los cronistas; por supuesto no descartamos los plagios habidos, ya que, al intentar lograr la mayor corrección histórica y fidelidad de los hechos, tergiversaron éstos según sus criterios y no se preocuparon por unificarlos dentro de una misma publicación, obstaculizándonos así un seguimiento correcto del topónimo.

Muestreo que observamos en la crónica de Antonio Sedeño en 1640, apuntándonos en pleno siglo XVII el término “Gaete”. Anteriormente, en 1639, es el capellán Pedro Gómez Escudero quién en su crónica anota los de “Agaete”, el de “La Gaete”, “Agaete” y nuevamente el de “Gaete”. Antecedido del artículo “la”, indicativo direccional o supuestamente el de la “Gaete”, sea la reseña del carácter femenino en su conceptualización.

          En 1639, la crónica Ovetense mantiene los conocidos; también la Lacunense nos muestra la escasez toponímica, reiterándose la ausencia evolutiva del término en la crónica del licenciado Francisco López de Ulloa en 1646[31]. De 1676 a 1688 se registran las anteriores, aunque con una variante ortográfica “Gaette”[32]. En diferentes descripciones en 1737 y 1764, se citan con el de “Agaete, Lugar de”[33]. George Glas, en el mismo año, notifica el de “Gaete”, aunque identificándolo con el de “Agaete”[34].

En las últimas décadas del siglo XVIII el historiador Viera lo describe y cita, “Lagaete”[35]; registrándose el mismo en 1808, haciéndolo anteriormente con su topónimo actual[36]. Durante el siglo XIX su nombre tradicional es el conocido, aunque otros documentos de origen dudoso vuelven al “Lagaete”[37].

Tras el cansancio reiterativo del término, encontramos en Sabino Berthelot y Barker-Webb, un aporte valorativo en cuanto a su comparación con el “Aigaite” (cordero) del dialecto Syouah[38]. El concepto como fuente de investigación es respetable, aunque válido exclusivamente para esa comunidad tribal. Hacia 1900, Cipriano Arribas y Sánchez, la cita indistintamente por “Laguete o Agaete”[39].

          En plena centuria la cantidad de elucubraciones posibles por intentar dar una explicación se suceden. En este camino están las aportaciones del investigador Álvarez Delgado, aunque acertado en principio, no llega a posturas clarificadoras, apuntándonos que la supresión de la inicial se explica por el frecuente empleo de la expresión, estableciendo un originario “Agaete”. Relaciona el topónimo, al descifrar el radical Agaete, con el de “Roque o roquete”, poniéndonos el ejemplo del Roque de Las Nieves, sin pensar que se cita desde tiempos prehispánicos como Antigafo.

 

“aggehit”

Mapa de Gran Canaria de Leonardo Torriani, finales del siglo XVI, en el que figura el nombre de Laguete y se dibuja una ensenada. Fuente: Descipción de las islas Canarias. Traducido por Alejandro Gionanescu. [Santa Cruz de Tenerife], 1959.
Mapa de Gran Canaria de Leonardo Torriani, finales del siglo XVI, en el que figura el nombre de Laguete y se dibuja una ensenada. Fuente: Descipción de las islas Canarias. Traducido por Alejandro Gionanescu. [Santa Cruz de Tenerife], 1959.

 

En otra de sus publicaciones, el Dr. Álvarez Delgado, sin mencionar las definiciones anteriores, intenta explicar en esta ocasión el topónimo aborigen Agaete por “aggehit”, “ensenada”, nombre vulgarizado por los conquistadores castellanos.

El citado “agehhit o agezzit”, lo explica sobre el verbo tuareg “eggeh”, que significa “entrar, penetrar, lugar secreto”[40]. No sería descabellada su investigación si nos remontamos a Torriani, el cual rotula en la cartografía grancanaria una ensenada o accidente hidrográfico en el lugar de Lagaete.

Por consiguiente, se puede apreciar un “Agaete” originario que muy bien pudiera ser el “Gayerte”, luego castellanizado según las versiones expuestas, teniendo el topónimo de “Gaete” una coincidencia con el de la población italiana, así como también constituye un hecho similar el “Gaete” de Uruguay en el departamento de Durazno y el “Gaeta” de Brasil, en el estado de Pernambuco.

