La comarca de la Villa de Agaete, constituye una entidad de población de gran variedad cromática y morfológica propia de un paisaje personal e individualizado. Su extensión es de 45’8 Km2 arrancando su diversidad colorística y física desde los linderos de sus costas hasta las zonas de cumbre que la coronan. Su orografía quebrada se manifiesta en amplios valles, donde el paisaje cambia bruscamente. Las llanuras han quedado atrás, elevándose por toda la costa un contrafuerte acantilado de rocas variadas, todas ellas de edad terciaria y que figuran en los componentes antiguos de la Isla. Estos materiales, resistentes a la erosión y que han permanecido estables formando parte del bloque levantado de la gran falla, han determinado su morfología accidentada.
FORMACIÓN GEOLÓGICA. ERUPCIONES VOLCÁNICAS DE MÁS DE 14 MILLONES DE AÑOS
Este sector de la Isla –la comarca del noroeste– está constituido en su mayor parte por rocas que corresponden a antiguas erupciones volcánicas emergidas, ofreciendo una antigüedad de hasta casi 14 millones de años. Se interpreta que la primera fase magmática acabó configurando la antigua Gran Canaria, que consistía en un voluminoso edificio en forma de escudo volcánico que, sin duda, tuvo prolongación más hacia el oeste de la actual línea de costa, sobre lo que ahora está ocupado por el mar[1]. Forman en general una topografía que repele el poblamiento. Sólo en el curso medio y bajo de algunos barrancos, en la zona de basaltos antiguos, allí donde se ha formado una zona susceptible de cultivarse, aparecieron los primeros núcleos de población a partir del siglo XVIII. Del Barranco de Agaete hacia la ciudad de Gáldar todo cambia. Los materiales afloran sólo en puntos aislados, pero las coladas, pitones e ignimbritas de la serie fonolita configuran una segunda y antigua línea de costa. La serie basáltica II, con puntos de emisión en medianías y cumbres lanzó piroclastos y coladas lávicas que en dirección norte llegaron al mar. Las manifestaciones de la serie IV, última fase del vulcanismo canario, están representadas en el barranco citado, con puntos de emisión en Juncalillo de Gáldar y en los Berrazales. Las lavas descendieron valle abajo hasta la misma costa[2].
LA ACCIÓN DE LA PLUVIOMETRÍA Y LOS USOS DEL TERRITORIO
En esta zona nos encontramos con un índice pluviométrico elevado, que nos indica una vegetación más exigente, sobre todo aquellas situadas en las vertientes de barlovento. La influencia del alisio de dirección N-E, es el responsable de su configuración ambiental, de capital importancia para el asentamiento poblacional. Esta incidencia en torno a los 500 y 700 metros de altura, produce un escalonamiento de las precipitaciones. Por debajo de los 300 y 400 metros, la aridez y las precipitaciones no rebasan los 250 mm. anuales. Por encima, la humedad aumenta de manera considerable y determina la posibilidad de los cultivos de secano, de medianías y cumbres; éstas ocupan una zona reducida por lo escarpado del terreno y la considerable extensión de la masa forestal. En el caso específico de la Villa, los vientos alisios son registrados de forma marginal, motivados por sus características y exposición del relieve. Destacan diferentes regímenes pluviométricos que oscilan desde los 200 mm. en la costa, pasando de los 300 a los 500 mm. en el interior, elevándose en el macizo de Tamadaba, donde su índice es superior a los 700 mm.
Los suelos han sufrido modificaciones por las lluvias torrenciales, se localizan en las partes bajas de las laderas, formando masas de considerable espesor. La gran escorrentía y el alto grado de deforestación han originado suelos poco profundos y pedregosos, colonizados a medida que son utilizados por un trasvase progresivo de tierras desde otras procedencias. La alta evaporación dificulta la agricultura en verano, así como la carestía del acondicionamiento del terreno, unido a la escasez del agua, determinaron la ocupación del espacio geográfico. Teniendo en cuenta esos factores, la ocupación humana se dirige entonces hacia aquellas zonas que presentan unas mejores condiciones. Por ello los pueblos se sitúan aprovechando las terrazas y algunos cerros de poca pendiente. Esta demanda de tierra motivó la ocupación de los fondos de las cuencas, donde aumenta el espesor de los suelos por acumulación y es factible la utilización para el riego del agua de los manantiales de las laderas y de la que fluye por los barrancos. No obstante, debido a este escalonamiento pluviométrico y biológico, ha motivado desde el siglo de la conquista, la implantación de una gama variada de cultivos que van desde la propia caña de azúcar, la viña y hortalizas, a las tierras de sembraduras.
LA VEGETACIÓN DE AGAETE
Esta graduación pluviométrica nos da una situación local de microclimas y el consiguiente escalonamiento de los pisos vegetativos. Primeramente, encontramos un piso que asciende desde el nivel del mar hasta los 500 metros, cuya vegetación característica está compuesta de plantas xerófitas como el cardón –Euphorbia Canariensis–, las tabaibas –Euphorbias– y el Balo –Plomaca Pendula–. Es decir, nos encontramos la formación Kleinio-Euphorbiaceas Macaronésica, con algunos ejemplares legendarios. El siguiente piso vegetativo lo compone el Fayal-Brezal envolviendo los bosques de laurisilva. Este va desde los 500 a los 800 metros, desapareciendo en la Villa de Agaete, aunque se conservan algunos ejemplares en el anfiteatro de Guayedra, concretamente en el Barranco de La Palma y algún reducto en el Barranquillo de El Cauco, en el caserío de El Sao. Entre los 800 y 1000 metros se asienta una vegetación de transición que se corresponde con el escobonal y los codesos, de cuyos exponentes dan fe los llamados andenes de Guayedra, paraje dificultoso y accesible casi exclusivamente por las cabras bravías[3].