 

No obstante, para constatar la evolución toponímica de un lugar determinado, lógicamente las fuentes propiciadas por los cronistas son las más idóneas. Aunque en ellas tenemos que soportar una visión parcial por copia a sus antecesores y por el escaso interés en unificar idénticos criterios dados en una misma obra y por la visión cronológica reducida al tener presente sólo el espacio inmediato.

Por ello, la consulta de los archivos parroquiales supone la fuente más digna y fiel; ya que, el cura beneficiado y el mayordomo de fábrica, incluso el sacristán o cualquier vecino del lugar en cuestión, conocen y viven las peculiaridades más exactas del devenir registrándolas en los libros de fábrica.

 

“el Lugar de Agaete” – “Lugar de la Gaete” – “Lugar delagaete” – “Lugar o Villa de Agaete”  – “Villa de Agaete”.

 

Dejando atrás el topónimo originario, se puede deducir por la consulta del primer libro de fábrica, que desde el 27 de marzo de 1556, se cita a este como “el Lugar de Agaete”, pasando a denominarse el 5 de septiembre de 1576, “Lugar de la Gaete”. Posteriormente, el 18 de abril de 1614 vuelve a llamarse “Villa de Agaete” corroborando el hecho direccional o la comodidad lingüística de unir el artículo con el nombre, como lo notifica el 7 de octubre de 1623 al decir “Lugar delagaete”[41]. En el libro segundo, a partir de 1687, se hace habitual la denominación de “Lugar o Villa de Agaete”[42]; mientras que desde 1767, se generaliza “el Lugar de Agaete”[43]. Durante el siglo XIX, es de uso exclusivo la terminología de “Villa de Agaete”[44].

 

Notas

[1] DORESTE GARCÍA, 1935, II, p. 33.

[2] ABREU, 1977, p. 185.

[3] LADERO, 1966, n.o 12, p. 48. En las cuentas de Pedro de Arévalo de la conquista de la Isla se lee: “…Los quales paresçe por el dicho testymonio que estovieron quatro meses, que començaron primero de avril e complieron en fin de mes de Julio de dicho año, e mas otros dos meses que dice Pedro de Arévalo que se detovo allá en Canaria, la cual detovo el gobernador Pedro de Vera e Michel de Moxica para fazer la “fortaleça” de la Gete, que conplieron en fin del mes de septienbre del dicho de 81 que volvieron a torna viaje, que son seys meses…”.

[4] MARTÍN DE GUZMÁN, 1977, n.o 23, p. 111. Pensamos que carece de argumento ya que dicho patrocinio mariano constituye un fortalecimiento del culto personal, del que posiblemente Alonso Fernández de Lugo fuera devoto en su lugar de origen. Explicado quizás cuando tiene lugar la conquista de La Palma, donde introduce el mismo significado mariano, sin que sea un condicionante de calendario, ya que éste se cumple con el patronazgo a San Miguel.

[5] MORALES, 1978, p. 326.

[6] RUMEU, 1975, p. 121.

[7] DE LA ROSA, 1978, p. 259.

[8] NÚÑEZ, 1676, p. 278; SUÁREZ, 1983, n.o 173, pp. 102-103.

[9] CÁMARA, 1634, p. 339.

[10] MORALES, 1978, p. 322.

[11] DÁVILA, 1737, p. 497.

[12] DE LA ROSA, 1978, p. 36.

[13] DEL CASTILLO, 1848, p. 202.

[14] SUÁREZ, 1983, n.o 173, p. 92; SUÁREZ, 1987, I, pp. 152, 183.

[15] SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 237.

[16] DÁVILA, 1737, p. 497.

[17] AMC. HERMOSILLA, 1779, p. 22.

[18] VIERA, 1978, II, p. 186.

[19] HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1983, I, n.o 11, p. 231.

[20] ÁLVAREZ RIXO, 1955, n.o VI, p. 193.

[21] BENÍTEZ, 1950, III, 37.

[22] VERNEAU, 1981, p. 170.