Enlace de imágenes: http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/recursosdigitales/files/formidable/Pisos-Gran-Canaria.pdf
Sobre los 1.100 metros predominan las formaciones de “pinus canariensis”, destacando por su extensión y belleza el pinar de Tamadaba, reducto de curiosos endemismos. Dentro de los límites físicos del Gayerte, no encontramos zonas alpinas o concretamente subalpinas por sus características específicas, aunque se dan ejemplares por colonización.
Esta exuberante vegetación ha sufrido un rápido proceso de deforestación, haciéndose extensiva a toda la comarca, teniendo como testimonio referencias que nos relatan, como el monte bajo rozaba las costas de Guayedra de Abajo y algunos esporádicos ejemplares de pinos se acercaban a las márgenes del poblamiento actual. Todo en base a la tala desmesurada desde la conquista, motivada por la gran demanda de leña para los ingenios azucareros, así como las “razzias” abusivas durante y después de la “guerra civil”, habida cuenta de la escasez de otras fuentes de energía, unidas al descenso vertiginoso de la capa freática como consecuencia inmediata de la desertización de la misma y la explotación irracional de los recursos acuíferos. Su apreciada madera era codiciada desde los tiempos de la colonización, abasteciendo las necesidades de las construcciones religiosas[4]. Durante el siglo XIX, al engrosar las propiedades de la familia de Armas, su extracción se hace progresiva y abastece de madera de tea a todas sus edificaciones, que son las más interesantes por su construcción y por el material utilizado. De la misma forma, los despojos realizados por los carboneros son perseguidos y las denuncias se suceden, según obran en una extensa documentación al respecto en el Ayuntamiento de la Villa[5].
LA DISTRIBUCIÓN DE LAS COLADAS BASÁLTICAS
Los asentamientos aborígenes
En definitiva, la importancia de los elementos geológicos, climatológicos y botánicos, radican en la propia utilización del espacio agrícola, aprovechándolo al máximo, como ocurre en las medianías de El Sao y El Hornillo. Así como la utilización de cualquier instrumento físico susceptible de modificar, edificar o potenciar su ingenio creativo, unido a un respeto a la propia naturaleza y a su plena integración. Desde el punto de vista estrictamente geológico, es interesante la distribución de las diferentes coladas basálticas, porque nos ayuda a comprender la situación y emplazamiento de la necrópolis (Malpaís y los Cascajos de Abajo de la serie IV), las cistas y cuevas naturales de enterramientos (Roque de Antígafo, de la serie II). Por su naturaleza, natural o susceptible de excavar, encontramos dicha contribución ligada a esta motivación geológica. Correspondiendo al mismo tiempo, su emplazamiento, a bastiones destacados y con un claro síntoma estratégico y económico, evidenciado en los yacimientos de Las Moriscas, Bizbique, e incluso en el complejo arqueológico de Guayedra de Arriba. Si esto es lo que acontece con la extinguida población aborigen de la comarca, también hay que tener presente que los que reemplazaron su gestión tuvieron en cuenta los mismos factores físicos para su asentamiento, dejando todo el espacio posible al futuro, o sea, a la agricultura. El aprovechamiento del material cercano se presagia en la misma diversidad, así observamos que las casas que se sitúan en el Malpaís, o cercanas a él, aprovecharon sus cascajos mientras que los caseríos de San Pedro, El Risco y Guayedra, utilizaron un material más resistente, pero de acorde con lo que tenían a mano, lo más cercano. En cambio, la mayor parte de las viviendas del casco urbano, emplearon el canto blanco procedente de la cantera emplazada en Cueva Blanca, preludio de una arquitectura más refinada, aunque la nota común es el empleo diverso de los materiales tradicionales de construcción.
Los pisos vegetativos, y por consiguiente los cauces de aguas, son lugares primordiales de asentamiento, así se observa en el yacimiento de Los Canarios, Majada de Altabaca y caseríos actuales. Al mismo tiempo, la identificación flora-lugar, define y da nombre a emplazamientos específicos[6]. De indudable importancia es la disposición de los pisos vegetativos. Nos indican el tipo de flora característica y como consecuencia, la utilización de su madera en la arquitectura. Destacan las plantaciones de cañas a lo largo de los cursos de aguas y barrancos, de cuya utilización la encontramos en las techumbres de las casas marginales y rurales, y en los entramados de las viviendas más notables[7]. La “Phoenix canariensis”, en ocasiones forma parte de la misma construcción –presbiterio de la ermita de Las Nieves –, y en otras sus varas sirven de guía a las cañas en la estructura de la techumbre. El maderamen de las higueras “Ficus carica”[8], robles y araucarias, como piezas para dientes de los engranajes de los molinos hidráulicos, arados y pies derechos, corredores, puertas, zapatas, techumbres y otros elementos nobles del edificio, y la pinocha como mezcla inseparable de la torta para cubrir los techos[9]. Cuestiones no arbitrarias, porque cada uno de los antiguos emplazamientos aborígenes constituyen hoy día, un poblamiento no casual del hábitat moderno, atendiéndose a las condiciones geológicas, climáticas y botánicas. Se observa en la actualidad, un despoblamiento ocasionado por la atracción social de los centros urbanos. Es el caso del complejo troglodita de Bizbique, emplazamiento reaprovechado por el agricultor en base a los factores descritos. Circunstancias que subsistieron hasta hace unas décadas en el anfiteatro de Guayedra y que perviven actualmente en los caseríos de medianías.
Los elementos enumerados explican el poblamiento, la distinción social y los aspectos económicos, junto a la alimentación y determinantes políticos que motivaron el emplazamiento cantonal del Gayerte. Premisas indispensables que tienen como base argumental, el ulterior estudio de las diferencias arquitectónicas motivadas por la diversificación de los microclimas y que se manifiestan en la pluralidad de las formas de sus viviendas según el emplazamiento físico.
GUITIÁN, MARTÍN, NADAL, NAVARRO, 1982, I, n.o 143, p. 19. ↑
Núcleo poblacional de El Hornillo – Agaete – Gran Canaria, está situado a unos 750 m sobre el nivel del mar, se accede desde el Valle de Agaete, por un sendero de gran belleza desde el que se puede contemplar todo el valle y el Océano Atlatico. Otra vía de acceso es la carretera entre Fagaesto y Barranco Hondo.
Desde El Hornillo podemos visitar la Presa de Los Perez.
En la imagen se pueden observar el tipo de vivienda predominantemente trogloditas (cuevas y terrazas esculpidas en la roca). Se localiza una ermita dedicada a la advocación de San Santa Teresita, cuyas fiestas se celebran en el mes de junio. Según el ceso de 2019, la población la constituyen 16 vecinos, 12 hombres 4 mujeres.
En esta región afloran Materiales del Ciclo Roque Nublo, Brechas y Lavas basálticas, basaníticas y tefríticas, sobre vulcanismo del Ciclo I y bajo Post Roque Nublo.
Las características del suelo de Agaete son explicadas en la vista del tramo medio-inferior del valle, desde su margen izquierda, atendiendo a los distintos ciclos eruptivos que, a lo largo de los siglos, han dado forma a su superficie.
Tipologías y características del suelo de Agaete
A: Lavas Basálticas de la Formación Basáltica I.
B: Dique Básico, Ciclo I.
C: Coladas y materiales Roque Nublo.
D: Coladas del Vulcanismo Post Roque Nublo.
E: Niveles fluvio marinos fosilíferos interpretados como relacionados con eventos altamente energéticos o Tsunamis del Pleistoceno inicial.
F: Coladas Basaníticas de la Formación Berrazales.
La imagen, con sus explicaciones, indica las características del suelo de Agaet; está contenida en el trabajo de investigación, realizado por Juan Francisco Betancort Lozano y Carlos César Álamo García: Relieve, Geomorfología y Edafología (Villa de Agaete)en el apartado Descripción de los Materiales, en el que se realizan la descripción petrológica y geoquímica, así como los distintos Ciclos eruptivos en el proceso de formación de la Isla de Gran Canaria, en el Archipiélago Canario:
Ciclos y las características del suelo de Agaete
I – Ciclo I: Entre 10 y 1.8 Ma, Mio-Plioceno
Lavas Basálticas del Formación Basáltica I Edad: Mioceno Medio. Tobas, ignimbritas y lavas riolíticas traquíticas de la Formación Traquitico Riolítica. Lavas fonolíticas de la Formación Fonolítica. Diques básicos. Diques e Intrusiones fonolíticas.
II – Ciclo Roque Nublo: Plioceno-Pleistoceno, entre 4.7 y 1.8 Ma aproximadamente.
Escorias basáticas y Lavas, basaníticas y tefrítcas. Depósitos epiclásticos: tobas, brechas, mud flow y sedimentos. Brecha Roque Nublo.
III – Ciclo Post Roque Nublo: Entre 1.8 Ma y 10 kyr, Pleistoceno y Holoceno.
Lavas nefelíticas, basaníticas y tefríticas subordinadas. Piroclástos de dispersión y conos de tefra. Niveles fluviomarinos con fósiles.
IV – Ciclo Reciente Holoceno-3.5 Kyr
Materiales lávicos y piroclásticos de edificios del ciclo Reciente. Edificio de Fagajesto-El Sao. Edificio de Bohodén. Edificio de Los Berrazales.
Excelente trabajo de investigación sobre el Relieve, la Gomorfología y la Edafología de Agaete, localizamos los datos científicos sobre cómo se formó el solar que constituye la superficie de Agaete.
Descripción
El Valle de Agaete es uno de los puntos claves para la compresión de la geología de Gran Canaria su Relieve Geomorfología Edafología. Pero su valor no es únicamente como fuente de conocimiento; los materiales que lo conforman y la interacción con los agentes geológicos externos han conformado un contexto paisajístico donde se desarrollan formas de vida (biotopos) tanto animal como vegetal únicas.
La cuenca hidrógrafica del Bco. de Agaete, comienza en el sector Centro Oeste de la Isla y discurre hacia el mar en dirección Noroeste. Forma dentro de las diferentes tipologías existentes en Canarias una variante del tipo oeste de Gran Canaria, con el de tipo complejo, con formas de gran magnitud, en la que las laderas superiores son escarpes asociados a espesos paquetes de aglomerados volcánicos o a coladas fonolíticas; las laderas medias presentan restos de lo que podrían ser antiguos niveles de incisión; y las partes bajas y los fondos aparecen rellenas de derrubios de ladera y depósitos torrenciales recortados por los cauces actuales; además se han producido invasiones de coladas volcánicas que se asientan en su interior y que se han incidido en el cauce normal del mismo, lo que le da la característica de tipo complejo.
Se trata de un ambiente muy complejo, donde se diferencian distintos paisajes atendiendo a los materiales presentes, así como por su papel dentro de la evolución del edifico insular, e incluso por la interacción o aprovechamientos de los mismos, por parte de sus habitantes: el acceso al agua mediante galerías, acequias presas o pozos, el uso de las tierras de cultivo o la creación de estas mediante aterrazamientos, el aprovechamiento de los materiales para edificaciones, son ejemplos directos de la interacción del los pobladores de esta comarca con su medio físico.