[23] ARRIBAS, 1900, pp. 271-272.

[24] LADERO, 1966, n.o 12, p. 48 y 91.

[25] MARÍN, 1986, p. 59.

[26] MORALES, 1978, p. 500-501.

[27] MORALES, 1962, n.o 8, p. 459.

[28] TORRIANI, 1959, p. 89.

[29] OLIVE, 1865, p. 1.254.

[30] ABREU, 1977, p. 41, 135, 148 y 221.

[31] MORALES, 1978, pp. 200, 218, 223, 279, 312, 318, 322, 359, 395, 412, 420, 421, 437 y 459.

[32] SÁNCHEZ, 1975, n.o 21, p. 245.

[33] DEL CASTILLO, 1848, p. 203; DE LA ROSA, 1978, p. 36.

[34] GLAS, 1976, p. 61.

[35] VIERA, 1978, II, p. 186.

[36] ÁLVAREZ RIXO, 1955, n.o VI, pp. 193-194.

[37] BENÍTEZ, 1950, III, p. 37.

[38] BERTHELOT, 1978, III, p. 282.

[39] ARRIBAS, 1900, pp. 271-272.

[40] ÁLVAREZ DELGADO, 1949, VI, p. 30; ÁLVAREZ DELGADO, 1982, n.o 28, p. 280.

[41] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[42] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[43] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

[44] APVA. Libro de cuentas de fábrica.

Abreviaturas

 

AMC, Archivo Municipal de Córdoba.

AFA, Archivo Familia de Armas, don José de Armas Díaz, Villa de Agaete.

AGS, Archivo General de Simancas, Valladolid.

AHDLP, Archivo Histórico Diocesano de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPLP, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria.

AHPSCT, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.

AMC, Archivo del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria.

AMT, Archivo Miguel Tarquis, Departamento de Arte de la Universidad de La Laguna.

AMVA, Archivo Municipal de la Villa de Agaete.

APG, Archivo Parroquial de Guía, Gran Canaria.

APSCQ, Archivo Parroquial de Santa Coloma de Queralt, Tarragona.

APSG, Archivo Parroquial de Santiago Apóstol, Gáldar.

APVA, Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, Villa de Agaete.

ARPG, Archivo Registro de la Propiedad de Guía, Gran Canaria.

FEDAC, Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria.

 

Enlaces de interés

 

 

 

Arquitectura y Artes Plásticas en la Villa de Agaete.

Asentamiento y evolución de la trama urbana de Agaete

Testamento de Antón Cerezo

Origen de Agaete

La parroquia Ntra. Sra. de la Concepción: 500 años después de sínodo del obispo Fernando Vázquez de Arce, 1515-2015.

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN LAS PALMAS (1868-1874): CONTINUIDAD Y CAMBIO DE LAS ESTRUCTURAS DE PODER POLÍTICO

 
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Agaete. Recreación de Nisamar Tadeo Rosario
Agricultura, Comunicaciones, Economía, Etnografía, Geografía, Historia, Población, Toponimia, Toponimia

El origen de Agaete

EL ORIGEN DE AGAETE

Manuel Lobo Cabrera

Catedrático de Historia Moderna

de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

 

 

Torres de Las Isletas, durante los trabajos de excavación, 200-2001. "Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología".
Torres de Las Isletas, durante los trabajos de excavación, 200-2001. “Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología”.

El origen de Agaete como pueblo tiene bastante que ver con la torre que edificara en sus cercanías Alonso Fernández de Lugo y luego con el levantamiento del ingenio en su entorno. De ahí el que se afirme que Agaete como núcleo castellano surgió antes que Gáldar, situándose la fecha en torno a 1481.

 

Los primeros repartimientos

Concluida la conquista de Gran Canaria Lugo recibe como premio a sus méritos una cierta cantidad de tierras que al parecer el mismo solicita al gobernador Pedro de Vera.

 

Conocedor de la zona por sus andanzas en dichos pagos prefiere que la data se le conceda en el margen izquierdo del barranco de Agaete, desde el mismo límite hasta el mar. Son tierras más llanas, fáciles de limpiar y despedrar, y especialmente cercanas al curso del agua, por lo cual era más sencillo el desvío de las mismas mediante heridos, canales y acequias.

 

En esta zona y en el entorno de la torre fabricó su ingenio en medio y muy cerca de las tierras que dedicó a la plantación de cañas.

También en esta zona se repartieron tierras a otros conquistadores y pobladores, como Antón Cerezo, futuro propietario del ingenio, Martín de Vera, hijo del gobernador Pedro de Vera, Martín del Pinal, que tomó un trozo de tierras y lo puso de cañas, y otros pobladores, vecinos de Agaete, que en sus suertes también plantaron cañas de azúcar que luego molerían en el ingenio. Avanzado el siglo XVI se siguieron repartiendo tierras en la zona, en concreto en el valle de Agaete y zonas aledañas casi lindando con Tamadaba, con el objeto de ponerlas en labor[1].

También fueron agraciados con tierras y aguas algunos indígenas que visto lo visto y después del apresamiento del Guanarteme colaboraron en la conquista del resto de la isla. Sus tierras se extendían por el propio Agaete, su valle, y el barranco de Guayedra, además de casas y solares en el casco de la incipiente villa. Muchos de ellos, posiblemente vivían en esta zona y otros procedían de Gáldar, entre ellos cabe citar algunos que se mantuvieron en Agaete años después como Juan y Pedro de Maninidra, que figura como testigo en uno de los procesos en que se vio envuelto el heredamiento, en el cual declara que vivía en el heredamiento y que era vecino de Agaete desde hacía mucho tiempo; junto a ellos figuran Juan Benito, Salvador Canario y Michel de Gran Canaria, que actuaron como amojonadores y deslindadores de la data de Guayedra[2].

 

 

 

 

Guayedra,  "reducto" del rey canario Tenesor Semidán. cristianizado con el nombre de Fernando Guanarteme. Foto: Juan antonio Jiménez Dámaso.
Guayedra, “reducto” del rey canario Tenesor Semidán. cristianizado con el nombre de Fernando Guanarteme. El valle de Guayedra tendría papel protagónico en el origen de Agaete. Foto: Juan antonio Jiménez Dámaso.

Aborígenes canarios en la conquista de Tenerife

Algunos de estos indígenas abandonaron luego Agaete con Lugo y se enrolaron en sus empresas de conquista, pues con don Alonso fueron indígenas de Gran Canaria a la conquista de Tenerife, los cuales fueron allí agraciados con tierras y aguas, convirtiéndose luego en pobladores de la zona norte de aquella isla.

Guayedra en el pacto entre reyes

Asimismo no hay que olvidar que el propio Fernando Guanarteme apartó para sí en el momento del pacto que suscribió con los Reyes Católicos la data de Guayedra como propiedad, que en efecto se le otorgó, a la vez que se le dio licencia para que residiesen con él 40 familiares que el mismo designase, cabezas de familia de la parentela del Guanarteme.

Esta concesión se concretó una vez finalizada la conquista, en el repartimiento que hace Vera en 1484. Aunque para la mentalidad de los conquistadores y colonos europeos el valle carecía de gran interés económico, si se le compara con la riqueza del valle contiguo de Agaete, para los indígenas debió tener, además del valor económico como territorio ganadero, un valor simbólico; el hecho que don Fernando solicitase a los reyes dicho valle, teniendo en cuenta además que por este transcurría un tramo del camino que va a “Tatirma”, nos indica la importancia que los canarios del bando Gáldar concedieron a Guayedra.

Tras la conquista los indígenas siguieron haciendo uso ganadero de dicho valle, residiendo posiblemente en el mismo en las llamadas casas canarias de Guayedra, explotando la tierra y las higueras, así como aprovechándose del agua que corría por su barranco y acequia; son estos bienes los que grupos de canarios destruyen cuando el término pasa a ser propiedad privada de Miguel de Trejo, casado con la hija de don Fernando, doña Margarita Fernández Guanarteme, y conseguida mediante triquiñuelas.