El Valle de Agaete es una región geológicamente singular donde quedan reflejados los diferentes ciclos formativos en la evolución insular, así como eventos altamente energéticos.
La cuenca de la región Noroeste de Gran Canaria está compuesta por barrancos no muy profundos y relativamente jóvenes (< 3 Ma), donde destacan los Barrancos de Agaete o Berrazales, Barranco del Juncal, Barranco Hondo y Barranco del Tio Vicente.
El Barranco o Valle de Agaete se caracteriza por ser un barranco muy encajado y de fondo plano, ubicado dentro del municipio de Agaete y engloba, entre otros los asentamientos de La Longuera, La Suerte, Vecindad de Enfrente, San Pedro, La Culatilla, El Hornillo, Madrelagua, los Berrazales, Arbejales, El Sao, etc. El paisaje se encuentra fuertemente dominado influenciado por el macizo de Tamadaba.
Continuando con el análisis del relieve, la geomorfología y edafología de la cuenca del barranco de Agaete:
Geológicamente, el Barranco de Agaete se alinea con el Barranco de Tirajana siguiendo un eje estructural N145ºE. Este eje NNO-SSE posee implicaciones de carácter geológico y tectónico. En primer lugar este eje actúa como frontera entre dos regiones con un vulcanismo muy diferente. Hacia el SO, se ubica el vulcanismo del Ciclo I en la construcción del edificio insular de Gran Canaria, tradicionalmente denominada Tamarán o Paleocanaria, mientras que hacia el NE, se encuentran los materiales y vulcanismo más recientes, Los ciclos Roque Nublo, Post Roque Nublo y Reciente denominándose este sector Neocanaria.
[La calidad del trabajo de investigación sobre el Relieve Geomorfología y Edafología del Valle de Agaete, realizado porJuan Francisco Betancort Lozano y Carlos César Álamo García, nos anima a continuar aproximándose a esta realidad física del territorio.]
Para entender el contexto geológico actual, debemos aproximarnos a la historia geológica de la región. Así, en la cuenca del Valle de Agaete, la denominada Tamarán está conformada por los materiales del Ciclo I: La denominada Formación Basáltica y la Formación Fonolítica.
Los más abundantes son los de la Formación Basáltica I, que conformaban el gran estratovolcán que durante el mioceno conformaba el edificio insular. Las coladas observadas en esta región presentan unos buzamientos subhorizontales, siendo diferente al buzamiento general que presentan estos materiales (Dirección N80-90º E y buzamiento 20ªSW-S), y que se interpreta debido al solapamiento de coladas de forma concordante en un relieve formado por otros edificios coetáneos.
Tras la emisión de estas coladas se desarrolló un proceso erosivo, seguido de la emisión de la formación Fonolítica, caracterizada en la región por un apilamiento de coladas con ligera disyunción columnar, dispuestas en discordancia erosiva sobre la formación Basáltica I. Los centros de emisión de estos materiales en esta región se ubicarían en la zona interna de la Caldera de Tejeda.
Destaca la formación del edificio de Amagro, proveniente de la erosión del gran Ciclo erosivo Post Ciclo I. Este edificio parece haber sido o una isla o una isleta unida por un estrecho istmo a la isla durante Pleistoceno Inferior o Medio, momento en el cual se emitieron los materiales del Ciclo Post Roque Nublo, rellenando esta cuenca. No se ha podido constatar a presencia de niveles marinos fósiles anteriores o a esta época, que constaten este hecho (que de encontrase estarían a gran profundidad bajo las tobas y coladas que conforman esta cuenca). Se considera que esta condición de “Amagro independiente” se circunscribe al menos, al tramo inferior del Pleistoceno, ya que anteriormente se constata la gran potencia de los depósitos y la relativa juventud de las formas extrusivas.
La zona de Neocanaria está compuesta por materiales de los ciclos Post Roque Nublo y Reciente. Los materiales del volcanismo Post Roque Nublo presentan algunos pequeños centro de emisión en las laderas norte del barranco que se suman a los principales que se ubicarían en el borde de la Caldera de Tejeda. Estas coladas se situarían de forma concordante sobre los relieves conformados durante el Ciclo I, rellenando las cuencas abiertas entre el Roque de las Nieves y Montaña de Amagro.
Finalmente, se encuentran los materiales del vulcanismo Reciente, cuyo centro de emisión se localiza en Los Berrazales, dentro de una alineación de varios conos en dirección N145ºE.
La existencia de este alineamiento, y la marcada división en el vulcanismo insular que representa, siguiendo estos dos barrancos como un elemento de carácter tectónico es algo que aún se discute, existiendo autores que defienden la existencia de zona de debilidad o fallas, esta teoría fue propuesta por Boucart y Jeremnie en 1937 y posteriormente fue apoyada por autores como Bravo (1964) y Rothe(1964) apoyando esta hipótesis con hechos como la existencia de fuentes termales en los Berrazales y la presencia de numerosos diques. Otros autores, como Scmincke (1968) y Fuster (1968) descartan la existencia de esta falla, argumentándose que las características observadas se deben únicamente a procesos erosivos.
Actualmente, esta controversia continúa. En principio, no se observan elementos estructurales visibles pero no se descarta que existan, y que se encuentren a profundidad. Diferentes trabajos (Meco et ali. 2007) han demostrado que las islas canarias son tectónicamente inestables, observándose pruebas de la edad Mio-Pliocena y Pleistocena, por lo que quizás, si bien lo observado en el Valle de Agaete pudo tener un condicionamiento tectónico, aunque las pruebas del mismo pueden ya no ser visibles.