Venta de tierras y defensa de las aguas

Alonso Fernández de Lugo
Alonso Fernández de Lugo

 

Otros canarios con propiedades en Agaete son María Sánchez, mujer del poblador Pedro Madalena, que vende, en 1524, 3 fanegas de tierra de sequero en el valle de Agaete a los Cerezo. En 1513 también hallamos con propiedades a los canarios Diego de Torres y Juan Maninidra, que venden sus casas en Agaete, el primero para avecindarse en el Palmar de Daute en Tenerife, y el segundo para trasladar su vecindad a Gáldar[3]. Aunque en la empresa de la conquista de Tenerife acompañaron al Guanarteme muchos de sus familiares, un nutrido grupo de canarios permaneció en el lugar, pues en 1500 Sancho Bermúdez, en nombre propio y en el de otros canarios de la zona, hasta en cantidad de una treintena se quejan a los reyes de ciertas personas, entre ellas los propietarios del ingenio, de quitarles desde hacía cinco años el agua de sus heredades[4].

 

El ingenio azucarero, dinamizador económico y crecimiento poblacional 

 

A todo esto hay que añadir el cúmulo de personas que fueron atraídas por Lugo para trabajar en sus tierras y el ingenio, junto con los esclavos necesarios en todo establecimiento azucarero como mano de obra barata para conseguir un producto competitivo. Con unos y con otros se indica que Agaete alcanzó los 60 vecinos en 1514, es decir unas trescientas personas, según las Sinodales de Vázquez de Arce.

Todas estas personas necesitaban casas y lugares donde cobijarse, y por ello no es nada extraño que Lugo conocedor de la zona destinara el margen derecho del barranco para la posible ubicación de un caserío, sobre todo si tenemos en cuenta que esta zona estaba en un altozano limitado por una zona montañosa con cuevas, y con la cercanía de agua. Quizá tomó como modelo la propia ubicación del primer núcleo de la ciudad de Las Palmas. A ello hay que unir que fueron los propios ingenios el germen posterior de pueblos y parroquias tal como sucedió con Arucas y Moya. El pueblo se describe en 1646 como

“un lugar pequeño y muy combatido de los vientos; es también lugar regalado de todo género, está allí fundado un maiorazgo muy bueno, ay su beneficio de oposisión aunque corto por serlo la jurisdicción del. Tiene ingenio de azúcar, muchas aguas, tierras labradías en que se coge trigo, cebada, centeno, millo, viñas. En este lugar hay agrio muy regalado y en mucha abundancia, y particularmente limas[5].”

 

Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros: cultivar las cañas de azúcar y recolectarlas, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportarla hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar...
Dibujo en color que recrea las distintas actividades que desarrollaban los operarios en los ingenios azucareros (habitualmente esclavos): cultivar y recolectar las cañas de azúcar, transportarlas hasta la zona de prensado, girar la pesada prensa para extraer la melaza, transportar la melaza hasta las tinas de metal para calentarla, extraer y transportar los panes de azúcar…

 

La iglesia, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, será el corazón y el origen de Agaete

 

Recreación de la iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción
Recreación de la iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción

Junto con los lugares de habitación era necesario la construcción de una ermita o iglesia para que la población pudiera acudir a los oficios religiosos y recibir los sacramentos, dada la lejanía de Gáldar, pues para asistir a misa los vecinos tenían que abandonar sus faenas e invertir algunas horas en la ida y vuelta. El propio Lugo sufrió en sus carnes esta lejanía pues al fallecer su mujer debió acudir a Gáldar para que recibiese cristiana sepultura.

Todo ello hace pensar que fue el impulsor de la primera iglesia, que puso bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, en quien debía tener mucha devoción, pues no debemos olvidar que la primera iglesia que se levantó en La Laguna, una vez conquistada la isla de Tenerife y diseñada la nueva ciudad tuvo por patrona la misma devoción.

La nueva iglesia se va a convertir en el centro del nuevo núcleo y en el motor que va a dinamizar el desarrollo y la evolución de la trama urbana del futuro pueblo. A su entorno se le va a conocer en la época como la villa de Abajo, y las primeras calles y casas se abren y fabrican en torno a ella. De este modo el origen de Agaete se mantiene retirado por un lado de la residencia y heredamiento de Lugo y de la necrópolis aborigen.

La devoción a la Concepción se mantiene como la principal en estos primeros años, centralizando incluso los beneficios de la feligresía, aunque conviviendo con la que se practica a la Virgen de las Nieves, pues es casi seguro que Lugo mantenía en su hacienda-fortaleza un oratorio dedicado a la citada Virgen, cuya advocación trasladaría a La Palma, cuando inicia la conquista de aquella isla.

La iglesia y el pueblo fueron creciendo a la par que el ingenio seguía produciendo beneficios, hasta el punto de que durante el mandato del obispo Fernando Vázquez de Arce, se tiene la idea de que se funda la parroquia[6], hecho que se corrobora por la existencia de la iglesia, según consta en el libro primero de fábrica, donde en la visita que hace el propio obispo en 1515, se escribe que hace muchos años había iglesia en la villa de Agaete[7], aunque otros autores aducen a fechas posteriores.

Sin embargo Morales Padrón afirma que ya desde 1512 se constituyó en parroquia desglosada de Gáldar[8]. En efecto, en 3 de abril de 1511, cuando testifica Pedro Maninidra en el proceso que se abre a instancias de Francisco Riberol, declara que Alonso de Lugo desde antes de comenzar a hacer el ingenio

“ya poseía un cercado que está junto a la torre e de la otra banda desde la iglesia hacia abajo cuando tomaban las aguas de las suertes del dicho lugar, excepto un cercado de higueral que estaba bajo de las dichas tierras”

Esta primitiva iglesia corazón y origen del pueblo era pequeña, de una sola nave, posiblemente cubierta de madera a la manera mudéjar, y sobre ella tejas a dos aguas, y aseada. Las primeras noticias de su fábrica, o más bien pensamos que reforma en función del crecimiento del pequeño vecindario, se remontan a 1537 en que estando de mayordomo Juan Cardona, el visitador comenta la falta de cubierta y el malestar de los vecinos con las obras de mampuesto[9].

Por su pequeñez y no numerosa población no tenía cura fijo aunque si se atendían los sacramentos y recibía en su suelo los cadáveres de sus feligreses. Al parecer por la cortedad de su patrimonio es en estos años anexionada a Gáldar, y así se recoge en las constituciones sinodales de don Fernando Vázquez de Arce:

“E porque la Iglesia y el lugar de Agaete está en término e comarca de la villa de Gáldar, unimos é anejamos la dicha iglesia del Agaete al beneficio de la dicha villa de Gáldar, é ordenamos é mandamos que el cura o beneficiado de la dicha villa sea obligado a poner, é ponga clérigo que sirva de cura, y sea idóneo é suficiente que diga misa é administre los eclesiásticos sacramentos, y lleve el noveno, premicias é ordenaciones del dicho lugar del Agaete”[10].

Así fue, tal como se coteja por una real cédula otorgada en enero de 1520, en que se presenta a Pedro Martínez de Arroyo para el beneficio de Agaete, creado por don Hernando de Arce, obispo de Canarias[11].

Al parecer en los primeros años Agaete no tuvo cura fijo, supliéndolo alguno de los frailes franciscanos del convento de San Antonio de Gáldar.

Pero bien sea de un modo u otro la iglesia empezó a funcionar como tal desde muy pronto, arruándose en torno a ella las casas, pues en el propio testamento de Antonio Cerezo hace alusión a la iglesia cuando en 1535 manda, haciendo referencia al retablo que encargó a Flandes, que se ponga en el altar de la iglesia de la Concepción[12]. Cuando se normaliza la situación cuenta ya Agaete con cura propio, uno de los cuales fue Bernardo de Riberol, que como tal figura en una escritura otorgada en 1598.