Materiales
En el estudio del relieve, la geomorfología y la edafología de Ageete.
Litológicamente, se pueden diferenciar dos tramos en la extensión del Valle de Agaete atendiendo a la naturaleza y/o presencia de determinados materiales: un primer tramo Inferior que va desde la desembocadura hasta la región de San Pedro y la segunda que es la cabecera, con la región de Berrazales y el Sao. La presencia o no de materiales del Ciclo Roque Nublo, a techo de materiales del Ciclo I será la principal característica que nos permita dividir estas regiones, a pesar que muchos materiales están presentes por toda la cuenca.
En la extensión del Valle de Agaete podemos diferenciar los siguientes materiales de muro a techo:
De forma general, en todo el cauce del Valle de Agaete y el área circundante se diferencian los siguientes materiales (de más antiguos a más modernos):
Lavas Basálticas olivinico-piroxenicas y traquibasáltos subordinados de Mioceno Medio (Ciclo I, Formación Basáltica).
Domos e intrusiones fonolíticas nefelíticas (Ciclo I, Formación Traquítico Riolítica).
Lavas fonolíticas nefelíticas del Mioceno Superior (Ciclo I, Formación Fonolítica)
Diques básicos y fonolíticos del Mioceno Medio (Ciclo I).
Lavas y Escorias basálticas, basaníticas y tefríticas: (Ciclo Roque Nublo, Plioceno).
Brecha Roque Nublo (Ciclo Roque Nublo, Plioceno) Lavas nefelíticas, basaníticas y tefríticas subordinadas (Ciclo Post Roque Nublo, Pleistoceno y Holoceno).
Niveles fluviomarinos con fósiles.
Materiales lávicos y piroclásticos del Ciclo Reciente (Holoceno).
Depósitos de barranco Holocenos Actuales.
Descripción de los materiales:
Visión detallada de los materiles que contribuyen al análisis del relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete en función de los ciclos eruptivos.
Descripción petrológica y geoquímica de los materiales observados en la cuenca del Valle de Agaete, en el análisis de su relieve, su geomorfología y edafología de Agaete:
1. Ciclo I: Entre 10 y 1.8 Ma, Mio-Plioceno
Lavas Basálticas del Formación Basáltica I: Materiales volcánicos altamente alterados, de coloración negruzca violácea, con una erosión muy característica, generándose lomas redondeadas y abarrancadas. Estos materiales conforman las laderas del Valle de Agaete, aflorando especialmente en la ladera sur, siendo parte de los materiales que conforman el macizo de Tamadaba.
Edad: Mioceno Medio, se trata de los materiales subaéreos más antiguos de la isla. Las coladas se corresponden a basaltos olivínicos y piroxénicos, ricos en fenocristales de olivino (idiomorfo-subidiomorfo, hexagonal y prismático), y augita (idiomorfa y prismática) en proporción variable. En general son rocas porfídicas con una matriz microcristalina (Plagioclasa, augita, olivino, etc).
Tobas, ignimbritas y lavas riolíticas traquíticas de la Formación Traquitico Riolítica: Los materiales de esta formación están vinculados con los principales edificios de la génesis de Gran Canaria: se trata de los materiales que rellenaron la Caldera de Tejeda y forman el basamento de todas la unidades posteriores tanto lávicas como piroclásticas del plioceno y el pleistoceno. Se diferenciaran tres tramos: un primer tramo de tobas poco soldadas de escasa potencia de colores grises o rojizos, un tramo medio de niveles ignimbríticos traquíticos y un tramo superior de coladas de lavas fonolíticas con niveles tobáceos ignimbríticos. En la ladera oeste del Barranco del Sao, aparece un gran apilamiento de ignimbritas soldadas (potencia variable, entre 4 y 20 metros) y tobas traquíticas con algunas coladas intercaladas.
Las lavas riolíticas traquíticas observadas presentan texturas levemente porfídicas con escasos cristales de plagioclasa mezclada y a veces sustituida por feldespatos alcalinos. Matriz traquítica: con microlitos de feldespatos alcalinos orientados. De forma accesoria aparecen crecimientos de cuarzo o venas irregulares.
Las tobas vitrofidicas (denominadas composite flow) qeu conforman esta unidad se caracterizan por tener una matriz muy vítrea, con una clara orientación de flujo en muchas ocasiones, con abundantes cristales de oligoclasa, anortosa, anfíbol. Suele incluir fragmentos de rocas traquíticas, traquirioliticas y rocas básicas.
Las ignimbritas presentan una textura fragmental con matriz hialopilítica. Están formadas por cristales de sanidina y anortoclasa, y en menor medida, de biotita, fragmentos de piedra pómez y material vítreo.
Lavas fonolíticas de la Formación Fonolítica: Se trata de coladas masivas y fragmentarias de carácter ignimbrítico limitadas a la cabecera del barranco. Las coladas fonolíticas llegan a alcanzar potencias muy importantes, cercanas a los 200 metros en algunos puntos, de color verdoso a crema cuando están alteradas. Estas coladas suelen aparecer fuertemente alteradas, tanto mediante disyunción columnar, como siguiendo planos sub-horizontales, denominándose “lajas o lajeado”. Los materiales ignimbríticos son mucho más escasos. Se trata de coladas de color gris claro, con disyunción columnar grosera. De una matriz heterogénea que engloba fragmentos alargados de fonolitas, pómez, cristales individuales, en una disposición de flameado muy característica. Edad del Mioceno Superior. Se tratan petrográficamente, de fonolitas o fonolitas nefelíticas, porfídicas o afiricas. Fenocristales escasos, siendo en su mayoría sanidina, biotita y augita.