 

La iglesia, lugar de sepultura de los primeros moradores que propiciaron el origen de Agaete

 

Ilustración sobre los inicios de Agaete como localidad, con la representación de la iglesia, en su primigenio solar en la hoy nominada calle Las Nieves (trasera de la actual iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción), a partir de la cual se representan los caminos: el que enlaza con Gáldar, hacia El Valle, Las Nieves y Guayedra, que cruza el barranco hacia una explanada superior, la hoy denominada zona de Las Candelarias, donde estaban las plantaciones de las cañas de azúcar, materia prima del ingenio azucarero. Ilustración realizada por Nisamar Tadeo Rosario.
Ilustración sobre los inicios de Agaete como localidad, con la representación de la iglesia, en su primigenio solar en la hoy nominada calle Las Nieves (trasera de la actual iglesia matriz Nuestra Señora de La Concepción), a partir de la cual se representan los caminos: el que enlaza con Gáldar, hacia El Valle, Las Nieves y Guayedra, que cruza el barranco hacia una explanada superior, la hoy denominada zona de Las Candelarias, donde estaban las plantaciones de las cañas de azúcar, materia prima del ingenio azucarero. Ilustración realizada por Nisamar Tadeo Rosario.

 

En esta pequeña iglesia recibieron sepultura los primeros moradores de Agaete, entre ellos los de las familias propietarias del ingenio como sus parientes, tales como los Palomares, Cerezos y Franquis; de la misma manera aparecen otros vecinos de apellido Medina, Hernández, Lorenzo, Peraza, Sánchez y otros, y entre los descendientes de indígenas figuran algunos de apellido Maninidra.

 

Este recinto religioso estaba independizado por una muralla que los aislaba de la calle y plaza actual de la Constitución. Se levantaba sobre el barranco, y a ella confluía la calle de la Nieves y de ella partía la llamada calle real, en dirección al valle. En torno a esta última calle se levantaron las primeras casas, en su mayoría de pequeñas dimensiones y cubiertas de tejas; en su parte posterior había también viviendas de gentes más humildes, mitad casas mitad cuevas. Por la calle real se conducía también una bajada al barranco, lugar donde se encontraba una fuente, a donde el vecindario acudía a proveerse de agua.

 

Agaete se comunicaba con otras zonas como el camino que iba a Gáldar que partía desde los pies de la iglesia y proseguía por la calle real; asimismo desde aquí partía el camino que iba al Valle donde residía parte de la población, y asimismo con el camino de Guayedra donde residían algunos canarios como pastores en cuevas y casas canarias; este camino era el que había abierto Lugo para proveerse de leña para su ingenio, de tal modo que era conocido como el camino de la leña, el cual salía desde la propia torre-fortaleza y subía rodeando el roque de Antigafo, también conocido como de las Nieves; de esta forma se va articulado el origen de Agaete.

 

 

 

 

Escudo de Agaete. Acuerdo del Pleno de la Corporación Municipal de fecha 31 de marzo de 1971, por que se aprueba el escudo heráldico del municipio de Agaete. Características: Escudo cortado: primero, de gules, la torre de oro; segundo, las armas de baronía de los Fernández de Lugp. Al timbre, Corona Real abierta. En el primer cuartel: la torre o fortaleza que evoca la elegida por el conquistador castellano Pedro de Vera. En segundo de los cuarteles: el escudo de armas de Alonso Fernández de Lugo, primer Alcaide de la fortaleza de Agaete, posiblemente construida en 1481. (Texto: Javier Tadeo)
Escudo de Agaete. El Pleno de la Corporación Municipal de 31 de marzo de 1971, aprueba el escudo heráldico del municipio de Agaete. Características: Escudo cortado: primero, de gules, la torre de oro; segundo, las armas de baronía de los Fernández de Lugp. Al timbre, Corona Real abierta. En el primer cuartel: la torre o fortaleza que evoca la elegida por el conquistador castellano Pedro de Vera. En segundo de los cuarteles: el escudo de armas de Alonso Fernández de Lugo, primer Alcaide de la fortaleza de Agaete, posiblemente construida en 1481. (Texto: Javier Tadeo)

Alonso Fernández de Lugo, primer alcalde en el origen de Agaete

 

 

 

Fue su primer alcalde el propio Alonso Fernández de Lugo, pues tal como dice un testigo de la época los reyes le confirmaron la alcaldía de la torre y de las tierras y aguas de Agaete.