Diques básicos: Se observan diques basálticos y traquibasálticos subverticales con direcciones N150ºE y N175ºE, con potencias inferiores a 1 metro, localizados entre la costa del Puerto de las Nieves y ladera Sur del barranco de Agaete, en la región de Las Llongueras. En la región de Berrazales, el conjunto de diques presenta una inclinación de entre 10-20º O-SO, con una dirección casi paralela al Valle. Estos materiales suelen aparecer altamente alterados, resultando un aspecto granulosos y siendo esta misma alteración un criterio para diferenciarlos de coladas posteriores. Su edad estimada es del Mioceno Medio.
Diques e Intrusiones fonolíticas: Especialmente abundantes en la cabecera del Barranco, Los Berrazales y el Sao. Estos diques, de naturaleza sálica, presentan una potencia entre 2 y 4 metros. Se trata de diques de traquita afírica, con matriz traquítica constituida por microlitos de sanidina y precipitaciones de calcita y cuarzo. La intrusión del Barranco de Berrazales-Agaete es de naturaleza fonolítica nefelítica. Son rocas de tendencia afirica o débilmente porfírica, con escasos cristales de sanidina y microfenocristales de nefelina.
2. Ciclo Roque Nublo: Plioceno-Pleistoceno, entre 4.7 y 1.8 Ma aproximadamente.
En el relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete
Lavas y Escorias basáticas, basaníticas y tefrítcas: Los materiales de este ciclo eruptivo se emitieron desde un cono piroclástico parcialmente cubierto de lavas y brechas denominado Edificio Artenara. Desde esta región los materiales siguieron los cauces y barrancos preexistentes (en fuerte discordancia con los materiales anteriores) hacia las zonas bajas.
De forma general se trata de coladas de tipo aa con bases muy escoriáceas, zonas interiores masivas y potencias de 2 a 3 metros. Son coladas básicas, con términos basálticos, basaníticos y nefríticos. Las tefritas son claramente porfídicas de matriz micro o criptocristalina, con cantidades variables de fenocristales (augita y anfíbol principalmente, con escasos cristales de haüyina y olivinos muy oxidados). La matriz está compuesta por microlitos de plagioclasa, augita, haüyina entre otros.
Las escorias y bombas presentan una composición semejante alas coladas: de carácter porfídico, altamente vesiculares, con matriz criptocristalina muy oscura y negruzca con fenocristales de auguita, anfíbol, haüyna entre otros.
Depósitos epiclásticos: tobas, brechas, mud flow y sedimentos: Depósitos epiclásticos (agregados sueltos de materiales de origen volcánicos sedimentados) y sedimentos bien estratificados donde se intercalan niveles de tobas. Podemos diferenciar, por un lado conglomerados de matriz arenosa con estratificación cruzada y bases canalizadas, que engloban cantos tefríticos, basaníticos, traquíticos y fonolíticos. También se aprecian niveles de matriz arenosa y coloración clara, con cantos de pequeño tamaño y dispersos.
Brecha Roque Nublo: Mantos brechoides de potencia muy notables, provenientes de erupciones explosivas que se depositan rellenando los paleo-barrancos anteriores, como sucede en la zona de Berrazales. Se trata de materiales piroclásticos explosivos heterométricas con gran cantidad de clastos de diferente tamaño entremezclados sin orden en la matriz. Estos clastos son principalmente de de tipo basanítico y tefrítico. En algunos mantos se engloban junto con estos clastos, megabloques o coladas enteras.
Estos materiales presentan una gran cantidad de facies: observándose depósitos pumíticos, depósitos brechoides fuertemente consolidados, depósitos tobáceos de naturaleza epiclástica y depósitos mixtos de tipo mud-flow. Estos niveles se vinculan a procesos de carácter erosivos y sedimentarios sincrónicos con la emisión de estos materiales.
Con depósitos fragmentarios heterogéneos y polimícticos. De matriz compuesta de rocas de textura tobacea, con abundantes fragmentos líticos y cristales dentro de una pasta marronacea de carácter vítreo de composición tefrítica. Los fragmentos líticos son de naturaleza muy diversa, predominando fragmentos tefríticos, basaníticos, traquifonolíticos, sieníticos o graboides entre otros. También suelen aparecer fragmentos de pómez así como cristales alterados, aislados y rotos de augita y anfiboles entre otros.
3. Ciclo Post Roque Nublo: Entre 1.8 Ma y 10 kyr, Pleistoceno y Holoceno.
En el relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete
Lavas nefelíticas, basaníticas y tefríticas subordinadas: Se trata de coladas olivínicas muy afaníticas, de aspecto escoriaceo que conforman prácticamente todo el frente costero de acantilados de la comarca norte y noroeste de la isla. Se caracterizan por tener una potencia considerable, con almagres o niveles piroclásticos intercalados.
Materiales de carácter básico de composición basanítica y/o nefelítica, existiendo también rocas basálticas subordinadas. En la mayoría de los casos, solo se diferencian cristales de olivino y augita. Las basanitas suponen el tipo mayoritario con texturas microcristalinas intergranulares o intersertales, carácter porfídico, y cantidades variables de fenocristales. El cristal más abundante es el olivino seguido de la augita. La matriz está constituida por un entramado de microlitos de augita y cristales opacos y vidrio de color marrón.
Las nefelitas son rocas porfídicas de matriz microcristalina intergranular poco vesiculares. El olivino es el fenocristal más abundante, pudiendo ser el único. La matriz es muy fina y está compuesta por augita con opacos y biotita accesoria, con carbonatos y ceolitas en las oquedades.