Posteriormente ocupó la vara de la alcaldía en el pueblo que recayó en manos de indígenas canarios de la familia de los Bentidagua, ocupándola dos de sus miembros, Juan Sánchez Bentidagua y Hernán Sánchez de Bentidagua, quien compró el valle de Guayedra a Miguel de Trexo y Carvajal, yerno de Fernando Guanarteme, hasta que vendió la propiedad en 1529 a Antón Cerezo el joven, con lo cual vincula a su familia dicha propiedad, y al heredamiento de Agaete.

La familia de los Bentidagua se mantuvo en Agaete, aunque alguno de sus miembros se trasladó a Tenerife, y destacaron como intermediarios entre la población indígena y los intereses de la colonización; así en 1512 Salvador Fernández Bentidagua fue alguacil de Guayedra y comisionado por Trejo, junto con otros canarios para amojonar el término y evitar que los pastores canarios siguiesen destrozando acequias, caminos e higueras por lo que consideraban una usurpación de las tierras que habían sido otorgadas a don Fernando Guanarteme.

Por dichas fechas Fernán Sánchez Bentidagua, el viejo, junto con Juan Maninidra, surtía de telas y vestidos a la usanza europea a los naturales de la zona, realizando para ello grandes adquisiciones de ropa en el mercado galdense.

 

 

 

 

 

 

 

Las alcaldías, en defensa de la riqueza forestal frente a la explotación de los ingenios que esquilmaban los bosques

 

En 1528 Juan Sánchez Bentidagua figura en la documentación notarial como alcalde Agaete dando poderes para pleitear, ante la Chancillería de Granada, contra los cortadores de leña que, al servicio de los propietarios de los ingenios azucareros de la zona noroeste, comenzaban a esquilmar la riqueza forestal de Agaete y su término. Sin embargo fue Hernán Sánchez, el mozo, quien, desde 1529, se distinguió en su labor como alcalde por intermediar entre los intereses de la colonización y las necesidades y hábitos de los indígenas, maniobrando para intentar recuperar el barranco de Guayedra[13].

Posteriormente ocupó la alcaldía uno de los miembros de la familia propietaria del ingenio como fue Antonio Cerezo que tenía la vara en 1551, y más tarde fue titular Gregorio Méndez, que fue alcalde en 1598.

 

Notas

 

  1. RONQUILLO, M. y E AZNAR VALLEJO: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1998, docs. 5,7 y 138

  2. MARTÍN DE GUZMÄN, C.. Las fuente etnohistóricas como elementos auxiliares en el estudio arqueológico del valle de Guayedra (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 23, Madrid-Las palmas, 1977, p. 90

  3. Archivo Histórico Provincial de Las palmas, Alonso de San Clemente, nº 2.316, fs. 375 r. y 390r.

  4. Archivo General de Simancas, Reistro General del Sello,

  5. MORALES PADRÓN, F.: Op. Cit., p. 322

  6. RODRÍGUEZ MOURE, 1915, p. 291

  7. CRUZ SAAVEDRA, A.: La arquitectura religiosa en la villa de Agaete (Gran Canaria), “Anuario de Estudios Atlánticos”, 42, Madrid-Las Palmas, 1996, p. 292

  8. MORALES PADRÓN, F.: Inventario de los Archivos Parroquiales de Las Palmas, Las palmas de Gran Canaria, 1974

  9. CRUZ Y SAAVEDRA, A.: Idem, p. 299

  10. RODRÍGUEZ MOURE, J.: 1915, p.291

  11. Archivo General de Simancas, Registro General del Sello

  12. JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S.: 1945, p. 25

  13. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Cristóbal de San Clemente, nº 734, f. 198 v.; nº 735, fs. 172 r., 173 r., 196 r. y 197 r.; nº 737, fs. 12 r; nº 739, fs. 95 r. y 96 r. BETANCOR QUINTANA, G.: Los indígenas en la formación de la moderna sociedad canaria. Integración y aculturación de canarios, gomeros y guanches (1496-1525), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 242-243 (Tesis Doctoral inédita).

Enlaces de interés

Agaete a través de la historia

La trama urbana de Agaete

El testamento de Antón Cerezo

Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología.

 

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