Piroclástos de dispersión y conos de tefra: En la región de la cabecera del Valle de Agaete se diferencian los conos de tefra en las regiones de la cabecera del barranco del El Sao, San Pedro, Los Berrazales, Los Baños de Agaete y las Cuevas de Bohodén correspondientes a este ciclo eruptivo. Se supone que en toda esta comarca se desarrolló un extenso campo de volcanes, de los que quedan escasos representantes, ya que mucho fueron tapados por coladas posteriores o fueron erosionados. Los materiales emitidos seguían los cauces y el relieve anterior en la ladera occidental del Barranco de Berrazales y Agaete.
En la región de Berrazales, estos materiales se extienden desde cotas en torno a 650 m hasta los 450 y 300 m en la región de San Pedro. Actualmente se aprecia restos de estas coladas colgadas en los altos escarpes del barranco, desapareciendo por erosión la mayoría de estos materiales.
Los piroclastos se corresponden a basanitas con texturas porfídicas, altamente vesiculares y de matriz criptocristalina hialopilítica (derivada del rápido enfriamiento brusco de los materiales). Los fenocristales más abundantes son los de olivino y augita. La pasta es vítrea, de color marrón oscuro con microlitos de augita, opacos y pequeños cristales de biotita.
Niveles fluviomarinos con fósiles: Estos materiales de origen sedimentario son muy complejos. Se han interpretados como derivados de eventos de alta energía: Tsunamis relacionados con deslizamientos de flanco (posiblemente del de Güímar, en Tenerife) con una edad circa de 450 Kyr, con niveles sedimentarios marinos del Geliense o Pleistoceno inferior (1.6 Ma). Se trata de conglomerados basálticos con fósiles marinos, a una altura variable entre 75 y 175 metros de altura. Los numerosos afloramientos están dispersos en el Municipio de Agaete y en un único punto en el vecino municipio de Gáldar. Estos niveles se sitúan sobre materiales de la Formación Basáltica I y en algunos puntos sobre basaltos del Ciclo Post Roque Nublo.
[La pausada lectura del trabajo de investigación sobre el Relieve Geomorfología Edafología del Valle de Agaete, realizado porJuan Francisco Betancort Lozano y Carlos César Álamo García, nos anima a continuar aproximándose a esta realidad física del territorio.]
4. Ciclo Reciente Holoceno-3.5 Kyr
En el relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete
Materiales lávicos y piroclásticos de edificios del ciclo Reciente:
Se corresponden a las coladas, tanto de carácter lávicos, como piroclásticos (lapillis, bombas, pumitas, etc.) de los edificios volcánicos o centros de emisión de la región: Edificio de Berrazales, Edificio de Fagajesto-El Sao, y Edificio Cuevas de Bohodén, que se alinean en una eje N45ºO con otros edificios como son los del Montañón Negro, La caldera de los Pinos de Gáldar y Diferenciaremos los siguientes materiales: Conos de tefra, lavas basanítica y depósitos de dispersión de los edificios Fagajesto -El Sao, Cuevas de Bohodén y Edificio Berrazales.
Edificio de Fagajesto-El Sao:
Localizado al Sur de Fagajesto y en el fondo del Barranco del Sao. Estos dos edificios forman un único complejo volcánico originado en distintas fases del mimo episodio. El edificio El Sao se caracteriza por ser un cono estromboliano de planta circular y unos 90 metros de altura. Está compuesto por escorias gruesas y bombas de composición basanítica. De la base de este cono de cinder surgieron coladas escoriáceas de tipo aa negras, afaníticas, basaníticas y con cristales de olivino frescos, con una potencia entre 2 y 3 metros, que rellenaron el barranco del Sao, encauzándose hasta caer en forma de cascada hacia el barranco de Berrazales. Rodeando estos edificios se aprecia una superficie de aproximadamente 0.8 Km2 cubierta por los piroclástos (lapillis) de dispersión. Se trata de piroclástos muy homogéneos, de color negro y tamaños de entre 1 y 2 centímetros, resultando un depósito de potencia variable (desde pocos centímetros a varios metros). En algunos puntos también aparecen pumitas muy vesiculares. Materiales (lavas y piroclastos) basaníticos, constituidas por rocas de textura microcristalina y en los piroclastos criptocristalina hialopilítia. Tienen abundantes fenocristales de olivino y augita. La matriz está formada por microlitos de augita y opacos.
Edificio de Bohodén:
Depósito de lapillis y bombas acumuladas en un caro o escarpe existente entre el Barranco del Sao y el de Berrazales – Agaete, posiblemente asociado a otro centro de emisión.
Edificio de Los Berrazales:
Constituido por escorias gruesas y bombas de color rojizo. Está muy erosionado y prácticamente desmantelado. Este edificio fue el responsable de la emisión de una serie de coladas de Lavas basaniticas tipo aa. El principal foco de emisión se localiza por la región de Fagajesto y Caideros. Son coladas escoriaceas (tipo aa) de potencia variable entre 6-10 metros, que se canalizaron a lo largo del Valle actual, hasta el Puerto de las Nieves, originando un malpaís que se encuentra conservado en bastante buen estado en algunos tramos.
Son coladas basaníticas algo vesiculares, muy frescas, de color negro. Se trata de rocas porfídicas de matriz microcristalina en el caso de las coladas y criptocristalina hialopilítica para los piroclastos. Fenocristales de olivino y augita en cantidad variable, en una matriz fina de augitas, opacas y plagioclasas, además de vidrio intersticial (abundante en las escorias y bombas).
[La riqueza descriptiva del trabajo de investigación sobre el Relieve Geomorfología Edafología del Valle de Agaete, realizado porJuan Francisco Betancort Lozano y Carlos César Álamo García, nos anima a continuar aproximándose a esta realidad física del territorio.]
5. Materiales sedimentarios Holocenos-Actuales
En el relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete
Depósitos de barranco: Depósitos de bloques, arenas grises y gravas heterométricas sueltas, de carácter fundamentalmente basálticos que rellenan los fondos de barrancos y valles en una potencia que no sobrepasa los 3 metros.
Historia Geológica
La historia geológica de la comarca se resume en las siguientes fases:
Se trata de emisiones fisurales que conformaban un gran edificio volcánico tipo estrato-volcánico en escudo que emergió en el Mioceno, confiando posteriormente el edificio denominado la Caldera de Tejeda. Esta coladas están datadas en 13.7-13.5 Ma.
Hundimiento de la caldera y emisión de coladas volcánicas (tobas volcánicas tipo Composite flow), emisión de coladas Traquítico-riolíticas.
Emisión de Coladas fonolíticas, posiblemente desde la caldera de Tejeda o centros de emisión extracaldera, con una edad de entre 12.6 y 9.37 Ma.
Intrusión de diques, domos y pitones.
Ciclo erosivo, de apropiadamente 5 Ma, que termina al comenzar el Ciclo Roque Nublo en Gran Canaria entre 4.4 y 3.4 Ma. Se empiezan a excavar las formas principales del Valle de Agaete.
Comienzo del Ciclo Roque Nublo. Primeramente a base de emisiones de carácter lávico y posteriormente de carácter explosivo (Brecha Roque Nublo) De forma sincrónica con la actividad volcánica, se dan procesos sedimentarios de carácter aluvial de estos niveles, originándose depósitos denominados mud-flow de la zona de Berrazales -El Sao.
Periodo de inactividad volcánica de aproximadamente 1 Ma. Se continúa excavando el Valle de Agaete.
Comienzo de la emisión de los materiales del Ciclo Post Roque Nublo. Estos materiales provienen de la zona de la Caldera de Tejeda, así como de centros de emisión locales.
Fin de la emisión de materiales Post Roque Nublo en el Pleistoceno superior.
Niveles marinos fosilíferos, posiblemente asociados a eventos de alta energía.
Reactivación del vulcanismo local, con los materiales del Ciclo Reciente, Edificio Los Berrazales, que sigue el relieve del barranco hasta el mar.
Erosión, depósito de materiales aluviales y de ladera.
Formación del relieve actual.
Tipología de suelos y factores edáficos
En el relieve, la geomorfología y la edagolofía de Agaete
Los suelos de la isla de Gran Canaria son como el del resto de las Islas Canarias de origen volcánico, pero están más influenciados por la climatología que por la geología.
Así los diferentes suelos que se presentan en esta isla y que se muestran en el siguiente plano, corresponden a: suelos minerales brutos, suelos poco evolucionados, anodosoles, suelos emparecidos, suelos fersialíticos, ferralíticos, vertisoles y aridisoles.
El área de estudio donde se enmarca la cuenca hidrográfica del Valle de Agaete posee, y como se puede observar en el mapa de suelos de Gran Canaria son los siguientes:
Litosoles y ranquers: Aparece esta asociación caracterizada, los primeros por corresponder normalmente a zonas de elevada pendiente superando incluso los 45° (Fernández Caldas 1982) y los segundos de suelos con al menos un perfil diferenciado, con un evolución generalmente escasa, encontrándose la roca madre a unos 50 cm, siendo visible únicamente el horizonte A, también corresponden a zonas inclinadas, pero permite la acumulación de materia orgánica que origina un horizonte efímero.
Suelos pardos: Aparece un tipo de horizonte de alteración B de tipo cámbico, aunque no se observa todavía un horizonte de acumulación. Suelos eminentemente forestales, con un humus muy activo de tipo “mull”, una relación C/N cercana a 10 y una elevada saturación de bases.
Andosoles vítricos: Eminentemente volcánicos, al tratarse de suelos establecidos sobre materiales volcánicos recientes, normalmente por emisiones piroclásticas, cenizas y lapillis. Poseen un 60% de cenizas volcánicas. Tampoco en ellos se exhibe una evolución acusada del suelo.
Suelos pardos y suelos fersialíticos: Los suelos pardos evolucionados se encuentran en estrecha relación con los suelos fersialíticos. Éstos que son muy desarrollados y de alteración incompleta, aunque más intensa y avanzada que en los pardos, y de un llamativo color rojo, acentuado en aquellos lugares donde la tendencia evolutiva es hacia suelos ferralíticos. La proporción de hierro libre – hierro total es superior al 50 %. Las arcillas pueden ser lavadas y formar horizonte argílicos. Poseen una tasa de saturación media alta en parte del perfil. Aparecen en las medianías del N-NE de la isla, solo interrumpida por los barrancos de la zona.
Suelos pardos, suelos fersialíticos y vertisoles: En combinación con los anteriormente descritos, se pueden encontrar suelos con la presencia de arcillas expansivas, que suelen generar “slinckensides”. Este tipo de suelos no procede de la alteración directa de los materiales inferiores, sino que proviene por evolución de materiales coluviales, llegados por el arrastre de la lluvia, generalmente en lugares poco inclinados. Y que corresponden a climas más xéricos.
Andosoles, suelos párdicos ándicos, y suelos fersialíticos: Los suelos pardos con carácter ándico están relacionados con las últimas erupciones volcánicas, se localizan en la cúpula central de la Isla.
BIBLIOGRAFÍA:
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Apuntes sobre Flora y Vegetación de Gran Canaria. Cabildo de gran Canaria – Medio Ambiente y Aguas, Las Palmas de GC.
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